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''Estás en serios problemas por esto, lamento no estar arrepentida."

Parte 1



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Mi primera reacción fue la de llevar mis manos a mi boca. La tenia abierta tan de par en par que pensé que mi mandíbula se iba a dislocar. "Estas..." Me tomé mi tiempo para procesar la información en mi cerebro, ya que no estaba funcionando correctamente por el porro. "¿Embarazada?"

Kelsey me dio una mirada de "duh", mientras que Sam asentía, mordiéndose el labio inferior. "Oh, Dios mío." Le dije rápidamente, dejando caer las manos a los costados mientras yo seguía mirandola en estado de shock. No fue hasta que sentí el codo de Kelsey en mis costillas que me sacó del trance. "¿Qué vas a hacer?" Mi voz era grave, pero simpática mientras una de mis manos frotaban el brazo de Sam confortablemente.

"No lo sé." Ella negó con la cabeza, las lágrimas formandose en sus ojos. Se veía tan perdida, tan desesperada y lamentable. Miró entre Kelsey y yo, con la esperanza de encontrar alguna seguridad de que todo iba a estar bien o, al menos, un poco de ayuda.

"¿Lo sabe Mike? Porque es de Mike, ¿verdad?" Rápidamente añadí la última parte. Lo último que necesitaba era que el padre del bebé fuera otra persona.

"Por supuesto que lo es." Sam rápidamente respondió. "Pero ... no lo sabe." Ella continuó en voz más baja, sus grandes ojos mirando hacia abajo el suelo arenoso.

"¿Por qué no le has dicho?" Kelsey exhortó, la simpatía en su voz fue reemplazada por el desconcierto.

"No es fácil, ¿de acuerdo?" Sam dijo, limpiándose una lágrima que había logrado caer por su mejilla antes de llegar a su barbilla.

Inmediatamente, Kelsey y yo envolvimos nuestros brazos alrededor de su cuerpo tembloroso. "Shhh, todo va a estar bien." Ambos susurramos palabras tranquilizadoras, intercambiando miradas de incredulidad de vez en cuando. Sólo la idea de tener un bebé a esta edad -a pesar de que Sam ya tenía 18 años, un año mayor que yo- hacia que mi piel se pusiera de gallina del susto.

Cuando nos alejámos, Kelsey secó las lágrimas restantes bajo los ojos de Sam con sus pulgares mientras sorbía suavemente. "Realmente necesitas decirle, sin embargo. Se merece saberlo, cariño."

"Lo sé, es sólo que... no sé cómo se lo va a tomar y yo no quiero estar a solas con un bebé que no puedo cuidar yo sola." Explicó, sus manos moviéndose inconscientemente a su vientre.

"Mike no es ese tipo de persona. Se puede ver en sus ojos que él te ama incondicionalmente." Le aseguré, dándole una cálida sonrisa.

Ella se sonrojó un poco por mi respuesta, entonces suspiró. "Pero, básicamente, hemos estado peleando durante las últimas dos semanas, ¿cómo le voy a decir esto ahora?"

"Espera, ¿estaban teniendo problemas por esto? Esto es lo que no querias decirme en la fiesta?" La realidad de repente me dio una patada.

"Bueno, sí." Se mordió el labio de nuevo. "Insistió en que había algo me molestaba y yo le decía que no era nada, pero sabía que estaba mintiendo y se enfadó diciendo que no confiaba en él." Ella puso los ojos.

"Pero ponte en su lugar. Él es consciente de que algo está mal con su novia, pero ella no le dice nada. Probablemente se siente como si no lo amaras o algo así." Dijo Kelsey tan dulcemente como le fue posible.

Sam parecía considerarlo, cambiando su peso de un pie a otro. "Tienes razón." Ella finalmente admitió para sí misma. "Voy a hablar con él."

A pesar de que parecía decidida, sabíamos que tenía un manojo de nervios en su interior por lo tanto Kelsey y yo le enviamos miradas alentadoras. Entonces, antes de irnos, me acordé de que había olvidado preguntarle algo. "¿Cuánto tiempo llevas...?" Moví mis dedos en un movimiento circular, asegurándome de que ella sabía de lo que estaba hablando.

"Alrededor de un mes, pero me enteré hace como dos semanas." Explicó, frotando su estómago antes de esbozar una sonrisa. "Todavía no es notable, pero siento algo dentro de mi estómago." Una sonrisa se abrió camino a través de nuestros rostros cuando vimos que en realidad quería quedarse con el bebé, incluso siendo una sorpresa. "No se lo dirás a nadie, ¿no?"

Negamos con la cabeza. "Por supuesto. Buena suerte." La abracé y fuimos hacia nuestros respectivos novios.
"Gracias, chicas."

En cuanto nos quedamos solas, Kelsey tiró de mi brazo por segunda vez ese día y me hizo mirar a la izquierda. "¡Mira eso!"

Tyler y Alejandra se comian las bocas contra la valla de la cancha de baloncesto, en un ángulo en el que Manuel podría perfectamente verlos. Me burlé. "Ella es una puta."

"¿Verdad? Fue a ese idiota porque Manuel la abandonó y en realidad piensa que va a darle celos." Kelsey aceptó, apartando sus ojos de la imagen inquietante. "Ella es una patética mujer. "

Asentí con la cabeza, aparté mis ojos de Manuel, que estaba en realidad mirandome a mí en lugar de a ellos.

"¿Dónde estabas?" Manuel preguntó en cuanto llegamos al grupo de nuevo. Fumaba un cigarrillo normal, esta vez, por lo que puse los ojos. Teniendo en cuenta que estaba fuera de mis altas gracias por lo de Samira, mi modo de anti- tabaco vino de nuevo.

"Yo estaba hablando con Kelsey y Sam." Me encogí de hombros, enviandole dagas con la mirada al cigarrilo que colgaba de sus labios como si fuera un objeto animado.

"¿Qué era tan importante que había que dejarnos a mitad de algo?" Él preguntó, entrecerrando los ojos mientras exhalaba el humo en la otra dirección, así que no tuve que olerlo.

"Cosas de chicas." Me encogí de hombros otra vez, haciendo a Manuel gemir. No era mi culpa no poder decirle. "Y no me fui, Kelsey me arrastró."

"Está bien." Finalmente suspiró, dandose por vencido.

Me senté a su lado en la parte posterior del banco, mirando fijamente la extraña pareja que hablaba a lo lejos, como si no supieran qué más hacer juntos-. Cuando sentí una mano en mi muslo, miré a Manuel. ¿Qué?" Soné poco divertida al sentir su actitud extraña.

"Alejandra está tratando..."

Lo interrumpí. "Lo sé y, sinceramente, no podría importarme menos."

Él sonrió ante mi actitud. "Entonces, ¿cómo fue tu primera vez fumando?" Me preguntó, frotando círculos en la tela vaquera que cubría mi pierna. Necesité concentrarme para poder responderle.

"Fue extraño, pero supongo que me divertí mucho, me hizo reír sin querer." Me reí, apoyado mi cabeza hacia un lado para apoyarla en su hombro. Vi la colilla del cigarrillo caer al suelo mientras la pisaba con el pie. Su brazo se puso alrededor de mi cuerpo, abrazándome más cerca.

"Me alegro de que te hayas divertido porque será la última vez que lo haces." Dijo totalmente serio.

Incliné la cabeza hacia un lado para que poder mirarlo, levantando una ceja. "¿Perdón?"

"Ya me has oído." Siguió mirando hacia la nada, sin atreverse a chocar con mi mirada inquisitiva.

"No puedes controlar mi vida, ya lo sabes, ¿verdad?" Señalé, tomando su barbilla entre mis dedos y le obligé a mirarme.

"Solo estoy cuidando de ti." Él dijo dulcemente, dandome su sonrisa premiada como si eso ganara.

Una risa escapó de mis labios ligeramente agrietados. "No creo que fumara de nuevo de cualquier manera. Sólo quería vivir la experiencia una vez, pero no es lo mío." Decidí, ganando una sonrisa de satisfacción de Justin.

Moviendome un poco a un lado de mi asiento, saqué pecho. "Sin embargo, yo creo que debes dejarlo. Quiero decir, si tu tienes el poder de tomar decisiones por mí, voy a hacer lo mismo."

"Pero estás omitiendo un hecho importante: tú eres menor de edad y yo ya soy legal, así que tiene sentido mi manera."
"Sólo estoy cuidando de ti." Yo imité su voz, ganándome una risa de él.

"No necesitas hacerlo. Yo puedo cuidar de mí mismo.'' Aseguró, tomando mi mano fría y entrelazando nuestros dedos, de inmediato me dio un poco de calor y me hizo olvidar el aire y la temperatura polar.

"Claro que puedes." Me burlé pero me hizo callar con un beso. La forma en que sus labios se movían contra los míos, tan perfectamente y sin problemas, como si estuvieran hechos el uno para otro y las mariposas revoloteaban en mi estómago ante la sensación - tan como cursi como suena - era algo de lo que nunca podría cansarme.

Cuando nos separamos, yo sonreía como una tonta. Manuel me acarició la mejilla con la mano libre y se inclinó para otro rápido beso. "Por mucho que me encantaría que te quedes, debes ponerte en marcha. Estoy seguro de que tu familia está muy preocupada por ti."

Esas fueron las palabras que no quería escuchar, las palabras que me trajeron desde el séptimo cielo a la realidad. Mi realidad dura. Suspirando, me levanté del banco. Yo sabía que él estaba en lo cierto. Tenía miedo incluso de revisar mi teléfono por el miedo de la cantidad de llamadas perdidas que tendría, pero no es como si pudiera estar lejos de casa por más tiempo. Sólo empeoraría las cosas.

" Supongo."

"Vamos, te acompaño hasta tu coche." Manuel se levantó también y me tendió la mano, que de buen grado tomé antes de despedirnos de todos.

"¿Vienes, Kelsey?" Le pregunté, viendola con Tyson.

"Voy a quedarme un poco más. Nos vemos mañana en la escuela." Ella me lanzó un beso.

"Ajá, adiós amor." Me burlé antes de ver a Alejandra mirando a Maneul y a mi con pura envidia desde la esquina de mi ojo. Le envié una sonrisa con los labios apretados, empecé a caminar con Manuel.

Durante el primer minuto, nadie habló, demasiado absortos en nuestros propios pensamientos. Estaba contando las maneras que mis padres me podían matar, mientras que él tenía esta cara concentrada como si estuviera pensando en algo muy fuerte.

"¿Qué estás pensando?"

"Nada, sólo... no importa." Sacudió la cabeza, haciéndome fruncir el ceño. Algo estaba mal, obviamente, pero yo sabía lo testarudo que era así que si él no quería, no iba a decirme.

"¿Seguro?" Él no cambió su expresión, me dejó realmente curiosa.

"¿Crees que tus padres te vayan a castigar?" Él cambió de tema.

Solté un bufido. "¿En serio? Al menos por un año. Estoy temiendo el momento de "hablar"." Admití cuando llegamos al lugar donde había aparcado el Audi. "Estoy muy jodida."

"Lo siento, fue por mi culpa." Manuel se rascó la cabeza, mirando hacia abajo y lamiendo sus labios.

"¿Qué? Yo fui la que sugirió faltar a la escuela." Arrugué la frente. "Y también la que se escapó así que voy a aceptar el castigo." Suspirando de nuevo, me apoyé en la puerta de mi coche, Manuel se colocó delante de mí.

"Seguirás escapandote, ¿no?" Me preguntó con esperanza. "De lo contrario, te voy a extrañar." Él acarició su rostro en el hueco de mi cuello con timidez, como si le avergonzara ser tan tierno.

Riendo suavemente, acaricié su pelo con los dedos. "¿Vas a dejarme ser diferente?"

"Pues no." Murmuró contra mi cuello, donde podía sentir su sonrisa. "Buena suerte con tus padres, y trata de conservar el teléfono para que al menos me llames después." Él dijo, alejándose y mirándome.

"Voy a hacer mi mejor esfuerzo."

"Yo... " Vaciló. "Voy a hablar contigo más tarde." Inclinándose, todavía comportandose de forma extraña, él me dio un beso en mis labios.

Furtivamente mis brazos fueron alrededor de su cuello, atrayendo nuestros labios de nuevo juntos. "En caso de que no nos podamos ver en mucho tiempo." Susurré contra su boca antes de besarlo correctamente. Manuel no se opuso y sus manos encontraron el bolsillo trasero de mis vaqueros. Después de unos segundos, nos alejámos y Manuel dio un paso atrás para que pudiera entrar en el coche. Una vez que estuve dentro, me ajusté mi cinturón de seguridad y me despedí de él con una sonrisa antes de irme.

Un dolor de cabeza comenzaba a presionar sobre las sienes mientras esperaba el ascensor para llegar al piso 11. Los efectos secundarios del porro me daban patadas. Simplemente genial. El silencio en el pasillo sólo me hizo más difícil entrar en la casa sin ser vista. El simple sonido de las llaves balanceándose se podía oír desde el otro lado de la ciudad.

Como había previsto, tan pronto como abrí la puerta, mi madre me atacó en un abrazo de oso, casi ahogandome hasta la muerte. "Oh, Dios mío, ______. Gracias a Dios que estás bien."

No me atreví a decir nada. Me esperaba algo más como una bofetada, pero obviamente no voy a quejarme. "Casi me dio un ataque al corazón. ¿Al menos tienes una idea de lo increíblemente preocupada que estaba?" Su expresión de dolor y sus ojos brillantes me miraron, hizo que mi estómago hiciera un movimiento desagradable y me sentí muy mal por dejar a mis padres así.

"Lo siento." Yo simplemente susurré, congelada en el acto.

"Será mejor que lo sientas, mujercita. Estás en serios problemas por esto, lamento no sentirlo." Ella temblorosa señaló con el dedo índice hacia mí, pero la expresión de alivio permaneció en su rostro, casi haciendo que parezca como si se olvidara de mi castigo, e incluso hiciera mi comida favorita para la cena. Sin embargo, lo siguiente que dijo dejó claro que me iba a arrepentir jamás de desobedecerlos. "Voy a llamar a tu padre y cuando él venga, tu y nosotros vamos a tener una conversación muy seria. No estás llegando lejos con esto, señorita." Advirtió, me fui a mi habitación, así podría darme una ducha y cambiarme antes de la declaración oficial de mi muerte social.

B.R.O.N.X/ Manuel Turizo/ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora