-¿Qué pasó? -preguntó Jungkook al ver a Jennie casi arrancándose el cabello castaño de los tirones y a medio personal de la cafetería rodeándola.
-Los clientes que atendía Jennie se fueron sin pagar -murmuró un joven pelirosa.
-Bueno, pero supongo que ya llamaron a la policía.
-Ese no es el problema, lo que pasa es que...
-No los recuerdo, Kookie -chillo Jennie tirándose sobre el pelinegro-. Recuerdo haber pensado que eran sumamente guapos, pero no los recuerdo cómo tal, ni sus caras, ni el color de pelo, nada.
-¿Qué hay de las camaras de seguridad?
-La única que aparece es Jennie, se le ve tomar la orden. Y regresar cuatro ocasiones más con diferentes alimentos, pero en la grabación no se ve nadie en la mesa que ella atendía -explicó el pelirosa.
Jungkook arrugó el entrecejo, lo que le decían no tenía ningún sentido. Eso no quitaba qué Jennie no dejaba de llorar desesperada y le dolía ver a su amiga así.
-¿Hay alguien en tu casa ahorita? -preguntó el pelinegro, muy cerca, para que solo ella lo escuchara.
-No -sollozó la castaña-. No quiero estar solita, Kookie.
-No te preocupes, no lo vas a estar. ¿Te parece si esperas a que termine mi turno y después te acompaño a tu casa?
-Si, Kookie, por favor.
Jungkook se puso el delantal y pasó detrás de la barra. Le preocupaba Jennie, sabía que no había estado durmiendo bien y eso le estaba provocando secuelas en el trabajo. Seguro todo lo de los clientes misterios lo había imaginado, el cansancio le estaba cobrando factura. ¿Como es qué solo ella los había visto? Con respecto a las camaras, hay cortes en los momentos en que los platos quedan vacíos y Jennie tenía acceso a las camaras de seguridad porque el chico de vigilancia estaba enamorado de ella desde un año antes. El pelinegro sabía que Jennie comía por estrés, era la hija menor de los Kim y estaba básicamente obligada a cumplir con los altos estandares de sus dos hermanos mayores, trabajar en Inferno no le ayudaba en lo absoluto.
Hizo cuentas de cuánto había sido el total de lo que su amiga se comió, sacó dinero de su propia cartera y lo puso en la caja. Si hacía falta dinero al final del inventario del día, la única que tendría problemas sería ella y Jungkook no quería seguir viéndola así.
El turno del pelinegro era mixto, de doce del día a ocho de la noche, usualmente era el turno con más gente, pero tenía mejor paga. Estaba contando los minutos para irse, ese día esperaba una llamada importante, pero la llamada no llegaba y ahora solo quería irse a su casa a llorar, limpiarse los mocos y buscar otras oportunidades.
-¡Eh bonito! Quiero una cerveza.
El pelinegro volteó y se encontró con un peliazul de ojos color azul pálido de mirada intensa. Su voz grave lo hizo retroceder un poco, pero retomo conciencia rápidamente destapando una cerveza y entregándosela. Se quedó observándolo mientras se llevaba la boca de la botella a los labios y su mirada se quedó clavada ahí por eternidades de otras vidas.
-¿Tengo algo en la cara? -preguntó el peliazul con voz grave.
Jungkook retornó a la realidad, negó torpemente y siguió atendiendo la barra. De momentos sentía una mirada sobre él y cuando volteaba veía al peliazul con una mirada profunda clavada en él mientras se pasaba los largos dedos por los labios y la barbilla.
El pelinegro se puso rojo hasta la médula y el peliazul sonrió de costado, satisfecho. Jungkook sintió una descarga eléctrica recorrerlo entero ante esa sonrisa. El peliazul no le quitó la mirada de encima, al contrario, lo miró fijamente a los ojos antes de descender la mirada alzar las cejas y volver a mirarlo a los ojos con lujuria. El pelinegro llevo la mirada hacia su propia entrepierna para ver porque le había cambiado la expresión tan rápido y...santo dios de las erecciones vaya que le había mandado una tremenda.
Se puso aún más rojo y salió corriendo hacia el baño del personal. ¿De verdad se le había parado con la simple mirada de un cliente? Se mojaba la cara tratando de sentirse menos acalorado y se mordió el labio porque ahora tendría que hacerse una paja en horario de trabajo.
Escuchó abrirse la puerta y se espantó al ver al peliazul entrar.
-¿Quieres ayuda con eso? -preguntó señalando con la cabeza a su entrepierna.
-Estos son los baños del personal, no puede estar aquí.
Se escuchó el clic del seguro y volvió a repetir la pregunta con voz tan ronca y autoritaria que Jungkook estuvo dispuesto a entregarle hasta su virginidad. Ok. Ok. Jungkook no era virgen, pero sentía que no lo hacia hace tanto tiempo que podía volver a serlo.
El pelinegro no dijo nada solo asintió levemente ¿Que estaba haciendo? Cuando el peliazul estuvo frente a él, lo giró para que quedara de espaldas al lavamanos y después de desabrochar bruscamente el cinturón y el pantalón lo bajó de un tirón con todo y boxer, dejando expuesto el pene erecto.
El peliazul miró hacía el chico de brillantes luceros y lamió un par de veces el largo de esa erección antes de metérsela entera en la boca y comenzar un vaiven suave que poco a poco se fue volviendo cada vez más agresivo. El pelinegro veía como el peliazul tenía arcadas pero aún así no sé detenía en su labor, por ello comenzó a mover sus caderas dando fuertes estocadas en la boca del peliazul. Este dió una suave mordida para que parará, nadie más que él debía tener el control, pero viendo que el pelinegro ansiaba su orgasmo comenzó a chuparsela más rápido mientras le masajeaba los testículos, un minuto después él pelinegro apretó fuertemente los dedos al lavamanos y con los nudillos blancos alcanzó el cielo y el infierno corriendose en la garganta del hermoso peliazul.
El cliente se levantó sonriendo de costado, le acomodó el pantalón mientras le lamía el lóbulo de la oreja y se retiró. Los segundos pasaron arrastrándose, Jungkook tenía todo aún muy fresco, excepto los detalles del otro chico, ya casi no recordaba como era.
-Yeonjun -llamó Jungkook a un pelirosa-, ¿Y Jennie?
-Vino su hermano por ella hace como cinco minutos -respondió el muchacho.
Vió la hora y se percató de que su turno ya había terminado, llegó a los lokers de los empleados, se quitó el delantal se puso una chaqueta y saco su teléfono del bolsillo trasero del pantalón. Si, tenía un mensaje de Jennie.
"Kookie, no te encontraba. Se que habías dicho que me llevarías, pero Jin se enteró de lo que pasó y vino a recogerme, eres un gran amigo, gracias"
Mierda. Ni siquiera había escuchado sonar la notificación. Si la llamada que tanto estaba esperando hubiera entrado en ese momento, no se habría dado cuenta porque estaba demasiado ocupado en el baño con aquel cliente que ya ni recordaba.
Jungkook se apretó contra la almohada ante el recuerdo, le había costado una semana armar el rompecabezas de lo que había pasado ese día antes de encontrarse con Hobi, recibir la llamada y toparse con el castaño de sonrisa hermosa.
Por fin lograba darle sentido a todo y las piezas formaban una imagen congruente, pero aún le faltaba una pieza muy importante. El cliente. No recordaba como era, ni siquiera un mínimo detalle.
Se masturbó pensando en él, porque a pesar de no recordarlo y tener en su lugar una bruma difusa, recordaba lo que le había hecho sentir.
No iba a negar que no se sentía frustrado. Le habían hecho la mejor mamada de su vida y ni siquiera recordaba quien se la había hecho.
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Los gemelos Kim || Vkook/Kooktae
FanfictionEl mundo estaba fracturado y a través de las grietas el bien y el mal se hacían presentes. No había persona en la Tierra que no tuviera un poco de ambas cosas, ningún humano era del todo bueno o del todo malo. Jungkook no era la excepción. Él tamb...