□ d o s □

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Cuando Cordelia había despertado aún era vaga la luz que ofrecía el Sol, apenas estaba saliendo. Intentó levantarse pero algo la cubría: Una pequeña capa color lila con una ligera textura suave. Miró hacia donde descansaban los demás, pero solo había 3 Pevensie. ¿Quién faltaba? Claro, Peter.

Pero no tardó en escuchar ciertas pisadas que hizo que se levantara rápido, tratando de buscar algo para defenderse.

—Soy yo, soy yo.— dijo rápido Peter, levantando sus manos con una sonrisa un poco cansada.

—¿Qué hacías?— cuestionó, pero notó que el rubio miraba hacia sus manos, donde ella sostenía la capa —Era tuya, ¿No?... Recuerdo que estabas acostado sobre ella anoche...

—Sí, no dejabas de tiritar de frío.— respondió mirándole a los ojos —De nada.

—No tenías por qué hacerlo.— esa fue la última conversación que tuvieron antes de que Peter despertara a los demás para seguir su camino.

Aunque, el rubio los había guiado por cientos de senderos en el bosque, que al llegar el medio día, todos se encontraban cansados. Llegaron a unos peñascos, donde Cordelia seguía atrás de Peter, portando su capa con la capucha descubierta.

—No recuerdo éste sitio...— habló Susan mirando las enormes piedras siguiendo el paso.

—Eso es porque las chicas no retienen mapas en sus cabezas.— se burló, haciendo que Cordelia no evitara soltar un pequeño bufido ante el comentario.

—Me gustaría que le hiciera caso al Q.A. de vez en cuando— susurró Lucy para las demás, Edmund cuestionó el apodo y ella solo explicó la referencia al enano.

Los demás sonrieron al escuchar quejarse al enano sobre su apodo, pero detuvieron el paso cuando llegaron a un pasillo que no había paso.

—No puede ser... no me perdí. — hablo Peter más para él mismo que para los demás, el Q.A. hizo un comentario irónico sobre aquella frase. La cara de Peter se endureció, haciendo que su mandíbula se marcara —No, dejaste a Caspian en el Bosque Tembloroso, el camino más rápido es cruzando el río.

—Si mi cabeza no retiene mal el mapa, aquí no hay más que peñascos.— dijo Cordelia mirando a Peter, quien aún molesto regresó a  guiar por un sendero aún más largo. Encontrándose, con el dichoso río que Peter deseaba; sin embargo, este se encontraba a varios metros debajo de ellos.

—Es que, con el paso del tiempo el agua erosiona la piedra-

—Oh, cállate.— irrumpió el rubio, regresando a ver a su grupo —Aún se dónde estoy. ¿Hay una forma de bajar?

—Sí, cayendo.— respondió Q.A. —Hay un paso cerca, a no ser que les importe nadar.

Cordelia sintió un pequeño cosquilleo en su espalda baja de solo pensar en la idea, pero no habló en protesta. Sus pies le recriminaban el no descansar en un largo tiempo.

—¿Aslan? ¡Oh, es Aslan!— gritó Lucy cuando todos los demás comenzaban a avanzar a espaldas del río, una vez que todos miraron hacia donde apuntaba, no había nada
—Estaba ahí...

—¿Ahora lo vez?

—Lucy, te aseguro que éste bosque está lleno de leones... Osos, también.— trató de calmar a su hermana con una respuesta "Lógica", pero solo hizo que la niña hiciera una cara molesta.

—Creo que sé reconocer a Aslan cuando lo veo.

—¿Por qué no lo vi?

—Tal vez no querías...

—Oigan— irrumpió al mayor y menor de los Pevensie en su discusión —La última vez que no le creí a Lucy quedé... quedé como un tonto.

—Lo siento.— fue lo último que respondió su hermano para seguir su camino al paso donde Q.A. afirmaba que podrían cruzar. Ninguno se esperaba que este, si estaba, pero lleno de soldados Telmarinos y demás hombres talando árboles y construyendo un puente. Los seis se escondieron entre una pila de maderas anchas y largas para lograr observar todo.

Cordelia observaba todo con confusión, pues estaba segura de la mayoría de los Lores no estaba enterado de aquella construcción. Susan fue la que motivó a todos a regresar al mismo peñasco, donde Peter volvió a cuestionar dónde creyó ver a Aslan.

—Quisiera que dejaran de actuar como un adulto— reprochó ante la actitud seria de sus hermanos mayores —¡Yo lo vi! Estaba justo ¡ah!— pronto el suelo donde estaba Lucy, cerca de la orilla, se desprendió. Dejando caer a la niña que por suerte, logró encontrar un pequeño cruce para bajar mucho más seguro —Aquí.

Todos bajaron con cuidado, logrando llegar hasta el río. Donde pronto cruzarian el río con un bote que estaba ahí de los Telmarinos.

Edmund y Cordelia iban hasta atrás, justo frente a Peter quien remaba, el Q.A. el la popa y Lucy, Susan en medio de Peter y el enano. Todos guardaban un silencio mientras admiraban el espacio que había. Cordelia por su parte no pudo evitar bajar su mano hasta tocar el agua.

—Que callados están...— se quejó Lucy, lo que el Q.A le cuestionó qué cosa —Los árboles, ellos solían danzar...

—Poco después que los Telmarinos llegaron ellos se sumieron en un profundo sueño del que no han vuelto a despertar.— fue nuevamente Lucy quien le cuestionó el por qué Aslan había permitido aquello —¿Aslan? Nos abandonó al mismo tiempo que ustedes.— Susan habló, en su voz se notaba la tristeza que le daba el pronunciar esas palabras. Pues los hermanos no deseaban abandonarlos —Eso no cambia las cosas, ¿O si?

—Llevanos con Caspian— interrumpió Peter con un tono de voz un poco más alto del que solía usar —Eso sí cambiará las cosas.

Edmund y Cordelia terminaron por platicar sobre herbolaria, ciertas preguntas de Edmund sobre ciertos lugares de Narnia que Cordelia le podía contestar. Todo para hacer el viaje un poco más corto, aunque ella había notado cómo el ánimo de todos había bajado aún más, deseaba preguntar sobre ciertas cosas que su tutor solía contarle sobre la vieja Narnia pero no era un buen momento para ello.

Al caer la noche, una vez más acampaban. Sin embargo, Peter se había acomodado a un lado de Cordelia, quien seguía observando el cielo mientras acaricia sus manos en un intento de arruyarse.

—¿Nunca habías estado fuera?— escuchó un susurro, Cordelia giró su cabeza para encontrar a Peter mirándola curioso, quien hace segundos le daba la espalda. Fue rápido el momento que sus ojos se conectaron cuando Cordelia volvió a mirar el cielo nocturno.

—No es eso...— respondió —Nunca había mirado tan atenta el cielo... En el palacio, las constelaciones no estaban tan completas...

—¿Vivías en el palacio?

—Algo así. Nunca fue mi hogar— Peter le dejaba hablar aunque hubiera pequeños huecos de silencio —¿Por qué me quitaste esa soga?— le miró, ambos ojos azules se conectaron. Los de Cordelia mostraban una verdadera confusión pero los de Peter tenían cierto brillo. Uno que la chica, hacía mucho que no había visto en alguien —¿Cómo sabías que no te iba a volver a atacar?

—Porque no creo que quieras regresar a donde te hicieron esos moretones, ¿Osi?— la chica por reflejo dejo de acariciar sus manos sin despegar su mirada del rubio —Solo confíe.

Cordelia no entendía aquella respuesta, siendo ella criada desde pequeña para no dejarse llevar por "corazonadas" si no que basarse en hecho, razones que tuvieran lógica.

—Ojalá no pases más frío con la capa.— dijo finalmente Peter para darse otra vez la vuelta e intentar dormir. Cordelia llevo su mano a su pecho donde descansaba un pequeño collar con un dije plateado y blanquecino. Esta vez su cuerpo se sentía listo para dormir sobre aquella capa, que a pesar de ser un acto simple, a Cordelia había logrado hacerle pensar demasiado en las razones.

𝐈 𝐜𝐡𝐨𝐬𝐬𝐞 𝐲𝐨𝐮, 𝐦𝐲 𝐤𝐢𝐧𝐠  | 𝑃𝐸𝑇𝐸𝑅 𝑃𝐸𝑉𝐸𝑁𝑆𝐼𝐸 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora