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Como Caspian había prometido, un barco le llevó de regreso a su hogar. Un día después de la ida de los Pevensie.

Después de que los hermanos, en principal Peter, habían regresado a su mundo Cordelia no había hablado con nadie, ni siquiera Caspian había intentado hablar con ella. Solo cuando estuvo a solas pudo soltar sus lagrimas ante la repentina despedida del rubio, ¿A quien culpar? ante su lógica del momento deseaba culpar a alguien pero, ni siquiera podía encontrar a alguien. Ninguno de los dos había planeado aquella despedida tan repentina,  Cordelia quería ir con Peter, justo como se lo había pedido pero no podía hacerlo, no para ella que aun mantenía sujeta a Narnia. 

Era egoísta pero tampoco sujetaría a un ultimátum a Peter, lo apreciaba demasiado para hacerlo elegir entre su mundo o ella. Una elección que tal vez ella ya había tomado su decisión. 

La peli negra esperaba a que los últimos arreglos de su barco estuvieran terminados para partir, su regreso a su hogar hubiera deseado que fuera mas emotivo. Era lo que deseaba, pero aun la tristeza no se iba ni esperaba que se fuera muy pronto. La figura del gran león se acerco una vez mas a ella, mirándole nuevamente con la calidez.

—Si no has estado segura de tus decisiones, podría afectar aun mas tu juicio.— la chica no pudo evitar sonreír al ser atrapada en sus sentimientos, volvió  mirar hacia el frente para no sentirse aun mas vulnerable.

—¿Hice bien?... ¿Lo volveré a ver, o no...?

—Tus antepasados solían ser parte de las Dríades,— comenzó a explicar el animal de una manera tranquila ignorando las preguntas de la chica —Una pequeña parte de sangre Narnia corre en ti, un tipo de magia diferente a la que has visto; algo que los une a ti y a Su Majestad Peter... Ya no puedes tomar una decisión diferente a las hechas ya, pero si lo que deseas buscar es algo que aun los conecta, esa podría ser una razón por la que te has quedado. 

Cordelia quedo callada ante todas esas palaras, incluso cuando partió seguía pensando en aquello. Algo que los mantenía juntos, algo que no tuvo mucha explicación pero Aslan afirmaba que existía. Algo que había logrado formarse en su convivencia que parecería aun mas tiempo. 

La chica fue recibida con felicidad, sobre todo ante lo rápido que corrieron las historias del como ella había sido participe en la liberación de Narnia. Extrañaba su hogar que había dejado muchos años con la idea de que no podría volver, y ahora había sido coronada su gobernante de forma legítima y sin la necesidad de un matrimonio como lo había planeado su padre.

A pesar de sus labores diarios que solían consumir todo su día, no dejó de ir a la biblioteca y buscar textos relacionados con la Era Dorada de Narnia, libros que nunca había podido leer hasta ahora. Donde relataban los diferentes historias de los reyes de Narnia, del Gran Rey Peter.

Aún así, tardó en lograr que sus elecciones dieran frutos positivos para su reinado; años de su vida, Cordelia nunca dejó de leer sobre la vieja Narnia, la que había recibido a Peter y lo había visto partir por primera vez. La tristeza de su partida nunca se fue, seguía ahí esperando una caricia de consuelo que no llegó.

No llegó cuando regresaba a Narnia a reunirse con Caspian, ya fuera por encuentros personales o por encuentros de política. No sé reconfortaba pasando cada noche de su estadía ahí en la orilla donde aún se mantenía vivo el árbol por donde habían cruzado los Pevensie.

Una pequeña alegría la había envuelto al enterarse por voz de Caspian el regreso de los menores de los Pevensie, Lucy y Edmund habían regresado; y a tristeza de los Narnianos y de ellos, fue la última vez. Los Reyes y Reinas habían partido, y no podrían regresar.

Cordelia aún así nunca despegó su cariño al rubio, ni siquiera con el paso del tiempo conforme se volvían años, no dejó de aferrarse a eso que los unía y ella esperaba, que Peter también así lo sintiera.

Una noche, su corazón obtuvo esa caricia confortable que había esperado: Peter estaba ahí, en sus sueños.

O eso creyó que era, solo estaban ellos dos. No podían hablar de todo lo que deseaban pues sentían para ellos mismos que no tenían mucho tiempo, solo bastaron unas sonrisas y unas caricias acompañadas de palabras de alivio de volver a verse.

Peter deseaba contarle cuánto habría tratado de encontrarse con ella de cualquier forma, quería decirle que nunca había podido olvidarle del todo y que aquella promesa, junto a la pertenencia que había sido el sello de esa promesa, esa que siempre quiso cumplirla aunque fuera de una manera diferente a la que imaginaban.

Ambos se habían abrazado con una gran fuerza con la esperanza que no se tuvieran que despedir, pero tenía su fin. Ese "sueño" había llegado a su final para Peter, pero para Cordelia había sido un final no solo de eso, si no de su vida.

Ella había dormido en el salón de la biblioteca de su hogar consumida por los largos años, un buen lugar para quedarse dormida; donde había un vitral que siempre le había recordado a la descripción que había hecho Peter para ella de Cair Paravel.

En el bosque de aquel territorio yacía la tumba de Cordelia, la mujer que siempre había mantenido su amor, con espontáneo inicio, había tenido hacia el rey que ella eligió, el que ella había querido dedicarle lo que restó de su vida: El Gran Rey Peter.

De Peter Pevensie.

𝐈 𝐜𝐡𝐨𝐬𝐬𝐞 𝐲𝐨𝐮, 𝐦𝐲 𝐤𝐢𝐧𝐠  | 𝑃𝐸𝑇𝐸𝑅 𝑃𝐸𝑉𝐸𝑁𝑆𝐼𝐸 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora