El pasar de los años fortalece la amistad, hace crecer la confianza y los sentimientos afloran como las flores al llegar la primavera, pero no era primavera: Era otoño, las hojas de los árboles se desprendían de las ramas y eran arrastradas por la fría brisa de la temporada.
Jonathan se sienta ligeramente enconvardo, inclinado hacia adelante, mientras juega con un pequeño juguete de dinosaurio que encontró abandonado en la mesa al aire libre de la cafetería. Dio esta sentado frente a él, erguido, probando una bebida que fue a recomendación de la mesera.
—¿Fuiste el que me pidió venir aquí apenas se oculto el sol y no vas a probar nada? —Dio alza la voz, irritado.
—¿No está bueno? —Jonathan pregunta señalando la bebida. —¿Quieres de otro sabor?
Dio gruñe y da otro sorbo.
—No tiene sentido discutir contigo. —Dio deja el vaso en la mesa, cruza los brazos y se acomoda en su asiento —¿Por qué querías venir aquí, Jojo?
—Quería ver este tipo de sitios. No existían en el pasado y no tuve la oportunidad de explorar por mi cuenta antes dado a que no podía dejarte atrás —Comenta con una sonrisa, rascándose inocentemente la mejilla. Entonces Jonathan suspira y su atención vuelve al pequeño dinosaurio de plástico —. Sigo sin entender por qué un día dejaste de buscar a Pucci y ahora estás aquí, conmigo. ¿Has pospuesto el plan?
—Sí. La otra vez mencionaste querer ver cosas mundanas y pienso cumplir con tu capricho.
Jojo sonríe y Dio mira el rosario que adorna el cuello de Jonathan: —... Jojo, dejame enseñarte una canción de cuna, es una que solía cantar mi madre.
—¿Oh, de verdad? No sueles hablar mucho sobre ella. —Jonathan alza la mirada y sus ojos brillan al observar a Dio.
Dio se aclara la garganta. Abre la boca y antes de recitar la canción la voz chillona de un niño lo detiene.
—¡Aquí, aquí! —Grita —¡Tiene que estar por aquí mamá! ¡Mi tiranosaurio ha de estar esperándome!
Una señora lo sujeta con firmeza de la mano y mira al piso buscando hallar algo, entonces Jonathan se levanta y se acerca con cuidado, sin intención de asustar a la mujer o al infante y se arrodilla a la altura del niño.
—¿Buscas esto pequeño? —Jonathan extiende el pequeño juguete en su mano y el niño lo mira unos segundos antes de aceptarlo.
—¡Muchas gracias señor! —El niño vuelve con su madre que le agradece a Jonathan en silencio y antes de marcharse en niño alza sus brazos, con el dinosaurio en mano —¡Muchísimas dino-gracias!
—¿Terminaste? —Dio llama la atención de Jonathan en el momento en que el niño desaparece de su vista.
—Aún vas a enseñarme la canción, ¿cierto?
—No.
—¿Por favor?
—Olvidalo.
Dio se levanta de la mesa, avanza entre las calles y Jonathan va tras él. Y por supuesto, una mesera los mira desde la entrada ya que no se atreve a confrontar a dos hombres tan grandes por no pagar un simple café, o bueno, ella tal vez no, pero el policía junto a ella sí.
—¿Qué tal el final de la canción? Me puedo hacer una idea de cómo es.
—Emperador secreto.
—¿Ah?
El hombre se para erguido mientras llama la atención de Jonathan y Dio, y siente un escalofrío ante la presencia de esos dos y aún así se mantiene firme.
—Disculpen pero ustedes no han pagado su bebida —Dice. Dio mira a Jonathan molesto y este saca una pequeña cartera de su bolsillo para dejar un billete exageradamente alto en la mano del oficial.
No le da tiempo a decir nada al pobre cuando los dos hombres ya se han marchado y él solo vuelve a la cafetería mirando ocasionalmente atrás en busca de esos dos.
—¿Paso algo oficial? —La mesera le pregunta y el le da el billete que antes le entregaron.
—Siento que fue mala idea venir en mi descanso... —Él contesta. —Disculpa, debo hacer una llamada.
Se aleja de la mesera, saca su celular y busca un numero en sus contactos. Se acerca el móvil a la oreja y no puede evitar rascarse el cuello, justo donde esta su marca de nacimiento: —¿Señor Jotaro? Sí, soy Josuke. Tengo un problema.
No alcanza a escuchar la voz al otro lado de la llamada cuando la mesera vuelve a él pidiendo su atención.
—Disculpe señor oficial pero esto... Este billete está manchado de sangre y pensé que debía avisarle.
—Uno bastante grande. ¿Recuerdas la historia aquella del sujeto que perdió la cabeza... Literalmente? Sí, este tipo tenía una cicatriz enorme y estaba acompañado de otro pero por su ropa no podía verle el cuello.
> ¿Uh? Se veían... Formal supongo. Estaré pendiente de ambos por cualquier cosa. Cuídese señor Jotaro.
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En el Mundo
Fanfic"La primera vez que Dio uso su stand pudo ver al fantasma de Jonathan, más desea traerlo a la vida. Unos segundos no son suficientes para él." 🚨Jonathan x Dio [Jonadio/Diojona] 🚨Spoilers de Stone Ocean. 🚨La idea original viene de un doujinshi d...