Scarlett
Estoy mirando fijamente el techo de mi habitación cuando la alarma suena, mi cabeza está que explota, últimamente no he tenido muy buenos sueños, ni siquiera estoy logrando dormir bien, después de varios minutos meditando en si levantarme o no, me decido por la primera opción, vamos que tampoco me voy de perezosa por la vida, me dirijo al cuarto de baño para poder darme una ducha y bajar.
Cuando salgo, me dirijo al armario y saco lo que más me convence, unos jeans de cuerina negros, un top blanco básico y una chaqueta de cuero negra.
<< Perfecto>>
Al bajar veo a Scott sentado en la mesa tomando su café, algo común en él, hasta su postura es la misma de todas las mañanas, me río para mí misma, cuando es consiente de mi presencia me dedica unos buenos días.
—Buenos días a ti también Scottie— sonrió, Scott un amigo de papá, un par de años mayor que yo, así como todos los que viven aquí, alto y con un cuerpo bien trabajado y como no si acá entrenamos hasta cuando no, tiene unos ojos... ¿Cómo explicarlo? Unos ojos verdes por los que cualquier chica se mataría o al menos así dicen.
Gruñe, odia que lo llamen Scottie.
—¿Has visto a mi padre? —pregunto
—Está en su despacho —responde y asiento, salgo de la sala y me encamino hacía su despacho, golpeó la puerta y entro.
—Buenos días papá—me acerco hacía el y beso su mejilla.
—Buenos días hija, ¿a qué hora irás a entrenar? —pregunta, pero no despega su vista de los papeles que tiene en frente.
—De eso justamente te quería hablar— levanta su mirada fría de siempre, si no fuera mi padre de seguro que me cago del susto—. Hoy no iré a entrenar, tengo un par de cosas que me gustaría hacer —le digo sonriendo.
—Está bien, pero cuando vuelvas necesito que me ayudes con unos papeles y que te pongas al día con tu entrenamiento—me lanza una mirada de desaprobación.
Alexander, mi padre no biológico, él fue la persona que me ha criado durante 6 años, desde que escape de mi casa, el me dio un hogar y cuido de mí tanto como si fuera suya, una más de la familia, me dio todas las oportunidades, puede ser una persona fría e incluso un asesino si han dañado a alguien de los suyos, pero a pesar de eso tiene corazón y lo quiero demasiado, el me salvo cuando yo ya no quería vivir, lo respeto y lo admiro.
—Está bien papá—me despido de él y salgo de su despacho, voy en busca de Scott, me dirijo a la sala de entrenamiento y lo veo golpeando él saco de boxeo.
—¡Hey, Scott! —le grito y el me mira —¿Me acompañas?
—¿Donde? —me pregunta con el ceño fruncido.
—A tatuarme y a por unas piezas que me faltan para la moto— sonrió, rueda los ojos y se saca los guantes, salimos de la casa y Scott saca las llaves de su Audi TT negro, en mi opinión los autos solamente me gustan cuando corro, pero a la hora de salir me gusta algo más simple, las motos.
—¿Qué piensas hacerte? —me pregunta Scott
—Realmente no tengo una idea clara, pero sé que lo quiero en mi espalda —le respondo, luego de eso nos quedamos en silencio el resto del camino.
Al llegar me adentro al local mientras Scott estaciona el Audi. Luego de un rato viendo varios diseños di con la idea perfecta.
—Hola, me gustaría tatuarme un diseño como este y hacer un par de modificaciones —le digo a la chica que se encontraba en el mostrador, tenía sus brazos completos de demasiados tatuajes.
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Bienvenida a la mafia (EDITANDO)
Aksi¿Qué pasaría cuando un día te das cuenta que no puedes más? ¿Qué ya no soportas los constantes maltratos de las personas que te dieron la vida? ¿Qué estás tan rota, que te encuentras en un constante limbo entre la vida y la muerte? Es así como Scarl...