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Dos horas y media después estábamos de vuelta a casa. Mis pies le dolían por los tacones, pero eran la menor de mis preocupaciones. La cabeza me latía con fuerza , y no precisamente porque había bebido nada de alcohol. De hecho, sólo tenía el aburrimiento como culpable de mi dolor de cabeza. No me había llamado Manuel de nuevo, mi cerebro todavía está tratando de procesar todo lo que Nate había dicho fallando miserablemente. ¿Por qué había tardado tanto tiempo en dejar que se explicara a sí mismo?¿Por qué no lo había escuchado antes? Debí haber adivinado que esto era culpa de Natasha y Nate sólo había sido víctima -junto a mí, por supuesto- de sus patrañas. Ella le dio un beso y yo pensé que él le devolvió el beso, pero al parecer no era así.

Yo contemplé cómo disculparme un par de veces, pero nunca encontré el coraje para ir y decir lo siento. ¿Qué se supone que debo decir de todos modos? ''Hey, lo siento, te he humillado y ofendido por un mes entero, podemos ser amigos de nuevo?'' Además, dudo que él quiera que seamos amigos de todos modos ya que aparentemente todavía le gustaba. Esa fue la peor parte. Mi estómago no se sentía bien -esta vez de verdad- fruto de demasiadas emociones de remordimiento mezclándose.

Para añadir a la cantidad de mi ya gran lista problemas, Alejandra había vuelto a la imagen, tratando de robarme a mi novio. Sabía que no tendría éxito, pero una parte de mí tenía miedo de lo que ella era capaz de hacer. Yo prefiero no pensar en ello demasiado.

Al final, me las había arreglado para estar a través de la "fiesta" sin quedarme dormida contra un muro, que era algo gracias a que sólo había sido capaz de hablar con algunos de mis compañeros de clase. Yo había estado evitando a Ryan cada vez que él me miraba, pero él no se daba por aludido. Me negué a hablar con él. Ni siquiera podía entender cómo él pensaba que iba a hablarle bien después de decirle a mis padres que me había saltado un día de clases y después de lo increíblemente molesto y entrometido que estaba siendo sin aparente -para mí- razón. Él fue a ver a unos amigos en la ciudad por lo que el camino en coche de vuelta a casa había sido más agradable. Realmente no había participado en la conversación, pero el resto de mi familia parecía haber tenido un buen rato. Blake se ruborizaba cada vez que el nombre de Chloe aparecía y yo lo había visto charlando con una chica pelirroja durante toda la tarde. "Blake está enamorado." Yo le tomé el pelo, haciéndolo rodar sus ojos mientras todos nos reímos.

Una vez que había llegado a casa y después de cambiar en mi pijama, decidí que era hora de hablar con mis padres. Se me hizo un nudo en el estómago mientras escaneaba las posibilidades para hacer frente a la cuestión. Debo ir directa al grano, sin andarme por las ramas y sin derramar demasiados detalles. Algo como, "mamá, papá, quiero que conozcan a mi novio." Debo estar tranquila. "Que por cierto, ya sabes mamá, pero te mentí diciendo que era amigo de Kelsey." Tal vez debería omitir eso. Tal vez ella no recordaría.

Entré en la sala de estar, tratando de mantener mi espalda recta y la cabeza alta, sin mostrar cobardía. En su lugar, yo me estaba viendo como una idiota. ¿Por qué cuando más tenemos la intención de parecer tranquilas, más parece que nos esté a punto de dar un ataque?

Toda mi familia estaba sentada delante del televisor viendo una película, hasta que me quedé allí, bloqueando sus vistas. Todos los ojos me miraron con confusión, incluso la de Tommy. Saludé a Blake con mi mano discretamente, señalando que saliera de la sala. Él captó la indirecta, sonriendo alentadoramente a lo que sabía que iba a hacer y cogiendo a Tommy, murmurando algo acerca de jugar a un nuevo vídeojuego.

Me aclaré la garganta y miré a mi madre: "Mamá." Luego miré a mi padre: "Papá. Me gustaría hablar de algo con ustedes dos."

Intercambiaron miradas extrañas y mi madre se acercó a apagar el televisor con el mando a distancia. "Está bien." Ella asintió con la cabeza, todavía mirándome con recelo. Mi padre parecía aún más confuso, ya que normalmente no tenemos estos graves momentos en los que interrumpía lo que estaban haciendo para tener una conversación padre-hija. Bueno, en realidad, nunca hemos tenido una antes.

Parecían un poco nerviosos también. Me senté en el sillón frente a ellos, apretando mis manos alrededor de mis rodillas y hundiendo las uñas en la piel por lo que me vi obligada a abrir la boca. Esto sonaba más fácil cuando estaba practicando en mi habitación.

"¿Está todo bien, cariño?" Preguntó mi mamá, sus cejas levantándose con preocupación.

" Si." Hice una mueca. Me pellizqué la piel demasiado fuerte. "Sólo quería deciros algo."

Pero yo no dije qué.

"¿Qué es?" Preguntó mi padre, probablemente, pensando que había algo malo en mí. Yo suelo hablar mucho más fluida.

"Se trata de mi...novio." Las palabras salieron lentas y vacilantes. No me atrevía a mirarlos mientras hablaba, eligiendo mirar fijamente el piso de madera entre mis pies en su lugar.

Un simple "oh" escapó de los labios de mi madre, mientras los de mi padre se mantuvieron cerrados.

"Sé que no tienen muy buenas ideas preconcebidas acerca de él, pero quiero mostrarles que no es tan malo como pensáis. Y quiere reunirse con vosotros también. Correctamente." Añadí. Ellos se miraron de nuevo, pero era difícil saber lo que querían decir. ¿Vacilación?¿Negación?¿Malestar?¿Pensamientos de ''nuestra hija está loca''?

Mi padre se aclaró la garganta, abriendo la boca por primera vez . "¿Por qué quiere reunirse con nosotros?"

Esa pregunta me molestó. "Bueno, al contrario de lo que esperas, me ama y quiere que sepas que él está tomando la relación en serio y que no es una mala influencia."

Mi padre casi resopló. "Deja que yo decida eso."

"¿Puedes por lo menos darle una oportunidad, papá? Ni siquiera lo conoces y ya le estás juzgando." Me quejé, lanzando mis manos en el aire. En este punto, no estaba nerviosa , yo ya estaba desesperada.

"Yo sé que él te hizo saltar la escuela y bajar tus calificaciones. ¿Quién sabe qué más?"

Lo miré con incredulidad. "Esa fue mi decisión y, en consecuencia, es mi culpa. Él no tiene nada que ver con mis calificaciones o cómo paso mi tiempo."

Ahora sí que resopló. Mi mamá se quedó en silencio, como si estuviera sopesando todo internamente.

"Creo que no voy a saber si me lo puedo creer, hasta que hable directamente con él." Él se encogió de hombros. Oh no, yo temía lo que fuera a preguntarle a Manuel.

"Ese es el punto para reunirse con él." Dije en un tono de 'duh', probablemente no demasiado educado para usar con tus padres a juzgar por la mirada que me envió. "Él me hace feliz." Añadí poco alegre.

"¿Podemos saber su nombre?" Mi madre finalmente intervino, aunque algo en sus ojos me dijo que ya lo sabía.

"Manuel." Dije en voz baja después de un momento de silencio. Si su memoria era buena, ella se daría cuenta de que ella ya se habían encontrado con Manuel.

Ella sonrió. "Lo sabía."

El rostro de mi padre cambió a una de total sorpresa mezclada con incredulidad, junto con la mía. "¿Cómo lo sabes?"

"Sí, ¿cómo lo hiciste?" Todavía no explicó cómo había llegado a la conclusión de que Manuel era mi novio si ella no nos había visto besarnos ni nada. Ella debería haber creído mi mentira.

Ella me miró con complicidad. "Soy tu madre, ______. Puedo leerte como un libro abierto y yo definitivamente puedo identificar cuando estás enamorada. Llámalo instinto maternal." Me sonrojé. ¿Ella se había dado cuenta que estaba enamorada de Manuel por cómo le miraba? Wow, espeluznante. "Además, decir que él era amigo de Kelsey no fue la mejor excusa. Todos la hemos utilizado alguna vez."

Me mordí el labio. Maldita sea, ella es buena. Mi padre miró curiosamente cuando ella mencionó que era una mentira común.

"Parece un buen tipo." Ella siguió sin hacerle caso. "Y es muy guapo y educado por lo que yo pude ver. Había algo en él un poco raro, sin embargo." Puse los ojos.

"Nada en él está raro. Él es una persona normal." Bueno, algo así.

"¿Así que me estás diciendo que ya conociste a este muchacho y sabías que él era el novio de ______, pero no me lo dijiste?" Los ojos de mi padre se abrieron con asombro.

"Yo estaba esperando a que ella lo hiciera y, sin duda, no le tomó tanto tiempo como yo pensaba que le tomaría." Dirigió la última mirada a mí, enviándome una pequeña sonrisa, aunque su expresión seguía siendo cautelosa. "Yo no sé por qué no nos presentaste allí, sin embargo. Habría sido más fácil."

"No era el momento." Solté a la defensiva.

Ella se echó a reír, con un suspiro soñador después. "Me recuerdas a mí cuando tenía tu edad."

Yo no esperaba que ella se lo tomara tan bien, así que me dejé un suspiro de alivio cuando ella dejó de hablar. Mi padre, sin embargo, no parecía tan feliz.

"Papá, por favor, haz esto por mí. Sólo dale una oportunidad. Te prometo que es increíble y se llevarán bien." Le supliqué. Yo no me creí a mí misma, pero valía la pena intentarlo.

Él apretó los labios en una línea apretada, pensativo. "Está bien. Puedes invitarlo a la fiesta de la víspera de Navidad si quieres y lo juzgaré por mí mismo."

Su expresión era severa, pero solté una sonrisa enorme. "Gracias, papá. Estoy segura de que te va a gustar." Me puse de pie para abrazarlo, moviéndome al lado de mi madre. "Y no hay nada raro en él."

Mis párpados amenazaban con cerrarse. Había estado estudiando historia las últimas tres horas, y yo todavía no había terminado con todo el programa de estudios. Bostecé por centésima vez, robando una mirada al reloj que colgaba de la pared. 21:30. Yo no estaría tan cansada si no hubiera tenido Gimnasia esta mañana. Frotándome los ojos, cogí mi botella de agua y bebí un largo trago. Yo no había comido nada, pero no tenía hambre tampoco. Mi estómago siempre se cerraba cuando estaba estresada.

Un golpe en la puerta me distrajo momentáneamente. Probablemente era mi madre me traía la comida o mi padre con ganas de ver cómo me iba. "Entra." Le grité para que me oyera desde mi escritorio. Aproveché la oportunidad para levantarme y estirar las piernas un poco.

Sin embargo, cuando se abrió la puerta, no se reveló la persona que esperaba ver. Ryan se quedó allí, con las manos en los bolsillos y una expresión cautelosa en su rostro. Él todavía estaba vestido con su ropa de antes, un jersey negro y jeans.

"¿Dije entrar? Quise decir salir." Escupí venenosamente, cruzando los brazos y dando la vuelta a punto de volver a Gorbachov y Reagan.

"Tenemos que hablar." Insistió, por lo que puse los ojos.

"No, nosotros no. Vete." Dije aún dándole la espalda. Cuando no oí ningún movimiento, me di la vuelta y él todavía estaba allí, mirándome como si él no fuera a seguir mis órdenes. "La puerta está detrás de ti." Señalé con sarcasmo. "Ahora, utilízala."

"No me iré hasta que hayamos hablado." Al cerrar la puerta, se apoyó en ella, sabiendo que no podría echarlo aunque quisiera.

"¡Muy bien!" Exclamé, me harté. "¿Por donde quieres empezar?¿Cómo le dijiste de mí a nuestros padres?¿O tal vez te gustaría repetir tu pequeño discurso acerca de cómo mi novio es un problema y sabes algo que hizo, pero no me puedes decir?"

Ryan parecía un poco sorprendido por mi dureza. "Has cambiado mucho desde que estás con él." Él negó con la cabeza.

"No, Ryan. Tú has cambiado." Lo señalé con el dedo con tono acusador. "Tú solías ser mi hermano. Solías apoyarme y ayudarme, no te volvías contra mí." Dije en voz alta y me hizo darme cuenta de lo mucho que realmente dolía.

"Todavía soy tu hermano." Él contestó, dando un paso más cerca de mí.

"¿Tú?" Susurré, no encontrar la fuerza en mi voz cuando di un paso hacia atrás.

Ryan pasó las manos por su pelo corto y grueso. "Un día te darás cuenta de que hice todo esto por ti yo quiero que seas feliz."

"Estoy muy feliz."

"Eres feliz ahora pero conozco esta clase de chicos. Conozco su juego y sé lo que está esperando y cuando lo consiga, él te dejará. Es una dinámica muy simple." Dijo inteligentemente, aunque una preocupación genuina se filtraba en su voz.

"Entonces te alegrará saber que no sucedió." Repliqué, ocupándome de trenzar mi pelo, así no tenía que mirarlo. No le gustaría oír esa parte.

Escuché su grito de asombro, seguido de una cadena de malas palabras. "No me digas que..." Él hizo gestos con las manos que eran difíciles de seguir. "Oh, Dios mío, ______. Voy a matar a ese hijo de puta." Llevó un puño a su boca y lo mordió como él hace cuando está muy, muy cabreado. "¿Cómo se atreve a tocarte?"

Temí por mi vida, viendo como los músculos de sus brazos se contrajeron y su cara se puso roja de furia.

"¿Crees que lo sabes todo, pero no tienes ni idea " Llegué a la conclusión, dejando caer mi cabello y caminando hacia la puerta. La abrí para él y esperé hasta que él se movió y salió.

"Tú eres la que está despistada, ______." Dejó escapar una risa diabólica, haciéndome fruncir el ceño. "Vas a ver que yo tenía razón, ya lo verás." Se fue aún en su estado enojado, tirando de su pelo oscuro y murmurando cosas en voz baja.

Cuando escuché el portazo, emití un suspiro de alivio. Ahora probablemente llamaría a sus amigos e iría emborracharse o algo así. Lo que sea, no me importaba. Y sus palabras no me han afectado en lo más mínimo, me repetía a mí misma. Manuel y yo lo hicimos el sábado, hoy era martes y aún no me había abandonado.

Tomé un momento para relajarme después de mi conversación no tan tranquila con Ryan, me senté en mi silla de escritorio de nuevo y volví a la Guerra.

Me encanta la Navidad. Es uno de mis momentos favoritos del año, especialmente en la ciudad de Nueva York. No importa la hora que sea, las calles siempre están llenas de gente, niños jugando en la nieve, mientras que los adultos se apresuran a comprar los últimos regalos que han olvidado. Hay un olor alegre en el aire, como si todo el mundo fuera feliz por un segundo a la vez.

Era viernes y quedaba sólo una semana para Navidad. Las calles ya estaban brillando con las miles de bombillas de color rojo, amarillo, verde y azul, las tiendas decoradas con enormes pinos falsos, cintas pomposas y muñecos de nieve y Santa Claus fuera de los edificios.

Es por eso que miraba a mi alrededor con asombro mientras Kelsey, Jazzy y yo entrabamos en Macy. Había un ruido constante en el aire que me hacía tener que hablar en voz alta si quería ser escuchada. Personas caminaban en cada dirección, empujando uno al otro a lo largo del camino. Dependientes mantenían sus ojos rodando en clientes molestos, sonrisas corteses clavadas en la cara con tanta fuerza que parecían a punto de arrancarles la piel a pedazos.

"Eso es horrible."

Kelsey jadeó ofendida por la declaración de Jazmyn. Lo bueno de ella es que ella no tenía ningún problema en ser sincera, aunque era un poco demasiado fácil a veces.

"Recuerda-me por qué ella vino otra vez, ella no está ayudando." Kelsey se quejó, volviendo el vestido que llevaba a los bastidores y furiosamente escaneando el resto. Ni siquiera sé por qué ella estaba buscando los vestidos de Macy. No creo que alguna vez haya comprado aquí antes.

Puse los ojos, dejando escapar una risa cuando Jazzy le sacó la lengua. "¿No tienes como miles de vestidos ya?" Ella hizo una mueca aburrida. Sabía que todo lo que tenía de -no-me-gustan-las-compras era una fachada. Sus ojos se habían iluminado cuando habíamos pasado tiendas como Prada o Dior en nuestro camino hacia aquí. Parecía como si ella amara todo, pero no se atrevía a admitirlo. Ni siquiera a sí misma, tal vez, a juzgar por la ropa que llevaba. Ella por lo general vestía informalmente, colores oscuros y rojos -porque era su favorito- y la ropa era bastante simple. Sin embargo, ella era una artista a la hora de maquillarse y podía trazar la línea divisoria negra sobre sus pestañas superiores con los ojos cerrados. Eso era algo que tenía en común con Kelsey y mi mamá y que claramente no había heredado.

"Ella tiene razón, Kels. Además, ¿por qué quieres comprar un vestido de aquí?" Pongo énfasis en la ubicación, frunciendo las cejas.

Kelsey volvió apresuradamente hacia nosotras. "Tyson me invitó a una fiesta después de Año Nuevo y no tengo nada que ponerme no sea demasiado formal." Ella no me miró mientras hablaba, hizo que mi cara cayera en un ceño fruncido.

"¿Te refieres a una fiesta en el Bronx?"

Ella asintió con la cabeza casi en tono de disculpa.

"Manuel no lo ha mencionado." Me encogí de hombros tratando de parecer indiferente. Él debe haberlo olvidado, no seas paranoica.

"Bueno, ya sabes que mi hermano no tiene la mejor memoria de la historia." Jazzy dijo y me hizo sentir mejor, porque ella no lo dijo como si se sintiera forzada a hacerlo. Ella no era de las que mentían sólo para consolarte.

Traté de reír y olvidarme de él. Es increíble lo increíblemente insegura que puedo llegar a ser después de haber hablado con mi hermano.

"Voy a probarme estos, pueden esperar fuera de los vestuarios. " Puso al menos siete vestidos en sus brazos, Kelsey equilibró su camino hasta el final del pasillo, donde estaban los probadores de mujeres.

Jazmyn y yo mantuvimos un ritmo más tranquilo detrás de ella. "¿Has pensado en lo que le vas a dar a Manuel?"

Su regalo era el único que me quedaba por comprar. Yo ya había conseguido a mi mamá un hermoso collar de diamantes, un par de mancuernillas de plata de diseño propio para mi padre, algunos juguetes para Tommy y una guitarra para Blake, ya que había decidido que quería aprender cómo usarla. En un ataque de benevolencia, yo había pensado en Ryan también. Por supuesto, no me siento lo suficientemente benévola para comprarle algo, pero, una noche, yo había ido hasta el trastero en el sótano de nuestro edificio para pescar algo. La habitación estaba llena de cajas de cartón apiladas hasta el techo, por lo que fue difícil saber cuál estaba buscando. Sin embargo, una cosa buena sobre mi madre era que etiquetó cada caja para que pudiéramos encontrar cosas más adelante si era necesario.

Así que me encontré con el viejo béisbol con el que solíamos jugar cuando éramos niños y con el que pasábamos nuestros veranos en Tennessee o incluso cuando la primavera empezaba era posible jugar en el Parque Central, sin morirse de frío. Ryan siempre se había quejado de que era demasiado lenta para atrapar la pelota y exigí que quería un hermano para jugar porque estaba demasiado molesta. Solía llorar cuando decía eso y luego venía a mí con una paleta para disculparse. Hasta que Blake tenía la edad suficiente para reemplazarme, es decir. Tenía la esperanza de que el béisbol le recordara los buenos momentos que pasamos en el pasado, cuando en realidad eramos como uña y carne.


Al bajar a la tierra de nuevo, le contesté a Jazzy. "En realidad, tuve una idea." Sonreí. "Pensé que ya que, ya sabes, él tiene todas estas cosas de los Nets de Brooklyn y nunca se pierde un partido, podría conseguirle entradas para uno." Él tenía un jersey negro y una gorra blanca del equipo de la NBA y cada vez que estaba en torno a sus amigos o con su padre o incluso con mi hermano menor, él no dejaba de hablar de ellos. Él me había abandonado dos veces para ver un partido en la televisión.

"Eso es jodidamente brillante." Jazzy estalló en una enorme sonrisa, chocando-me los cinco. Nunca podría acostumbrarme a su forma de hablar. Tenía un rostro hermosamente inocente, nunca esperaba que ella tuviera tal boca. "Él se casará contigo si le consigues entradas para los Nets, de verdad."

Me reí. Matrimonio. Ella está loca.

Media hora más tarde, todavía estábamos repantigadas en los sofás fuera de los vestuarios, a la espera de que Kelsey aclarara su mente y decidiera de un maldito vestido ya. Ella estaba tardando literalmente una vida entera. 'Este está demasiado corto', 'Este está demasiado caliente', 'Este es feo', 'No sé lo que vi en este', 'Éste me hace ver como una nerd'. Después de no sé ni muchos vestidos, ella no había decidido todavía.

"Tu amiga es molesta." Jazmyn resopló, haciendo volar los pelos alrededor de su cara. Su flequillo había crecido y ahora eran tan largo que asomaba por sus ojos por lo que tenía constantemente que alejarlo de ellos.

"¡Te he oído!" Kelsey chilló desde el interior de uno de los cubículos blancos.

"¡Ese era el objetivo!" Jazzy gritó, llamando un poco de atención de otros clientes. Me sonrojé un poco ante el comportamiento de mi amiga mientras miraba la pantalla apagada de mi iPhone, deliberando conmigo misma en llamar a Manuel. No nos habíamos visto desde el sábado pasado -lo que hacia casi una semana- porque estaba teniendo mis finales. Habíamos hablado por teléfono antes de ir a dormir, pero yo siempre estaba demasiado cansada como para mantener una conversación durante más de 30 minutos, a pesar de lo interesante que era. Hoy, me hubiera visto con él si yo no hubiera organizado una tarde de compras con las chicas.

"¿______?" Alguien diciendo mi nombre hizo que mis ojos se levantaran desde la pantalla negra a la chica de pie delante de mí.

"Clara." Me puse de pie para saludarla. Clara estaba en mi clase de Inglés e Historia pero casi nunca habíamos cruzado una palabra.

Ella me sonrió, deteniendo a un muchacho que caminaba a su lado acaparando su brazo. Al principio, pensé que era su novio, pero cuando el chico nos miró, me llamó la atención lo parecidos que eran. Tenían la misma nariz recta, pómulos salientes y ojos azul claro, casi tan claros como el agua. "Este es mi hermano, Caleb."

Caleb simplemente me saludó con una inclinación de cabeza, dirigiendo inmediatamente su atención hacia Jazmyn, que seguía sentada como si nadie hubiera venido aquí. "Esta es mi amiga Jazmyn." Cuando mencioné su nombre, su cabeza se sacudió y casi se recubrió de rojo cuando se encontró con los ojos de Caleb. Oculté una sonrisa cuando Jazzy se puso de pie.

"Hey." Ella se limitó a decir, tratando de parecer casual y sin inmutarse, pero yo sabía que le había gustado algo en Caleb por la forma en que ella casi sonrió. Jazmyn se limitaba a sonreír en muy raras ocasiones.

"¿Vas a la fiesta de la víspera de Navidad?" Clara preguntó alegremente, como si ella estuviera muy emocionada .
"Claro, ¿vosotros también?"

Ella asintió con la cabeza frenéticamente, mientras que Caleb ponia los ojos. Alguien no estaba tan entusiasmado.

"Eso es maravilloso." Hice todo lo posible para sonar realmente emocionada cuando, en realidad, una parte me puso más nerviosa ya que Manuel iba a venir para conocer a mis padres. "Jazmyn viene también." Al escuchar la noticia, una sonrisa descarada se hizo cargo de las funciones de Caleb. Wow, no era exactamente tímido. Sentí un pellizco en la parte posterior de mi brazo y di una mirada de reojo de Jazzy. Estaba nerviosa y era algo tan divertido de ver.

"Nos vemos allí, entonces."

Después de que se fueron, Jazmyn agarró mis brazos, sacudiéndome. "¿Estás loca?" Entré en un ataque de risa. "No es gracioso, ______. ¡Maldita sea!" Pero ella terminó riendo conmigo.

"¿Qué está pasando aquí?" Kelsey salió de los vestuarios con un vestido verde menta colgando de su brazo.

"Jazmyn vendrá a la fiesta de Navidad con nosotras." Declaré, sonriendo feliz. Eso iba a hacer la noche más divertida, sobre todo para Kelsey ya que Tyson no iba.

"¿Hablas en serio?" Kelsey frunció el ceño en broma. Actuaban como si se odiaran, discutiendo todo el tiempo, pero yo sabía que Jazmyn estaba en proceso de aceptarla como Kelsey había hecho con ella.

"Por Dios, oculta tu emoción." Poniendo los ojos -que eran exactamente del mismo color de Manuel- le dio un codazo en las costillas a Kelsey, mientras nos dirigimos a los cajeros. "Yo no tengo nada que ponerme, sin embargo." Señaló mientras esperábamos a que Kelsey pagara por su vestido. 45$ y todavía se veía como los que ella utiliza normalmente, sólo que más barato, y no de un famoso diseñador.

"No te preocupes por eso, te conseguiré un hermoso vestido para que puedas dejar a Caleb asombrado." Le guiñé un ojo. Ella me miró.

"No me gusta Caleb."

Haciendo caso omiso de ella, yo canté. "Jazzy y Caleb sentados en un árbol besándose."

"Dios, estoy agotada." Exhale cuando finalmente terminamos con todas nuestras compras. Kelsey tenía al menos ocho bolsas colgando de sus hombros y mis piernas dolían de tanto caminar. La masa de gente en la calle no se había disipado por lo que era difícil moverse o llegar a cualquier destino sin ser tirado al lado.

Jazmyn se abanicó. Hacía mucho frío para mí a pesar del alto porcentaje de cuerpos humanos concentrados en cada metro cuadrado de la calle, pero era una estufa humana al igual que su hermano. ¡Había nevado en la mañana, por el amor de Dios!

"¿Seguro que no quieres que te lleve a casa?" Apenas eran las 18:00, pero el cielo se había oscurecido ya y, aunque las calles estuvieran a salvo aquí, yo no sabía nada de su barrio. "No es ninguna molestia."

"No, está bien. Mis amigos estarán esperando por mí en la estación de metro de allí de todos modos." Ella no había comprado muchas cosas, diciendo que sabía dónde encontrar las cosas baratas que yo sospechaba que podía implicar el robo o el mercado negro. Pero yo no me metí aún más, no era asunto mío y yo no quería molestarla.

"Por lo menos déjanos acompañarte a la estación más cercana. No quiero saber lo que tu hermano nos vaya a hacernos si dejamos que algo le suceda a su hermanita." Kelsey se burló de ella. Jazmyn sólo la golpeó juguetonamente, riendo. Creo que eso es lo que le gustaba de la gente, que no tuvieran miedo de meterse con ella.

Caminamos por otra calle que no estaba tan ocupada, lo que nos permitía que siguiéramos con nuestro ritmo. Yo nunca la había visto antes, pero parecía que no perteneciera a Manhattan. Los cafés y restaurantes eran un poco más andrajosos de los que estaba acostumbrada a ver por aquí y había un par de tiendas tatuajes y perforaciones corporales, una en cada acera.

Estuvimos charlando sobre la fiesta cuando Jazmyn se detuvo de repente en frente de una de ella, con el rostro casi pegado a la ventana de la tienda mientras examinaba lo poco de las paredes que se podía ver desde el exterior.


Estaban completamente cubiertas de fotografías de diferentes obras de arte (como algunos lo llaman). 'Red Blood' estaba escrito en letras de vista espeluznante en la parte superior de la puerta, dándome una sensación aún peor de lo que ya irradiaba. Gran nombre, pensé.

"¿Qué?¿Quieres hacerte un piercing ahora?" Kelsey resopló, siendo sarcástica. Sin embargo, la mirada de Jazmyn le sugirió que no se había equivocado. "Oh no, eres aún menor de edad." Antes de que pudiera seguir protestando, Jazzy abrió la puerta de la tienda. Algo que colgaba del techo tintineó, alertando al hombre detrás del mostrador de que había un nuevo cliente, a pesar de que ya nos había visto fuera, mirando el interior como monstruos.

El hombre era el típico tatuador, supongo. Tenía pintado cada centímetro de su piel que estaba al descubierto. Tenía las orejas perforadas con dilataciones, dejando un agujero del tamaño de mi pulgar. Tenía otros varios piercings repartidos por todo su rostro voluminoso pero, a pesar de que debería dar miedo, algo en él parecía ser agradable.

"¿En qué puedo ayudarte?" Rodeó el mostrador con una sonrisa, que mostraba otra perforación colgando de su frenillo. Tragué saliva, la vista era un poco molesta para mí. Parecía demasiado doloroso.

"Me gustaría un piercing en el ombligo." Jazmyn dijo con confianza, como si estuviera pidiendo una baguette en la panadería.

Kelsey y yo intercambiamos miradas de ella-está-mal-de-la-cabeza, mis ojos casi fuera de sus órbitas.
El tatuador le dirigió una mirada vacilante. "¿Cuántos años tienes?"

"18. Fue mi cumpleaños la semana pasada así que esto es algo así como mi propio regalo por mí misma." Me sorprendió de cómo podía mantener su voz tan tranquila y no temblorosa.

El hombre seguía dudando. "Voy a tener que ver su identificación."

Pensé que esto era todo. Después de todo, debería estar agradecida de que él no la dejara hacerse-lo. Ella tenía 15 años y sus padres probablemente se asustarían la veían con un piercing. Además, ¿desde cuando ella quiere uno?

"Yo no la tengo." Ella se encogió de hombros. "Vamos, ¿qué es esto?¿Un club? Te doy mi palabra de que tengo 18 años y tu consigues 20 dólares." Ella era buena en esto.

El hombre dudó unos segundos más, mirando hacia la calle para ver a cualquier persona -por que lo podían atrapar haciendo algo ilegal-, pero, para mi total sorpresa, él estuvo de acuerdo en hacerlo. "Ven conmigo."

Jazmyn sonrió mientras le hacia señas a una habitación más pequeña en la parte posterior. Se dio la vuelta muy rápidamente para enviarnos una mirada triunfante. Kelsey y yo estábamos enloqueciendo. Ella puede parecer mayor de 15 años pero no con la edad suficiente para hacerse un piercing sin la autorización de sus padres. Casi me dieron ganas de gritar al hombre por ser tan tonto, pero Jazmyn me mataría.

Ahora que miraba más de cerca, me di cuenta de que sus orejas estaban perforadas -en más puntos de los que sólo te hacen cuando naces, quiero decir- y eso se veía muy bien. Yo como que me gustó.

"Túmbate." El hombre instruyó, caminando a un gabinete para obtener el instrumento necesario.

Jazzy parecía totalmente imperturbable, como si alguien no estuviera a punto de hacerle un agujero en la piel sin haber sido anestesiada. "He estado esperando esto desde hace meses." Dijo en voz baja para no llamar la atención del hombre, que estaba frotando con un algodón húmedo a lo largo de una aguja de la longitud mi pie.

Kelsey casi amordazó. "Yo nunca podría hacerme un piercing, casi moría cada vez que mi mamá me llevaba al médico para hacerme una vacuna."

El hombre negó con la cabeza. Kelsey se mantuvo parloteando sin dirigirse a nadie en particular, mientras escaneaba las paredes de la habitación. Estaban cubiertas de fotos de piercings y tatuajes. Algunos de ellos se veían horrible, como un anillo en el cuello o entre dos dedos, pero algunos tatuajes eran realmente geniales.

Antes de Manuel, básicamente los había odiado, pero ahora no me parecían tan malos. Me gustaron los pequeños y significativos, en lugar de un lobo enseñando los dientes en la espalda de una persona o de una planta enredadera alrededor de una pierna. Esos eran demasiado exagerados en mi opinión.

"¿Crees que me dolerían mucho?" Me encontré preguntando en voz alta, dando la vuelta para ver Jazzy con su camiseta enrollada hasta el final a sus costillas y el hombre limpiando la piel con alcohol medicinal.

"No sé, pregúntele a Manuel." Sugirió cuando la aguja atravesó su carne. Ella ni siquiera se inmutó.

"Ya lo he hecho, pero ya sabes como es, no va a admitir que le duele algo, incluso si tiene una bala en el corazón." Las imágenes de la noche en que entró en mi ventana con una herida en su frente aparecieron en mi mente. "Debe ser algo que viene de familia." Le comenté, viendo la sonrisa de Jazzy de oreja a oreja una vez que el pequeño diamante azul estaba incrustado en su ombligo. Sólo una gota de sangre se había caído, pero a ella no le había importado. Ella era tan fuerte como Manuel.

El tatuador le dio instrucciones acerca de la limpieza y el tratamiento del piercing en caso de que se infectara.

"Me gustaría hacerme una perforación también." La cabeza de todo el mundo se giró hacia mí al mismo tiempo. Oh, yo dije eso en voz alta. Realmente quiero tener un piercing.

El hombre suspiró, pensando probablemente que una actividad ilegal más hoy no haría ningún daño, siempre y cuando la policía no se enterara. Y no es como si lo fuéramos a ir a gritar a los cuatro vientos.

"¿Qué?" Kelsey resopló, bajando cuando se dio cuenta de que hablaba en serio. Jazzy, por otro lado, sonrió, levantándose de la camilla sin siquiera sentirse mareada al parecer.

Mi estómago se revolvió como si me diera una advertencia de que no le gustaba la idea de agujas y mi piel en la misma frase. Decidí que era mejor si yo no le daba demasiada importancia.

"Aquí." Toqué el cartílago de mi oreja con el dedo, moviendo mi pelo en la dirección opuesta para dar espacio al hombre para su trabajo. Me sentía tan confiada y audaz por un momento, hasta que vi la aguja y tuve que cerrar los ojos.

"Manuel no se va a creer esto." No pude identificar de quién pertenecía la voz, estando demasiado centrada en no gritar cuando el frío metal se puso en contacto con mi oreja enrojecida.



Manuel


"¿Qué demonios les gusta a las chicas?"

Tyson y yo habíamos pasado la mañana comprando -o más bien tratando de comprar- regalos para la Navidad. Decir que nuestra misión había sido un total fallo sería un eufemismo. Era más fácil elegir regalos para los chicos como un juguete para Julian o una botella del whisky favorito de mi padre del que no ha tenido en meses. Pero las chicas eran un mundo aparte. Habíamos comprado a nuestras madres unas pulseras iguales, ya que no se darían cuenta de todos modos y me imagino que les gustaría, porque las mujeres aman la joyería. Jazzy quería una cámara de fotos, pero todavía no había reunido el dinero suficiente para comprarla. Hice una serie de trabajos durante la semana porque yo le había prometido que iba a conseguirla y por desgracia no puedo decir que no a mi hermana.

Pero yo estaba perdido en _____. Ella ya tenía todo. Todo lo que una chica necesita o se puede pedir: ropa, joyas, cosas de belleza, un coche, un teléfono, más gadgets, su habitación estaba decorada con las cosas hasta el punto de que casi no había ningún espacio vacío... ¿Qué demonios les gusta a las chicas?

La pregunta se había ido reproduciendo en mi mente incluso después de que había vuelto a casa, incluso después de haber almorzado, incluso después de haberme duchado y cambiado de ropa. Y todavía no tenía ni idea de lo que podría conseguir que ella no tuviera ya, y que a ella le gustara. Yo era terrible en hacer regalos. Recordé que le había gustado el grafiti que hice bajo un puente para su cumpleaños, pero no pude llenar toda la ciudad con un graffiti para cada ocasión que requiere la compra de un regalo. Aunque sería más fácil que romper mi cerebro para una idea simple.

Tyson había ordenado un collar personalizado con Kelsey y su nombre grabado en un corazón, pero que parecía demasiado poco original y cursi para mí. Sin embargo, no es como si pudiera llegar a un mejor regalo.

Por eso, tan pronto como escuché la apertura de la puerta delantera, corrí hacia ella, sorprendiendo a Jazmyn que acababa de entrar.

"¿Has averiguado algo?" Exigí demasiado rápidamente, con la esperanza de que como era una chica también, ella pudiera ayudarme con esto.

"¿Puedes incluso dejar que me ponga cómoda?" Ella se burló, se quitó el abrigo y lo colgó del bastidor, pasando junto a mí a la cocina.

Seguí detrás de ella. Ella no lo iba a hacer tan fácil como de costumbre.

"Mataría por una Coca-Cola fría en estos momentos." Ella dio a entender, cayendo en una de las sillas alrededor de la "mesa". Era apenas lo suficientemente grande para todos nosotros y Julian tenía que sentarse en el regazo de alguien.

"Yo no soy tu esclavo." Me burlé, cruzando los brazos sobre mi pecho.

Jazmyn, que tenía los ojos cerrados, abrió uno para mirarme. "¿Quieres que la información o no?"

"Culo perezoso." Murmuré, poniendo los ojos cuando llevé a la pequeña princesa lo que quería. "No, ahora dilo."

Se tomó su tiempo dulce para satisfacer su sed y, cuando por fin habló, lo que dijo no tuvo sentido. "Ella quiere un tatuaje."

Me eché a reír como si hubiera dicho la mejor broma de la vida. " Jazmyn, ______ es el tipo de persona que espera a que el pequeño hombre del semáforo se ponga en verde antes de cruzar la calle. ¿Cómo diablos va a querer un tatuaje?" Era absurdo .

"Me enviaste a búscar de información y lo conseguí para ti, ahora tú decides si te lo crees o no." Ella se encogió de hombros, dando vuelta a la lata de Coca-Cola entre sus dedos. "Realmente no me importa, para ser honesta." Bueno, ¿no es la hermana más dulce en el mundo?

"¿Seguro que no quiere algo más común como unos zapatos o un par de pendientes?" Me senté frente a ella en la mesa, inclinándome sobre la superficie blanca.

"Hablando de pendientes, se puso un piercing." Jazmyn dijo como si no fuera gran cosa.

"¿Ella qué?'' En ese momento, pensé que debí haber escuchado mal todo el tiempo. Eso o mi hermana estaba delirando. ¿______ un piercing?

"Justo en la parte superior de la oreja, nada por lo que hacer un alboroto, pero ella estaba emocionada." Su voz sonaba divertida, como si estuviera hablando de algo gracioso, pero yo no podía salir de mi asombro.

______ tiene un piercing. Maldita sea, eso es jodidamente caliente.

Justo cuando estaba sintiendo una sonrisa orgullosa crecer en mi cara, mi padre irrumpió en la cocina, luchando con el nudo de la corbata. Entonces me acordé de que él y mi mamá se iban a cenar esta noche. Algo romántico para recuperar el tiempo perdido, supongo.

"Maldita sea, se me había olvidado lo difícil que era atar un lazo." Maldijo en voz baja, buscando a tientas como atarse-la.

Me reí y dirigió su mirada hacia mí. "No mires a mí." Levanté mis manos y traté de pensar en la última vez que me puse una corbata. No creo que haya llevado nunca una.

Jazmyn puso los ojos -es un hábito desagradable de ella- antes de ir al rescate, murmurando algo así como "hombres" posiblemente molesta. Mi padre dejó su trabajo y me habló. "Entonces, ¿se te ocurrió algo?"

Era increíble lo cercanos que mi padre y yo habíamos llegado a volvernos durante las últimas dos semanas, desde que había vuelto. "Al parecer, ella quiere un tatuaje." Envié una mirada acusadora de alguna manera hacia Jazmyn, que me ignoró de manera eficaz.

Mi papá se rió entre dientes, un sonido que se asemejaba mucho a mis propias risas. Me hizo reprimir una sonrisa. "No me pareció la típica chica de tatuajes cuando la conocí."

Tampoco me parece de ese tipo y yo la conozco desde hace ya tres meses. Ella hizo muecas cuando le mostré mis propios tatuajes, ¿cómo va a querer uno?¿Y de dónde Jazzy recibió la idea?

"¿Qué se supone que haga?¿Comprarle una tarjeta tatuaje?" ¿Eso siquiera existe?

"Hecho." Jazzy terminó metiendo la corbata bajo la chaqueta de mi padre, ignorándome de nuevo. Jeremy le dio las gracias por su ayuda, dándome una palmada en la espalda en su camino para salir de la cocina, cuando murmuró sólo para mí escuchar: "Me gustaría pensar en un plan de apoyo. "

Nos reímos y Jazmyn puso los ojos de nuevo. "Lo que sea, yo sólo estaba haciendo un favor." Al parecer, ella escuchó.

"Y te lo agradezco." Dije medio burlón, medio en serio, moviendo sus pelo antes de levantarme para ir a mi habitación.

En mi camino a través del corto pasillo que comunicaba con todas las habitaciones, me encontré con mi madre. "Wow." Jadeé. Se veía absolutamente hermosa, envuelta en un vestido azul y tacones altos. "Te ves increíble, ma."

Ella me sonrió. "Gracias, Manuel. Es el vestido que ______ me dio, yo no había tenido la oportunidad de usarlo antes."
Tanto Jazmyn como mi padre se quedaron sin aliento, ya que la vieron. Me apoyé en la pared, estudiando sus expresiones impresionadas. "Te ves hermosa, Marcela." Mi papá dijo, inclinándose para picotear sus labios. Jazzy y yo hicimos sonidos de asco falsos, haciéndolos reír. Pero fue un momento de familia feliz, incluso Julian había dejado caer sus juguetes por un minuto para salir.

Mi madre se puso en cuclillas a su altura. "Sé bueno y escucha a tus hermanos." Le dio un beso en la frente antes de levantarse y hacer frente a todos nosotros. "Vamos a estar de vuelta tarde y hay pizza en el refrigerador."

"No te preocupes, mamá. Diviértanse." Jazzy casi los echó por la puerta, diciendo que tenían que sacar provecho de su tiempo juntos y bailar y hacer todas las cosas acarameladas que no se les permite hacer frente a nosotros. Me reí, a veces es divertida.

"Pueden tomar mi coche." Ofrecí, arrojando las llaves en el aire, sólo para ser capturadas por mi padre un instante después. Me guiñó un ojo como diciendo gracias. Ninguno de ellos tenían coche, mi mamá porque pensaba que no tenía sentido tener uno en una ciudad donde los atascos eran algo cotidiano y teníamos un gran transporte público, y mi papá porque él no estaba aquí con la suficiente frecuencia para usarlo. Era bueno que nunca se hayan cuestionado cómo había conseguido mi coche, porque eso significaría que tendría que inventar una historia creíble y no sería fácil con un coche como que podría costar más de 70.000 dólares.

Poco después de que se fueran, mi teléfono sonó en el bolsillo. Resultó ser un mensaje de ______, preguntándome si quería pasar el rato.

"Parece que tendrás que cuidar de Julian esta noche." Le dije a Jazzy, poniéndome mi chaqueta vaquera sobre mi sudadera. "Voy a estar de vuelta antes de la medianoche."

Llegué a McDonalds, ______ ya estaba esperando, apoyada en la pared mientras jugueteaba con su teléfono.

"Aye." Corrí todo el camino hasta ella, cogiéndola por sorpresa cuando la acorralé contra la pared de ladrillo.
Ella ahuecó su pecho. "Dios, Manuel. Me has asustado." Pero su cara se iluminó con una sonrisa poco después. "Te extrañé." Admitió, con las mejillas volviéndose de un tono rosa bajo la tenue luz de la concurrida calle.

"Yo también te extrañé." Inclinándome, planté un beso en sus labios. "Estás helada, vamos a dentro," Tomé su mano en la mía y la cual estaba fría también. "¿Cuánto tiempo has estado esperando? Siento haber llegado tarde, pero les presté mi coche a mis padres, así que tuve que coger el metro." Le expliqué.

"No te preocupes, acabo de llegar, en realidad." Dimos la bienvenida a la calidez del restaurante tan pronto como se abrieron las puertas. El aire olía a una mezcla de pollo grasiento, patatas fritas y helados McFlurry. Supuse que no era el favorito de ______ pero quería pagar por la cena y esto era más o menos todo lo que podía permitirme. Sin embargo, devoraba las patatas fritas en cada oportunidad que tenía.

"Así que un pajarito me dijo que tienes un piercing." Insinué, mirándola mientras ella se quitaba el gorro de punto y la bufanda.

Ella se rió. "No me atrevería a llamarlo así. Es como otro pendiente." Ella se encogió de hombros como si no la hiciera sentir orgullosa. Era linda.

"Creo que te hace lucir ruda." Le guiñé un ojo con picardía después de que ella me mostrara la bola pequeña de plata en la parte superior de su oreja.

"Cállate." Ella golpeó mi brazo, sonrojándose porque sabía que me estaba metiendo con ella.

Nos tomó casi 15 minutos pedir nuestra comida porque la cola era bastante larga. El restaurante estaba lleno, siempre está así en Nueva York cuando la Navidad estaba tan cerca. Nos las arreglamos para encontrar un puesto libre en un rincón junto a la ventana. ______ sentó frente a mí y rápidamente se quitó el abrigo, atacando sus patatas con avidez.
Me reí, deshaciéndome de la chaqueta de mezclilla y desenvolviendo el papel de cera de mi Big Mac. Mi boca al instante se hizo agua.

"Llevas la misma sudadera con capucha de la primera vez que nos vimos." ______ sonrió soñadora, como si estuviera viendo recuerdos en su mente.

''¿Sí?" Levanté las cejas. Las chicas recuerdan ese tipo de detalles, los chicos no lo hacen. Además, era una sencilla sudadera azul oscura con BRONX impreso en letras amarillas. Yo la había usado miles de veces antes.

''Sí, el día en que todo eran palabras como 'agradable paseo, muñeca'.'' Ella hizo una horrible imitación de mi voz, haciédome soltar una carcajada. "Eras tan aterrador en ese entonces y ahora eres como un osito de peluche."

Di un grito ahogado. "Toma lo dicho." Yo estaba tratando de mantener mi voz grave pero era difícil no sonreír cuando ella me miraba de esa manera. 'Has caído, tío.'. Las voces de mis amigos seguían repitiéndose en mi cabeza. Meses atrás, le hubiera pateado por decir eso, pero ahora, no me importaba.

"Tengo algo que decirte, por cierto." Dejé caer la patata que tenía entre los dedos, ______ se mordió el labio inferior.

"Escupe." Animé, tomando un poco de mi hamburguesa. Era difícil de encajar dentro de mi boca, ya que era muy grande.

"Hablé con mis padres hace unos días." Ella comenzó tentativamente. "Para conocerte, ya sabes. Y me han dicho que puedes venir a la fiesta de Navidad en mi escuela..." Se interrumpió.

Estoy bastante seguro de que mi expresión cambió a una de miedo y casi me atraganté con la comida.

"Te lo iba a decir antes, pero yo no quería hacerlo por teléfono." Sintió la necesidad de explicarse, probablemente pensando que me molestó que no me lo hubiera dicho tan pronto como sea posible. Pero, con toda honestidad, contra más tarde me enterara, menor sería el tiempo que tenía que pasar preocupándome y estando nervioso. "Diga algo." Ella entró en pánico cuando yo no abrí la boca.

"¿Ir? Bien" No había mucho que yo pudiera decir.

"No te pongas nervioso, todo va a estar bien y la fiesta estará llena de gente así que mi padre no te dirá nada ni te puede matar. "

Me eché a reír. "Espero que esas no sean sus intenciones."

"Me dijo que te daría una oportunidad, así que sólo tienes que asegurarte de no meter la pata."

"Guau, gracias por la confianza." Me reí sin alegría.

Ella puso los ojos. "Sabes lo que quiero decir. Vamos a pensar un plan y descartamos algunas palabras prohibidas como 'auto robado', 'drogas' o 'peleas callejeras' y debes ser bueno."

"Está bien." Dije vacilante, pero sabía que ______ estaba tan nerviosa como yo por no decir que yo lo estaba más. Ella ha conocido gente formalmente más veces, mientras que yo nunca he tenido que conocer a la familia de cualquier chica en mi vida. Secretamente, esperaba no cagarla demasiado. "Espera, ¿dijiste que era una fiesta en su escuela?"

Ella estaba bebiendo de la pajita de la taza de papel de Nestea -al parecer, tenía menos calorías que otras bebidas- cuando una sonrisa comenzó a tirar de las comisuras de sus labios. "Sí , eso significa que tienes que usar traje. Me muero por verte en traje." Casi fangirleó. La idea no me atraía mucho. ¿Yo incluso tengo un traje en mi armario?

Hice una mueca. "Eso no es lo que quise decir." Lamiendo mis labios, dejé la mitad de mi hamburguesa en mi bandeja. "Quiero decir, si se trata de una fiesta en tu escuela, tus compañeros de clase estarán allí."

"Duh." Dijo como si fuera algo absolutamente obvio.

"Eso significa que Nate estará allí." Especifiqué.

Su expresión inteligente cayó, casi como si hubiera algo que no quería recordar. "Él no se acercará a nosotros, créeme." Sus ojos bajaron de los míos, con el pelo tapando su rostro por un segundo antes de que ella recuperara su compostura y mirara hacia arriba con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

"¿Me estoy perdiendo algo?" Arqueé una ceja, mirándola con suspicacia. De repente actuó muy raro.

"No." Ella sacudió la cabeza para tranquilizarme. "Estaba pensando que tendremos que huir de Ryan en su lugar."
La mención de su hermano me hizo ponerme rígido. Sería mejor no arruinar las cosas esa noche.

Después de que el tema de la conversación cambiara, ambos nos relajamos. Una vez que habíamos terminado con nuestra comida, pedimos un McFlurry de Oreo para compartir. El restaurante se había vaciado considerablemente con la caída de la noche, aunque no era tan tarde. ______ y yo estábamos sentados en el mismo banco rojo acolchado, con sus piernas sobre mi regazo, alegando que ella estaba más cómoda así.

"¡Hey, no es justo! Tomas cucharadas grandes que yo." Ella gimió cuando me metí toda una cookie que había logrado filtrar de nuestra taza en mi boca. Me encantaban las Oreos.

Hice un sonido de succión, por lo que arrancó la cuchara de mí para recoger una bola de helado que no cabía en su boca. Ella casi se ahogó y nos reímos. "Tienes helado en el labio." Señalé, sonriendo.

"¿Dónde?" Su dedo iba a quitar la mancha cuando la detuve. Inclinándome, pasé mi lengua por el pequeño punto blanco en la esquina de su labio, para pasar a besarla después. Ella lo mantuvo casto porque estábamos en público, pero me devolvió el beso.

"Hmm, besos de Oreo. Me gusta." Lamí mis labios cuando me alejé.

"Eres un tonto." ______ empujó mi pecho aún más contra el asiento, con la cabeza apoyada en el respaldo.

"Eso no es lo que dijiste la otra noche."

Su piel se calentó desde el cuello hasta sus oídos mientras ella escondía el rostro entre las manos. Me reí en voz alta, ella era tan linda cuando era tímida. Saqué las manos de su cara, obligándola a mirarme. 

B.R.O.N.X/ Manuel Turizo/ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora