Enmendando errores

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Greed miraba atento a Once-ler, el cual llevaba casi tres horas en la misma página de su libro. Era hasta ahora que estaban saliendo que le prestaba atención a lo que hacía, y por aquella curiosidad se asomó por sobre el hombro del de ojos azules, mirando sorprendido como la materia era algo avanzada para un estudiante de primer semestre como lo era Once-ler.
-Oncie, Se que quieres esforzarte, pero esto es demasiado ¿No crees?
-El profesor me regañó, y no ha sido el único. No entiendo la mayoría de mis clases, a este ritmo apenas tendré el promedio para seguir con mi beca.
-¿Regañarte? ¿Y porque?
-¿No es obvio? Según ellos ya debería de tener un conocimiento previo, pero por si no lo recuerdas "alguien" hizo que me cambiaran el horario a uno de octavo semestre con materias demasiado diferentes a las de primero.
Greed solo pudo asentir, porque era verdad. Tenía a Once-ler en todas sus clases, pero eran suyas, no las que el necesitaba y por ese capricho, más bien castigo que le había impuesto a Oncie, ahora el tenía que estudiar el triple para entender sus clases. Si lo pensaba bien, aquellos días en los que lo habia abusado junto con el esfuerzo por entender las clases habían dado paso a qué cayera enfermo. Lo pensó bastante, no quería que Oncie se alejara de el, pero tampoco podía dejarlo como estaba o podría volver a enfermarse por el cansancio, y el avaro realmente no quería pasar por eso otra vez si volvía a ser su culpa.
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Pasaron tres largas horas en la que Greed-ler se había ido de la habitación, Once-ler había dejado de lado su tarea al pasar la segunda hora, esperándolo preocupado. Fue entonces que su mente comenzó a jugarle una mala pasada, ¿Y si Greed se había ido a buscar a alguna mujer? ¿Y si ya estaba con alguien más en otra habitación? El pensar en ello le causaba dolor, apenas llevaban dos días saliendo, lo cual era todo un logro, pero no descartaba que Greed se hubiera aburrido en ese tiempo tan corto. Sentía temor, no volvería a ver ese lado sensible de el y era muy probable que volviera a tratarlo como un juguete, quizás fue ese miedo el que lo había hecho salir del cuarto caminando apresurado hasta la enfermería.
Si Greed estaba follando ese era su lugar para hacerlo, cada paso se sentía más pesado, no quería abrir la puerta de la enfermería y a la vez era tan necesario hacerlo. Cerró los ojos con fuerza, deteniendo su mano a escasos centímetros al escuchar gemidos. No quiso entrar, era suficiente prueba lo que escuchaba. ¿Quien más estaría a esas horas en el lugar de Greed? Se dió la vuelta conteniendo el llanto, topandose con su novio.
La sonrisa juguetona de Greed desapareció al verlo llorando, ¿Quien lo había hecho llorar? Su enojo cambió a pánico cuando el menor empezó a llorar libremente, cubriendose el rostro.
-¡¿Oncie?! ¿¡Estás bien!? ¡Deja de llorar! ¡Por favor!-lo revisó de pies a cabeza, frustrandose más al no encontrar ninguna herida. No había golpes, no había rasguños, su ropa estaba acomodada y el seguía llorando.
Sin saber que más hacer, hizo lo que el Lorax hacía con el cuando era un niño, abrazarlo. Acarició su cabello, llenando de besos su frente.
-G-Greed...
-Por fin, ¿Por qué estás llorando?
-Y-yo...es que... Te tardaste y...
-¿Y...?-miró la puerta de la enfermería al escuchar los gemidos. Ahora tenía un poco más de sentido, pero no del todo. ¿Once-ler estaba llorando porque pensaba que el que estaba dentro era el? Después de todo lo que le había hecho, ¿el tenía sentimientos por su persona? Eso era difícil de creer, ahora estaban saliendo pero el avaro no creía que su antiguo juguete le tuviera sentimientos tan fuertes como para llorar de aquella forma.
-Y-yo... creí que estarías aquí...siempre...lo estás...y...
-Correción, lo estaba. Dijiste que si te ponía los cuernos me ibas a dejar, ¿Recuerdas?
-Si...pero...te fuiste sin decir a dónde...y siempre te vas de esa forma cuando..
-Me iba, ahora no. Deja de decir que aún lo hago, tu tienes la culpa de que no me divierta...-sonrió burlón, arrepintiendose al ver que volvería a llorar-...Solo era una broma, por favor no llores otra vez.
-Idiota.
-Si, me lo dices seguido.
-Porque lo eres.
-No tientes a tu suerte-lo acorraló contra la pared, dispuesto a besarlo, deteniéndose cuando su pareja desviaba la mirada. Aquello le era tan familiar, esa posición, el que Once-ler no lo mirara, no era un recuerdo muy agradable.
Oncie lo miró al no sentir nada por parte de Greed, alguna caricia, un beso, ni siquiera un comentario pervertido o amenazante. Solo pudo preocuparse por la mirada de tristeza y desesperación que le mostraba.
-¿Greed? ¿Te encuentras bien?
-¿Mmm? Si...lo estoy. Tenemos que regresar al cuarto.
-No lo estás. ¿Pasó algo? ¿Te duele algo?-lo sujetó de las mejillas, sin dejar de preocuparse. Greed lo miró sorprendido, hace un momento estaba llorando por el y ahora estaba preocupado. ¿Por qué Once-ler era así con el? ¿Por qué? Simplemente no lo entendía, había abusado de el, lo había humillado, y aún así aquí estaba preocupado por lo que le estuviera doliendo. No sé merecía a alguien como el, y lo peor era que sabía que algún día lo terminaría perdiendo. El Lorax tenía razón, le había golpeado fuerte el amor y para bien.
Greed no había hecho nada en esa semana o más, si contamos lo ocupado que estuvo cuidando de Once-ler, pero la escuela se había dado un respiro porque su atención estaba totalmente dirigida a ese joven de ojos azules.
-¿Greed?-Y por otro lado, Once-ler tampoco entendía sus sentimientos hacia el de verde, a veces seguía temiendo por su vida al lado de el, pero el resto del tiempo gustaba de su compañía. Greed estaba intentando cambiar y le mostraba ese lado que nadie veía, que lo cautivaba. Era un acuerdo mutuo, ambos estaban intentando, Greed intentaba cambiar y Once-ler intentaba darle una oportunidad.
-Estoy bien, Oncie. Volvamos al cuarto.
-No, aún no.
-¿Aún no?
-Hoy quería hacer algo, pero nos interrumpieron.
-¿Hacer algo?-Once-ler asintió, acercandose para depositar un suave beso en los labios del ahora sorprendido Greed-ler. Era un beso cargado de cariño y de deseo, pero no de uno que Greed conociera, un beso que solo duró un par de segundos.
-Ahora podemos irnos.
-No, no, no...
-¿Eh?-Greed regresó el beso, tratando de que fuera parecido al que Oncie le acababa de dar, no quería transmitirle un sentimiento equivocado. Luego otro beso, y uno más, y luego otro, sin llegar a ser uno lujurioso característico de Greed-ler. Estaban disfrutando de esos pequeños besos tan inocentes, solo para ser interrumpidos por los gemidos de la enfermería que habían aumentado de  volúmen.
-Parece que la enfermera la está pasando muy bien-soltó una risa.
-No es gracioso. Es bastante vergonzoso.
-Si tú lo dices, vamos-entrelazó sus manos, caminando de regreso a su dormitorio.
-Greed, ¿A dónde fuiste?
-Cierto. Fui a hablar con el director.
-¿Hablar? ¿Sobre qué?
-Sobre tu horario.
-¿Mi horario?
-No se puede hacer nada este semestre, pero el próximo si. Estarás cargado de materias para cubrir las de primer semestre y parte de las de segundo que son las que te corresponden, pero tendrás tu horario como debía de ser en un principio.
-E-espera...pero...
-¿Mmm?
-¿Ya no estaremos en las mismas clases?
-Solo en la básica, la de esa porquería de la naturaleza que imparte el Lorax.
-Pero, ¿esa materia no la vas a pasar este semestre?
-Mis padres le ordenaron al director que tuviera esa clase cada semestre hasta mi graduación, el Lorax es un viejo amigo de la familia, o lo era, quedó en muy mal termino con mis padres cuando empezaron a talar en algunas partes de sus terrenos, pero el aún así decidió cuidar de mi cuando ellos se ausentaban.
-Se ve que te ha tenido mucha paciencia.
-Se podría decir que si, me gustaría saber porque.
-¿Nunca le has preguntado?
-No. En fin, el caso es que sigue siendo como mi niñero aún aquí en la escuela. Solo podremos vernos en su clase, pedí que la pusieran cada semestre para ti.
-Bueno, será un poco repetitivo, pero estarás ahí-le sonrió.
-Si. Por cierto, el semestre acaba en unas semanas.
-Si, ¿Vas a irte a tu casa?
-¿Qué? Claro que no, ni de chiste regreso a mi casa para las vacaciones. Una cosa es asistir a las fiestas que mis padres tienen y otra es vivir ahí. Si voy no me dejarán en paz durante todo mi tiempo libre. Y prefiero estar aquí contigo, no vas a ir con tu madre ¿O si?
-No, aún si quisiera está demasiado lejos, no por algo escogí esta universidad. Y tendremos mucho trabajo en las vacaciones.
-¿Trabajo?
-Si, para el invento que tienes. El prototipo de árbol de truffula está listo solo falta probarlo, y si funciona necesitaremos empezar con toda la producción.
-Supongo que si necesitamos empezar a recaudar fondos. Tengo varios ahorros para hacer un primer lote, pero solo eso. Y ni hablar de la mercadotecnia, no tenemos forma de promocionar el Thneed.
-Claro que se puede. Solo necesitamos una computadora y nuestras guitarras. Y ya conseguí un trabajo para ambos, si es que te interesa.
-¿Cuando tuviste tiempo de conseguir trabajo?
-De hecho, ya lo tenía contemplado desde que ingresé a la universidad. Tedd me dijo que ayuda a sus padres con su trabajo en vacaciones, y el Lorax también necesita ayuda para reforestar los terrenos que adquirió hace un mes.
-¿Dos trabajos?
-Tuve hasta cuatro, dos no será mucha molestia. El Lorax me pidió hoy que le ayudará en vacaciones, es un pago menor comparado a lo que paga la familia de Tedd, pero es un ingreso.
-Puedo ayudar con el Lorax, pero no puedo trabajar con Wiggins.
-¿Por qué no? Solo tienen que llevarse bien, no es tan difícil. Y será trabajo para poder producir el Thneed.-Oncie tenía un buen punto, pero el mayor no parecía muy convencido trabajando junto a el estúpido de Tedd, aunque si lo pensaba mejor no quería dejarlo solo con su Oncie. Este pensamiento lo dejó confundido, ¿Por qué se preocupaba por dejarlos trabajar juntos? Tedd tenía novia y Once-ler le había dejado claro que eran amigos, entonces ¿Porque se sentía así?
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Las semanas pasaron bastante rápido, Once-ler había logrado pasar sus exámenes gracias a las tutorías que Greed amablemente le había dado. Era una escena bastante curiosa para todos, era la primera vez que el niño rico estaba en la biblioteca sin hacer un desastre, era un momento de paz para todos. 
Le explicaba con tranquilidad, a veces desesperandose y clavando sus uñas en su brazo, pero siempre volvía a estar feliz al ver la sonrisa que le regalaba el ojiazul.
Hablando de eso, no habían compartido otro momento romántico desde que habían regresado a su habitación, cosa que había desesperado a Greed-ler. Había intentado besarlo de nuevo en esas semanas, pero la ocasión correcta no se había dado por una razón.
Greed se había dado cuenta de que cuando tomaba al menor por sorpresa este terminaba tenso y algo alejado de él hasta que pasaba una hora y volvía a hablarle con normalidad. No le causó mucha gracia, pero tampoco podía hacer nada para evitarlo.

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