Prólogo

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Corro a esconderme por que se que es lo que me espera, subo las escaleras con prisa pero termino tropezando, me levanto rápidamente para seguir subiendo las escaleras hasta que siento como alguien comienza abrir la cerradura de la puerta principal, logro adentrarme en mi habitación y meterme debajo de la cama, las lagrimas corren por mis mejillas, se lo que me espera, sé que en cuanto él cruce el umbral de esa puerta me perderé otra vez, cada que el ponga su puño en mi cara o una patada en mi estómago me perderé a mi misma cada vez más, no puedo respirar por que se que cada vez están acabando más conmigo, y pronto no quedará nada mí, ni de mi pequeña yo, cierro los ojos porque sé que sabe dónde estoy. Sus pasos resuenan en la habitación deteniéndose al final de la cama, tomo una larga respiración hasta que siento como agarra mis pies y me arrastra fuera de mi escondite, comienzo a patalear y gritar, no puedo dejar que me hagan esto otra vez, nada funciona, el me dobla la altura y nadie me escucha, nadie puede ayudarme, como siempre.

—Papá, por favor no—susurro mientras las lágrimas caen por mejillas— No lo hagas.

Recibo el primer golpe en mi cara, este me deja mareada por completo, no puedo evitar seguir llorando mientras le suplico que se detenga, recibo el segundo golpe, su zapato encajando en mi estómago y dejándome sin aire, ya no puedo, ya no aguanto, se que cuando el termine de descargar su ira contra mi yo ya no estaré consciente.

—Esto es lo que te mereces hija mía y siempre será así, al fin y al cabo, es para lo único que sirves maldita zorra— siento como azota mi cabeza conta el suelo y esta vez pierdo el conocimiento.

Despierto con dolor horrible en todo mi cuerpo, apenas me puedo mover y solo puedo abrir mi ojo izquierdo, miro a mi alrededor y noto que sigo tirada en el suelo, intento enderezarme pero suelto un quejido, llevo mi mano a mi estomago y noto que al presionar en mi costado me duele demasiado, lo más probable es que sean costillas rotas, hago un esfuerzo por levantarme y poder ir al baño, cuando consigo estar de pie todo me da vueltas subo mi mano y me palpo mi cabeza, esta pegajosa, miro mi mano y veo sangre, me duele, todo me duele. Cuando entro al cuarto de baño veo mi rostro en el espejo, tengo un ojo rojo e hinchado tanto que no se puede abrir, por mi cabeza hay un rastro de sangre que recorre hasta mis mejillas, tengo marcas en los brazos y un gigante hematoma en mi costado derecho, ya no aguanto más y lloro, no puedo con esto, tengo que irme, por que mi cuerpo no puede más, salgo del baño y agarro unos ahorros que tenía guardado dentro de un zapato en mi armario, no es mucho, en verdad es casi nada, pero es algo. Sé que no hay nadie en casa, siempre que recibo una golpiza así no veo a ninguno de mis padres por un par de noches, luego de ponerme un sweater para el frío, bajo las escaleras y salgo de la casa, no se donde voy pero se que tampoco puedo pedir ayuda, todo mundo conoce a mis padres, saben la basura que es conmigo y aun así nadie ayuda.

Llevo al menos una hora caminando sin rumbo y encondiéndome de la gente que pasa por que no quiero ser reconocida, aun que con este rostro lo dudo mucho, siento como la lluvia cae y yo ya no puedo más todo me duele, me escondo en un callejón al lado de un bote de basura y no dejo de llorar, estoy cansada, mi cuerpo duele, mi corazón duele, la vida duele y no se si puedo seguir. Escucho unos ruidos provenientes a unos metros de donde estoy yo, se escucha un forcejeo y seguido de eso un disparo, pego un salgo del susto e intento asomar mi cabeza por el tacho de basura, pero piso una lata de cerveza que hace que me tenga que ocultar, unos pasos caminan hacía mi quedando al frente mío donde puedo ver sus zapatos, levanto mi cabeza y veo a un hombre de unos treinta y tantos años parado frente a mi observándome con cautela.

—Yo no escuche nada señor, se lo juro, no me haga nada se lo pido —sollozo, mi cabeza comienza a palpitar.

—¿Cómo te llamas? —me interroga, el señor se acerca a mí y me inspecciona el rostro.

—Ana... Scarlett señor —confieso, mi cuerpo no se siente bien, siento que no está respondiendo—. Siento si lo molesto, se lo juro que no... no... yo no...—me estoy desvaneciendo, pero el señor me atrapa, escucho que llama a alguien y me eleva en brazos.

—¡Apresúrate Hombre! Algo le ocurrió a esta niña —escucho la voz del hombre cada vez más lejos—, la llevaremos a casa, pídele al doctor que se presente y que lleve todo lo necesario, ella no se ve bien...

Es lo último que escucho de aquel hombre hasta caer inconsciente otra vez. 

Buenas noches querida/os lectores, vengo a presentarles por fin el prologo de está historia, he recibido muchos de sus mensajes y comentarios, por lo que quiero agradecerles un montón infinito su apoyo, tanto como en los comentarios, votos y sus m...

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Buenas noches querida/os lectores, vengo a presentarles por fin el prologo de está historia, he recibido muchos de sus mensajes y comentarios, por lo que quiero agradecerles un montón infinito su apoyo, tanto como en los comentarios, votos y sus mensajitos, la novela sigue y estoy escribiendo varios capítulos que aún no se suben por que primero estoy editando la historia hasta donde está, por lo que si notan que algunas cosas han cambiado es en base a eso, tengo pretendido terminar esta historia durante mis vacaciones osea ahora, así que me dedicare full a la corrección y creación de los capítulos faltantes. 

Muchas gracias por tanto apoyo, sigan leyendo y comentando que tal les parece.

¡la/os quiero!

Bienvenida a la mafia (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora