𝐈 𝐜𝐡𝐨𝐬𝐬𝐞 𝐲𝐨𝐮, 𝐦𝐲 𝐤𝐢𝐧𝐠 | 𝑃𝐸𝑇𝐸𝑅 𝑃𝐸𝑉𝐸𝑁𝑆𝐼𝐸 |

□ c i n c o □

Cuando cayó la noche varias tropas fueron hacia el castillo de Miraz divididos en grupos, tal como les indicó Peter. Cordelia estaría con Caspian y encargarse de la puerta que dejaría entrar a todos, el entrar no era difícil si se contaba con Grifos.

En silencio, Susan, Caspian, Peter y ella con ayuda de una soga entraron por la ventana al estudio de su profesor. Pero no se encontraba ahí, Caspian y Cordelia lo llamaron en susurros buscándole sin éxito.

No fue hasta que Caspian encontró los lentes, que nunca se quitaba, sobre un libro. Ahí, entendieron tal vez lo que pudo haber pasado.

—Tengo que encontrarlo...— mencionó Caspian acercándose a la puerta pero Peter le detuvo con una voz molesta —Sin él tú no estarías aquí, ni yo, Peter...

—Tú y yo nos encargamos de Miraz. — recalcó el plan Susan con la intención de calmar a su hermano, podía asegurar que comprendía el sentimiento del chico sobre su profesor.

—Regresaré a tiempo para abrir la puerta...

—Voy contigo.— habló por fin Cordelia, ganándose la mirada de los demás
—Prometo traerlo a tiempo...

—Peter, hay que darnos prisa— susurró su hermana, el rubio al final cedió al nuevo plan, no sin dar una mirada de apoyo a Cordelia, al menos ella así lo sintió antes de irse por caminos separados.

—¿Ahora si me vas a apoyar?— susurró Caspian bajando un poco rápido las escaleras con el fin de no encontrarse con algún guardia, la chica no pudo evitar soltar un suspiro molesto, no podía retarle como solía hacerlo, así que seguía bajando rápido adelante de Caspian.

—¿Por qué te afecta tanto eso?— se notaba el enojo en su voz, aún si era en susurros —Lo dices como si fuera la primera vez que no te apoyo en algo.

—¿Estás analizando todo o solo lo hiciste por impulso? Eso es lo que me afecta, que eres más... eres diferente.— habían logrado llegar a las mazmorras, donde no descansaba ningún guardia, esto lo aprovecho para poder encarar al chico, solía tener sus peleas con Caspian, desde luego, pero aquellas palabras no hicieron otra cosa que hacerle enfado.

—Soy diferente porque las cosas lo piden, Caspian... tú mejor que nadie debía saber eso,— se separó para guardar silencio unos segundos. Aquél no era un momento para discutir de cosas que no tenían pies ni cabeza —Vayamos por el Profesor...

Caspian no dijo más, bajaron unos escalones que faltaban para encontrar recostado la regordeta figura del anciano en el suelo tras la reja, ambos se apresuraron en abrir la celda y poder despertarle.

—¿5 minutos más?— dijo Caspian un poco divertido, logrando hacer que el anciano se diera cuenta de ellos.

—¿Qué hacen aquí?... Majestades... A ti no te ayudé a escapar para que regreses...— la chica se apresuró a soltarle de sus esposas mientras Caspian mencionaba pronto del final de Miraz, pero apenas lo liberó, el anciano agarró fuerte a Caspian —No quiero que subestimes a Miraz como tu padre lo hizo.

—¿Cómo que mi padre...?— ambos jóvenes se quedaron confundidos, sobre todo Caspian tratándose de su padre.

Todo fue más rápido de lo que Cordelia y el Profesor pudieron reaccionar a la repentina salida de Caspian, ambos le llamaron en susurros pero fue imposible. La chica trató de seguirle pero le sujetaron la muñeca para impedirlo.

—No vinieron solos, ¿O si? — mantenía el agarre de la chica —Majestad, lo mejor sería que usted se ponga a salvo...

Cordelia corría hacia los establos junto al Profesor pero se detuvieron contra una pared para evitar ser vistos por un grupito de guardias que pasaban rápidos. Cuando pasaron siguieron subiendo entre los pasillos secretos del palacio, salieron hacia un pasillo. Ahí, Cordelia señaló un pasillo explicando que debía ir hacia allá mientras se alejaba corriendo en dirección contraria.