Polos Opuestos

Recaída

Once-ler terminaba de vendar el brazo de Greed, estaba seguro de que la quemadura le dolería por una semana o dos.  Lo miró a los ojos al acabar, le sorprendía que siguiera tan tranquilo, estaba seguro de que si hubiera sido el ahora mismo estaría llorando por las quemaduras en su brazo y mas que nada en su mano.

-Y...¿Quién era ella? Estaba muy molesta contigo.-Greed rodó los ojos, sabia que tarde o temprano la pregunta saldría a flote y tendría que contestarla, pero no le molestaba que fuera Oncie quien le preguntara por ella.

-Es Laika Sokolov, la hija del abogado de mis padres. Es abogada desde hace ya un año, supongo que los Wiggins le dieron la oportunidad de trabajar para ellos. Si aprendió de su padre entonces es excelente en su trabajo.

-Ok. ¿Por que estaba molesta?

-Abuse de ella-se encogió de hombros, restándole importancia. Su compañero solo frunció el ceño, ya no le sorprendían esas respuestas, ya las esperaba, pero no significaba que el asunto del abuso no le afectara. 

-¿Cuando?

-¿Enserio quieres saber?-lo miró interrogante. ¿Quería saber? No estaba seguro, pero si era una chica que sufría la misma situación que el, quería detalles. Asintió en respuesta, sacando un suspiro por parte de Greed.

Once se acomodó a su lado, listo para escuchar su relato.

-Tenia 17 y aun estaba en preparatoria, ambos estudiábamos en la misma escuela, no hablábamos mas de lo necesario porque no nos caíamos bien. Entonces empezó todo el asunto de la rebeldía contra mis padres, no me metía en tantos problemas como ahora, pero no era nada que un soborno no arreglara. Laika y yo tuvimos una discusión luego de que golpeara a otro estudiante, nadie lo ayudó gracias al dinero y dijo que cada vez me parecía mas a mis padres, no pude tolerarlo y...pues... recuerdo haberla sujetado del cabello y estamparla varias veces contra la pared, el como intentaba huir, como gritaba por ayuda...

Once-ler se tensó, mirando sus manos, sabia bien que Greed era  fuerte, lo suficiente como para inmovilizar a alguien si se lo proponía.

-Tenia tanto enojo, ella nunca hablaba conmigo, nunca tuvo la molestia de conocerme y la verdad no la culpo, soy un asco de persona, pero no le daba derecho a decirme eso si no me conocía. Abuse de ella en la azotea...

-¿Su padre lo sabe?-se estremeció cuando rio por su pregunta.

-Claro que lo sabe, el se encargó de cubrir todo, y la puso bajo un contrato. Me dejó abusar de ella cada día cuanto quisiera, y lo hice por casi dos años. Luego en primero de universidad encontré a otra chica, y luego a otra, además de que ella se fue a una escuela de leyes, así que no pude seguir jugando con ella.

-¿Ella fue la primera?

-Se podría decir que si. Con ella empezó todo, me gustó lo que le hice y empecé a hacerlo con los demás, y mis padres y el Sr. Sokolov se encargaron de poner a cada uno de los que estaban en la escuela en un contrato, tienen todo cubierto, no pueden culparme de ninguna manera.

El de ojos azules no pudo evitar sentirse mal por la castaña, el apenas y pudo resistir un mes de abuso por parte de Greed-ler, no se podía imaginar dos años de sufrimiento. Entendía a la perfección lo que quiso hacerle a Greed, pero dañar a otros en el proceso no era la respuesta.

-Bueno, excepto a ti..-Parpadeó, mirándolo confundido. Al ver su expresión no supo si continuar o quedarse callado.

-¿A que te refieres?-Se maldijo mentalmente, ahora tenia que responder.

-La universidad tiene un contrato de confidencialidad, lo que yo haga ellos lo negaran, las estudiantes y profesoras tienen un contrato similar con muchas mas clausulas, en resumen puedo abusar de toda chica si se me da la gana y ningún tipo de evidencia puede ser presentada o sufrirán consecuencias y bla,bla,bla...-movió su mano sana, para luego retomar su historia-...lo mismo pasa con los chicos, solo que aquí es que puedo golpearlos o hacerlos sufrir a mi antojo...