Yoongi había salido esa mañana luego de recibir mensajes de V pidiéndole insistentemente que se vieran en Inferno, no dió muchas explicaciones, solo que debían hablar y no quería hacerlo con Jimin presente ni mucho menos con Tae y Jungkook quienes seguramente estarían en el departamento al ser domingo.
Jimin no hizo muchas preguntas, entendía esa cierta privacidad que aún mantenían los demonios, ambos provenían del foso, una realidad completamente diferente a la del ángel.
Sin saber muy bien en que dedicar el tiempo mientras esperaba a Yoongi, Jimin simplemente optó por primordialmente servirse un poco de cereal para desayunar. Su pequeña despensa estaba conformada por cosas que no tomaban mucho tiempo para preparar que el rubio había comprado.
Casi nunca desayunaba ahí y el peligris era demasiado perezoso para prepararse de desayunar, Jimin estaba seguro de que aún pedía comida a domicilio que no pagaba nunca. Se abstenía de decir algo, no tenía certeza de que las cosas fueran así y no quería confirmarlo.
Luego de comer el cereal de colores sentado en el sillón mientras veía una película de Disney, dejó el tazón en la mesita de café y centró su atención en el techo.
Trajo a su memoria todos los momentos que había vivido desde que había llegado a la Tierra, los primeros no eran gratos, de alguna forma, cuando Yoongi le hizo comprender tantas cosas, esos recuerdos se volvieron incluso dolorosos.
Agradecía haber conocido al pálido con prontitud, pues en ese lugar tan lleno de injusticias, dolor y oscuridad le brindaba seguridad. Fue por él que todos los momentos pasaron a brillar, a ser intensos, así como hermosos.
Las caricias y el tacto frío en su cálida piel dejaba sellos que no deseaba borrar nunca, sus besos hechos con tanta delicadeza hacían que perdiera el aliento, las sonrisas se habían vuelto desmedidas con cada segundo que pasaban juntos y el sex...bueno también había esa clase de encuentros que el veía bastante agradables, placenteros.
Fue ahí cuando lo comprendió. Tantas veces había deseado bajar y conocer el mundo mortal, pensaba que era hermoso, único, perfecto. Tenía la idea de que se enamoraría del lugar en cuanto lo conociera, sin embargo, comprendió que lo que hacía hermosa la Tierra era encontrarse con personas que llenaran de luz cada momento que pasabas ahí.
Pasó tanto tiempo reflexionando sobre ello que se sintió entumido, decidiendo así levantarse para lavar su plato, después vería que más hacer.
Luego de ello, trató de acomodar un poco las cosas en la cocina, cosas que no necesitaban ser acomodadas ya que Yoongi era bastante limpio y ordenado, era el que pasaba ma tiempo en la casa, pero siempre la mantenía recogida.
Al abrir el refrigerador, Jimin sintió curiosidad por unas botellitas verdes con un líquido clarito, eran tres. Sin saber muy bien por qué, las sacó y notó que eran algún tipo de bebida de sabores.
Decidió abrir una, acercó la boca de la botella a su pequeña nariz percibiendo un olor dulce combinado levemente con algo que no supo distinguir, aún así bebió el líquido, ya que olía rico seguro era un jugo o algo así.
El sabor explotó en su paladar, siendo dulce con un apenas perceptible toque de algo más, no se hizo muchas preguntas, el sabor era muy bueno por lo que continuó bebiendo de la botella.
***
-¿Jimin? -al entrar al departamento Yoongi pensó que encontraría a su hermoso angelito en la sala, pero no estaba ahí.
Alarmandose luego de la plática que había tenido con V, se dirigió a la habitación, pero justo vio de reojo una botellita verde sobre la isla de la cocina, otra botada en el sillón que por el ángulo no había alcanzado a ver al entrar y una mas tirada en el piso frente a la habitación.
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Los gemelos Kim || Vkook/Kooktae
Hayran KurguEl mundo estaba fracturado y a través de las grietas el bien y el mal se hacían presentes. No había persona en la Tierra que no tuviera un poco de ambas cosas, ningún humano era del todo bueno o del todo malo. Jungkook no era la excepción. Él tamb...