Capitulo 21

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Scarlett

Han pasado un par de horas desde que él cara de modelito estuvo aquí conmigo, y la verdad es que estoy en modo estrés porque llevo dos horas intentando ponerle fin a mi cautiverio y no lo logro, los vidrios siguen bajo mi botín y por más que he intentado forcejear con los amarres no lo consigo y lo peor es que quiero orinar, está sería mi oportunidad para escapar pero tengo que hacerlo de forma inteligente o si no todo se irá a la ruina.

—¡Idiotas!, ¡Necesito ir baño! ¿Acaso me creen un robot, ejército de imbéciles? — si algo que no se me da bien es tratar a las personas con gentileza, mucho menos a las personas que me tienen secuestrada, después de unos minutos, un hombre aproximadamente de un 1.85 y bastante musculoso aparece por la puerta —Gracias a Dios, poco más y me orino encima —le exclamo al mastodonte que tengo por delante, es hora de llevar al cabo mi plan, claramente no hare nada de forma precipitada, el mastodonte se acerca a mí espalda y comienza a soltar el amarre.

—Como intentes algo extraño no dudare en meter plomo por tu culo hasta volar tus sesos, ¿entendiste? —me quedo más claro que el agua, por lo que asiento con la cabeza, lo que el hombre con aires de bestia no entiende es que yo odio seguir indicaciones y está no sería una excepción, desata las cuerdas de mis muñecas y a la vez comienzo a moverlas, suelto un quejido de dolor, joder, tanto tenerlas inmovilizadas me las dejaron adoloridas, sigo moviéndolas para quitar el dolor y recuperar el movimiento, mientras que el idiota se agacha a soltarme la cuerda de los pies, cuando acaba se levanta y camina hacía la puerta, mientras esta de espaldas me agacho en menos de cinco segundos y recojo el vidrio sin hacer el mínimo ruido en ello y lo escondo dentro de mi pantalón justo por la espalda, dios quiera que no me lo entierre en el culo, el mastodonte justo se da la vuelta y me lanza una mirada sigilosa, avanzo cautelosa y atenta de lo que este idiota pueda hacer, y me apunta hacía una puerta que está en la otra esquina de la habitación mientras el resguarda la de la salida, me dirijo hacía el pequeño cuarto que contiene un lavabo, una tina y un retrete, es muy espaciado e iluminado, al parecer tiene de todo menos lo que una persona necesita para escapar, una ventana, perfecto es lo único que se me pasa por la cabeza.

Hago mis necesidades mientras inspecciono todo muy minuciosamente, me lavo las manos y lavo mi cara, necesito estar con mis sentidos al cien si quiero conseguir irme de acá o al menos intentarlo, ni siquiera sé dónde estoy, salgo del baño y el mastodonte sigue ahí, me observa de arriba abajo cautelosamente esperando un movimiento en falso y no es así, me siento de manera tranquila en la silla en la que estaba sentada anteriormente y levanto mis manos en señal de paz, el imbécil claramente se aprovecha y comienza a tocarme de arriba hacia abajo, pero se detiene cerca de mis pechos y comienza a manosearlos lentamente, listo, hasta aquí llego mi cordura.

—Aleja tus asquerosas manos de mí, maldito cerdo—sonríe maliciosamente y aprieta uno se mis senos—Hasta aquí llegaste maldito hijo de puta—agarro la mano con la que me agarro el seno y en un rápido movimiento se la doblo hacía atrás, él suelta un quejido y me golpea con el puño izquierdo en el pómulo con fuerza tanto que llega desestabilizarme pero rápidamente recupero la compostura, levanto mi pierna y encajo mi botín en sus costillas, me acero hacía el y con el codo le golpeo justo en la boca del estomago dejándolo sin aire, aprovecho el momento en el que se agacha para recuperar aire y le encajo un golpe en la mandíbula tirándolo al suelo desestabilizado, saco el pedazo de vidrio detrás de mi espalda, una cosa que he aprendido es que a las escorias no hay que dejarlas con vida, así que me apresuro a incrustarle el vidrio en la carotidea causando que salgan disparados chorros de sangre de su cuello, sonrío satisfecha, después de un par de segundos el mastodonte ya está muerto—Juro que estaba intentando tener paciencia, una pena que mi paciencia sea más corta que tu miserable vida—susurro en su oído, aunque se que ya no me escucha, saco rápidamente el vidrio de su cuello y lo vuelvo a esconder detrás de mi espalda.

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2021 ⏰

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