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No lo había visto de esta manera antes.''


Manuel



"Haré seriamente una donación para que puedan tener un ascensor instalado." Abrí la puerta a una ______ jadeante, apoyando la mano en la pared al lado del marco de mi puerta mientras trataba de recuperar el aliento.

No pude evitar la risa que escapó de mi boca cuando la vi allí de pie como si acabara de correr un maratón. "Hola, cariño." Inclinándome para darle un rápido beso, me hice a un lado para dejarla entrar.

Ella se abanicó la cara con la mano como si hubiera una gran diferencia de temperatura entre el frío de la calle y el calor de mi casa.

"¿Qué hiciste para que tus padres te dejaran venir?" Le pregunté, tomando su abrigo para colgarlo en el bastidor.
Ella levantó una bolsa en la mano, señalando que era su escusa.

"¿Qué es eso?" Arrugué mi nariz con curiosidad.

"Tu ropa." Ella me dio la bolsa, antes de deslizarse fuera de sus botas de tacón alto. Abrí la bolsa de plástico para ver mi camiseta negra y mis pantalones cortos de baloncesto de color púrpura. Yo nunca había visto mi ropa planchada a tal perfección. Yo tenía casi miedo de tocarla y olía como la ropa de ______, el mismo detergente. "Le dije a mi mamá que le tenía que dar de vuelta al hermano de Kelsey."

"Oh." Asentí con la cabeza, recordando que era lo que le había dicho su madre cuando ella le preguntó acerca de la ropa que llevaba puesta la mañana después de la fiesta. "Bueno, vamos." Tomé su mano en la mía, tirando de ella para arrastrarla a mi habitación donde podíamos estar solos.

"Hola, ______." Julian saludó cuando pasamos la sala donde estaba viendo Bob Esponja o alguna mierda.

"Hola, chico." Ella sonrió a su manera, a pesar de que ni siquiera estaba mirando.

Una vez que estábamos en mi habitación, puse la bolsa en el suelo y salté sobre mi cama, esperando a que ______ hiciera lo mismo. Sin embargo, se quedó de pie, hurgando en su bolso buscando algo. "Oh , aquí está." Murmuró para sí misma con victoria, para sacar una pequeña bolsa de plástico de su bolso. "¡Traje a regaliz!" Ella exclamó con alegría, levantando la bolsa transparente para mostrar unos palos rojos de caramelo y dejando su bolso a un lado.
Su sonrisa se cayó cuando me oyó reír. "¿Regaliz?¿Estás intentando volver a tu niñez o...?"

Sus ojos me enviaron dagas, frunciendo los labios en una línea apretada. "Está bien. Apuesto a que Julian me lo agradecerá más que tú." Tercamente pisando fuerte su pie en el suelo, se volvió sobre sus talones decidida a salir de mi habitación.

"Espera, ___*. Lo siento." Estiré mis brazos para detenerla, aunque el hecho de que estaba todavía soltando risitas no ayudó. Me las arreglé para coger su cintura antes de que abriera la puerta, haciéndola caer en mi regazo en la cama.

"Eres tan malo, Manuel." Ella gimió, tratando de zafarse de mi agarre e involuntariamente frotando su culo en mi entrepierna.

"Dejaría de hacer eso si fuera tú." Le advertí, sintiendo mis pantalones apretandose un poco. ¿Qué? Un hombre tiene sus necesidades y no he tenido sexo en mucho tiempo. Mini Manuel reacciona por la mínima cosas.

"¿Hacer qué?" Giró la cara.

Di un vistazo hacia abajo a mi zona, haciendo que ______ jadeara. "Oh, Dios mío." Ella susurró, sus mejillas poniendose rojas cuando se levantó de mí a la velocidad de la luz.

Me reí entre dientes. "Está bien, cariño. Sólo tienes ese efecto en mí." Sonreí por su timidez.

"Cállate." Ella murmuró tímidamente, ocultando su rostro detrás de una cortina de cabello rubio.

Me reí de nuevo, arrastrándome de espaldas en la cama hasta que mi espalda estaba apoyada contra la cabecera.
"¿Así que vamos a comer regaliz hoy?" ______ puso los ojos en broma antes de con cautela sentarse en la cama, manteniendo una distancia segura de mí. "______, no voy a morder." Di unas palmaditas al espacio directamente a mi lado. "A menos que quieras que lo haga, claro." Le envié un guiño coqueto, haciendola sonrojar una vez más.

Por último, se decidió a deslizarse con cautela acercandose y se recostó junto a mi, tomando dos piezas de regaliz de la bolsa. Ella me pasó una a mi antes de empezar a comer el de ella.

"¿Me estás dando el tratamiento del silencio ahora?"

Ella negó con la cabeza, mirando hacia abajo a sus dedos. "No."

"¿Todavía estás avergonzada? Vamos, el problema sería si no lo me hicieras...

Sus ojos se abrieron antes de que abriera la boca. "¿Sabías que la gente dice que eres un buen besador si puedes hacer un nudo en una de las tiras de regaliz con tu lengua?" De repente se aportó, claramente queriendo cambiar de tema.

Cogiendo su indirecta -sabía que esto la hacía sentir incómoda y, tan lindo como lo era, yo preferiría que ella hablara- fui siguiendo el nuevo tema de conversación.

"Pensé que era con tallos de cereza." Fruncí mis cejas, mordiendo un pedazo de mi dulce rojo. Debo admitir que realmente me gustan mucho las golosinas.

"Yo no sé tú, pero yo prefiero tener regaliz en la boca que algo de hierba. " ¿Algo de hierba? Ella se encogió de hombros, terminando su regaliz y tomando otro. En lugar de masticar, sin embargo, ella separó uno de los cilindros más pequeños y lo puso dentro de su boca.

La miré con curiosidad, deslizando un brazo alrededor de sus hombros para acercarla. Después de unos segundos moviendo su lengua dentro de su boca, ella la abrió y mostró un círculo perfecto con los extremos de la regaliz atados en un nudo. "¿Ves?" Murmuró lo mejor que pudo, sin cerrar la boca.

"Buen trabajo, cariño." Le di unas palmaditas en la cabeza antes de deslizar el regaliz de su boca a la mía.

"Manuel, eso es asqueroso." Ella exclamó, poniendo una cara de asco mientras yo comía.

"¿Por qué? No es diferente a besarte y tiene mejor sabor viniendo de tu boca de todos modos." Señalé, haciendola sonrojar de nuevo.

"Oh Señor" Ella se hundió más en la cama, enterrando el rostro entre sus manos. No sé por qué estaba siendo tan vergonzosa de sí misma.

"Deja de ser tan tímida, princesa." Le quité las manos de su rostro para besarla, riéndome de lo linda que estaba siendo.

"Está bien, es suficiente. Tu turno." Ella empujó mi pecho a distancia, apenas dejando tiempo para que nuestros labios se juntaran.

Me quejé, no estoy feliz sin mi beso. "Está bien." Rodando los ojos, cogí el trozo de regaliz que ella me estaba ofreciendo y lo puse en mi boca. "¿Qué se supone que debo hacer ahora?"

"Un nudo, duh." Ella se rió, mirandome fijamente.

Juro que lo intenté. Moví la cosa alrededor de mi boca en todas las direcciones posibles, torcí mi lengua alrededor de la tira y se iba desintegrando poco a poco y todavía no podía conseguirlo. "Está bien, me rindo." Crucé los brazos sobre mi pecho con derrota, tragando la maldita cosa y mirando al frente
.
______ se rió a mi lado. "Oh, pobre Manuel. Supongo que no eres un buen besador entonces." Sus labios formaron una mueca burlona. "Está bien, nene. No se puede ser bueno en todo." Me palmeó el hombro de una manera reconfortante.

"Soy un buen besador. No me importa un estúpido palo de regaliz" Afirmé. Ella sabía exactamente lo orgulloso y competitivo que era y estaba poniendo a prueba mi paciencia, disfrutando cada segundo.

"Eso no es lo que dice la prueba." Cantó, dejando escapar una pequeña risa. Apuesto a que ella estaba orgullosa de haberme ganado en algo.

"Entonces vamos a ver lo que dice." No le di su tiempo para responder antes de que yo agarrara la parte posterior de su cuello y estrellara nuestros labios. Parecía sorprendida por mi urgencia pero no perdí el tiempo en deslizar mi lengua dentro de su boca, saboreando el sabor dulce que el caramelo había dejado. Su cabeza cayó sobre la almohada cuando sus brazos dejaron de apoyar su peso para agarrar mi camiseta, y me dio un ángulo mejor para profundizar el beso. Ella me devolvió el beso, gimiendo cuando le chupé el labio inferior. Mi mano que no estaba sosteniendo su cara, le acarició la cara, parando en el dobladillo de su vestido de invierno.

Cuando la necesidad de aire era demasiado y tuvimos que separarnos, los dos estábamos respirando pesadamente -fue uno de los besos más intensos de mi vida-. La respiración irregular de ______ avivaba por encima de mi hombro mientras yo plantaba un beso descuidado debajo de su oreja. ''¿Es eso suficiente demostración para ti, princesa?" Susurré con voz ronca en su oído, notando cómo se estremecía debajo de mí.

Ella inclinó la cara hacia un lado, con los ojos en mi. "Más que suficiente."

Me incliné para darle otro beso. "Puedes soltar mi camiseta ya." Me reí entre dientes contra sus labios, sintiendo la presión de sus manos aún tirando de ella.

"Oh, está bien, lo siento." La dejó ir inmediatamente, riendo en voz baja para sí misma.

Me levanté de ella, sabiendo que no iba a terminar bien si seguíamos estando tan cerca -para mi pequeño amigo de ahí abajo, sobretodo- y me eché de espalda a su lado.

"¿Oye, eso es un nuevo tatuaje?" Se apoyó sobre un codo, señalando mi clavícula derecha con una ligera mueca en su rostro. "No lo tenías ayer."

"Me lo hice esta mañana. Estaba aburrido." Moví la tira de mi camiseta blanca de tirantes a un lado para que pudiera ver todo el tatuaje.

"Así que cada vez que no tenga nada que hacer vas a decir "voy a hacerme otro tatuaje, ¿por qué no?'' como si no fuera gran cosa?" Ella se echó a reír, acariciando la piel manchada de tinta con cuidado, como si tuviera miedo de hacerme daño.

"No fue así. Yo había estado esperando para hacermelo durante mucho." Sonreí. "Y lo puedes tocar con normalidad, eso no va a mancharte los dedos o pasarte una enfermedad."

Ella puso los ojos por mi sarcasmo. "Ya lo sé, idiota. ¿No te duele, sin embargo?" Ella frunció el ceño ligeramente con curiosidad, y retiró el dedo. "Está lleno de baches. "

Me reí por su manera de describirlo, la piel estaba apenas hinchada, yo me encogí de hombros. "No mucho." Todavía estaba un poco roja, pero no era muy grave, no fue el más doloroso que me he hecho.

"Claro, chico duro." Ella se burló de mí, golpeando mi hombro juguetonamente. "¿Qué significa eso de todos modos?"

"Es el año de nacimiento de mi madre en números romanos." Le expliqué, mirándolo. Había quedado muy bien.

"Awwwwwwww." No voy a mentir, me esperaba el aw de ______ desde el principio, pero todavía me hizo rodar mis ojos y ruborizarme a la ligera. "Eso es muy lindo." Destacó con sus manos, sentada en posición vertical antes de pasar a sentarse en mi estómago.

"¿Qué te dije acerca de llamarme lindo?" Agarré sus muñecas con suavidad para que dejara de pellizcar mis mejillas y todas esas cosas que ella hace cada vez que piensa que estoy siendo lindo. Es suficiente saber que me estoy convirtiendo en un blando por ella, yo no necesitaba que la palabra 'lindo' estuviera en todas nuestras conversaciones. A pesar de que parece ser una de las favoritas de ______.

"¡Para de ser así!" Se quejó, logrando salir de mi agarre y efectivamente apretando mis mejillas como una abuelita, con una amplia sonrisa plasmada en su rostro.

Apreté los labios infantilmente, escogiendo por descansar las manos de sus caderas en su lugar. El hecho de que llevaba un vestido de lana con solo medias debajo y ella estaba sentada encima de mí, unido al hecho de que yo era una especie de frustrado sexual no ayudaba. "Mis mejillas ya me duelen." Me quejé mordiendo mi labio inferior, obligándome a centrarme en aquello en lugar de mi frustracion.

"Aw, ¿ves? Adorable." Ella susurró, frotando mis mejillas enrojecidas para calmar el dolor. No hice caso de su último comentario y comencé a frotar círculos en sus caderas. "¿Cuántos tatuajes tienes?"

"Sólo un par, ¿tu?" Le pregunté en un tono genuino, ganando una mirada de ''¿en serio?''. Por lo general obtenia muchas de esas.

"No seas estúpido, lo digo muy en serio."

"Y yo soy Manuel." Dije con una sonrisa.

Ella me dio la misma mirada una vez más. "No, eres inmaduro."

"Y tú no eres divertida." Discutí, sacando la lengua fuera y posiblemente probando su punto. Cuando recibí la misma mirada de nuevo -aunque esta vez ______ estaba tratando de no sonreír- finalmente decidó responder. "No sé cuántos tengo, he perdido la cuenta después del quinto."

Sus rasgos se estrujaron por el horror. "¿Qué?"

Me eché a reír al ver su expresión facial mientras que ella sólo se quedaba en estado de incredulidad. "P-pero los tatuajes duelen, agujas a través de la piel, sangre, permanente.." Sus ojos no dejaban de mirar hacia mí, con la boca temblorosa debido a su tartamudeo mientras seguía murmurando cosas incoherentes. Cualquiera diría que estaba hablando de un trasplante de corazón y no un simple tatuaje.

"______, relájate." Yo no podía dejar de reír mientras tomaba sus manos entre las mías, entrelazando nuestros dedos.

"Sí, lo siento. Es que... es inquietante." Fruncí el ceño ante sus palabras. Ella era la que actúaba de forma extraña. "Creo que inhalé mal gas en clase de química hoy." Ella asintió con la cabeza para sí misma. Bueno, eso explicaría muchas cosas.

"¿Vale?" Una de mis cejas se arqueó, mi declaración saliendo como interrogante.

"Tengo que contarlos." De repente anunció, tratando de alcanzar el dobladillo de mi camiseta para levantarla, jugueteando encima de mí.

"No creo que sea una buena idea." Quité cautela sus manos antes de que pudiera tocar mi piel más, colocandolas a sus costados, haciendo mi mejor esfuerzo para ignorar cualquier sensación que me estaba dando por su posición. "¿Por qué de repente estás tan obsesionada? Nunca pareciste preocuparte de ellos cuando me viste sin camisa antes. Apuesto a que has visto la mayoría de mis tatuajes ya." Una sonrisa se grabó en mi cara una vez que vi el inocente rubor en sus mejillas.

"No lo estoy." Ella declaró. "Es sólo por curiosidad." Ella se encogió de hombros con una pequeña sonrisa tímida.

"Por supuesto." Dije vacilante, al ver por primera vez la cadena de plata que le había dado colgando de su cuello.
"Estás empezando a perder tu sentido de la moda. Estoy seguro que tu madre te mataría." Señalé en tono de broma.

"¿Qué quieres decir? Estoy vestida adecuadamente hoy." Ella fingió estar ofendida por mi comentario.

"Quiero decir por mi cadena de plata de identificación." La cogí entre los dedos. "En realidad no es lo que se le suele ver a una chica de Manhattan."

"¿A quién le importa? Creo que me da una mirada audaz." Ella sonrió arrogantemente. "Sabes, me hace parecer peligrosa como tú."

Solté una carcajada antes de inclinarme para conectar mis labios con los de ella, ahuecando su delicado rostro en mis manos mientras ella me agarraba de los antebrazos con el fin de no perder el equilibrio. Nuestros labios se movían lentamente en sincronía, su cuerpo todavía posado en mi regazo. Ella gimió en silencio cuando le mordí el labio, separando sus labios ligeramente para dejar que mi lengua entrara. El beso no era duro, pero estaba seguro como el infierno que era apasionado y yo lo estaba sintiendo, si sabes lo que quiero decir. Arrastré mis manos a su espalda, muy lentamente, porque siempre quedaba sorprendida cuando hacia un movimiento rápido. Desde allí, se fueron a sus caderas mientras dibujaba circulos invisibles en la tela por encima de su piel. Sus manos se enredaron en mi cabello y ella estaba haciendo perderme. Involuntariamente, mis caderas se mecieron contra las suyas y yo gemí. Se mordió el labio para evitar un gemido, pero se apartó un centímetro.

"Manuel..."

"Shhh." Volví a conectar nuestros labios, deseando que ella se soltara. Estaba seguro de que podía sentir el bulto debajo de mis pantalones en su entrepierna, pero con un pequeño suspiro, volvió a besarme con tanta pasión como antes. Mis manos finalmente llegaron a sus muslos, masajeando lentamente a medida que se arrastraban hasta debajo de su vestido. Llevaba unas medias gruesas. Cuando su respiración se aceleró, yo sabía que ella estaba poniendose nerviosa así que trasladé mi boca a su cuello. Chupé en su punto dulce que yo había llegado a conocer tan bien, sabiendo que la haría relajarse y ella se retorció encima de mí, dejando escapar un gemido contra mi hombro. Mis caderas una vez más se movieron hacia adelante y ahí fue cuando ella se alejó a toda prisa.

"Manuel, tu hermano está en la otra habitación." Ella susurró, agarrando mis hombros para alejarme.

"¿Y? Él ni siquiera se dará cuenta de lo que está pasando. Tiene siete años." Me encogí de hombros, volviendo mis labios a su cuello y manos a la obra.

"No, imagina que entra. Eso sería muy vergonzoso." Ella susurró, tratando de detener mis manos de nuevo. Puse los ojos. Maldita sea ______ y su prudencia.

Como si fuera una señal, escuchamos pequeños pasos y la voz de Julian hacer eco a través de la casa. "¡Manuel, tengo hambre!
Mis ojos miraron a la parte atrás de mi cabeza con fastidio, pero ___* parecía encontrarlo divertido ya que ella se echó a reír a sabiendas y se bajó de mi regazo. "Te lo dije."

"Eres gafe."



______


La expresión de Manuel era tan molesta que era incluso divertida. Me levanté de la cama riendo mientras se dejaba caer sobre el colchón, suspirando para sí mismo. ¿Creía que yo no sabía que él estaba frustrado sexualmente?¿Pensaba que era inmune a sus caricias y besos? ¿Que no me excitó cuando él chupó el cuello o cuando sus manos viajaron hasta mis medias, peligrosamente cerca de mi centro?¡Claro que lo hice! Pensé que tenía que mostrar un poco de control sobre la situación, ya que estaba claro que no iba a hacerlo. Tengo entendido que no ha tenido relaciones sexuales en como dos meses, y lo más cercano que he estado de hacer algo sexual fue la noche de la fiesta, y supongo que eso no era realmente su mejor experiencia. Lo entiendo todo, pero yo todavía no voy a llegar a intimar cuando su hermano pequeño podía vernos en cualquier momento.

Antes de que Manuel dejara la cama, Julian estaba junto a la puerta, repitiendo sus palabras anteriores en caso de que no lo hubiera oído. "Manuel, tengo ham..."

"Sí, lo sé. Tienes hambre." Manuel groseramente lo interrumpió. Rápidamente giré la cara para dispararle una mirada de reproche.

Sin embargo, Julian simplemente rió. "¿He interrumpido algo?"

Estoy bastante segura de que mi rostro enrojecido. ¡Por el amor de Dios, que sólo tiene siete años! "No" Manuel y yo dijimos al mismo tiempo.

"Está bien, entonces hazme comida." Se encogió de hombros, no perturbado por la situación en absoluto, antes de que vieramos su figura menuda desapareciendo en la sala de estar de nuevo.

Me di la vuelta para darle a Manuel una expresión perpleja. "Tu hermano es inteligente."

"Y molesto." Él murmuró, caminando junto a mí y salió de la habitación. Lo seguí a la cocina, con un suspiro de molestia, por algo estúpido. Bueno, parecía estúpido para mí. "¿Qué quieres, Julia*?" Le preguntó al niño que todavía estaba viendo la televisión en la sala de estar.

"Palomitas." Su voz aguda gritó desde allí.

La boca de Manuel se abrió. "Me llamaste para hacer palomitas?" Dándome una expresión de desconcierto, abrió un cajón para conseguir un paquete de palomitas saladas. "Él puede hacer esto él solo." Se burló, a regañadientes lo puso dentro del microondas y puso el tiempo adecuado para que se calentaran.

"Manuel, tiene siete años. Él ni siquiera puede alcanzar el microondas." Señalé el aparato que estaba junto a una de las paredes de azulejos blancos de la cocina, demasiado alto para los brazos cortos de Julian.

"Sí, lo que sea." Apoyó la cara contra la ventana, mirando hacia la calle y no prestando atención a mí. Por un momento, el único sonido que oí fue el estallido de las palomitas en el microondas. Finalmente, tomé una respiración profunda, me acerqué a Manuel y apoyé la cara contra la misma ventana, cara a cara con él, o tal vez contra su pecho ya que era más bajita.

"Manuel, no es tan grave." Dije en voz baja, con los ojos en busca de los suyos avellana pero parecía perdido mirando a la nada en particular. "Vamos a tener un montón de veces para estar juntos solos otros días. Vamos a pasar algún tiempo con tu hermano hoy." Mi mano acarició su brazo desnudo.

Manuel me miró a mí, un sentimiento seguro escondido detrás de esas piscinas de caramelo que ahora me miraban. Probablemente él no lo sabía, pero sus ojos lo decían todo sobre él y eran los ojos más hermosos que jamás había encontrado. "Yo no veo cómo si estás castigada." Él respondió de una manera infantil, evitando mi mirada de nuevo.

"Bueno, yo estoy aquí, ¿no?" Afirmé con total naturalidad, haciendo un gesto con las manos quietas. "Además, la Navidad es muy pronto y estoy segura de que mis padres se olvidarán. No sabes lo emocionada que mi mamá se pone esa semana." Eso era cierto, ella se volvía loca cada año comprando regalos para todo el mundo y invitando a gente a cenar. Si no contamos todos los aburridos eventos sociales a los que siempre nos hace ir.

"Supongo." Manuel pasó la lengua por sus labios, todavía no parecía muy convencido. ¿Por qué estaba actuando tan raro? Yo fui la que inhaló un gas tóxico hoy.

"Y no hay que olvidar que tenemos lo de modelaje de mi madre este sábado. Estamos obligados a vernos allí." Le di una gran sonrisa, con la esperanza de animarlo de alguna manera. Sin embargo, la única razón por la que apartó la vista de la ventana fue porque el microondas sonó, señalando que las palomitas estaban listas. La cocina se llenó con el olor característico del cine cuando Justin abrió la pequeña puerta blanca y agarró el paquete.

"Recuérdame de nuevo por qué accedí a hacer eso." Él gimió, echando la merienda en un cuenco grande.

"Porque me amas." Lo abracé por detrás, presionando mi mejilla contra su espalda musculosa. Era cómodo.

"Oh, sí, eso." Dijo con indiferencia.

"Eh." Yo grité, golpeando su espalda mientras una risita escapaba de sus labios. Por lo menos yo lo hice sonreír. Me dio un beso en la punta de mi nariz antes de salir de la cocina para darle las palomitas a Julian.

"¿Van a ver la película conmigo?" Oí su pregunta voz emocionada.

"Claro, ¿por qué no eliges una mientras voy a resolver algo con ___*?" Manuel se ofreció, dejando el cuenco sobre la mesa de centro y el niño se puso en frente del armario de TV, hurgando en las docenas de cajas de DVD que tenían.
Observé la escena desde la puerta, apoyada contra ella y sonriendo para mis adentros. Manuel va ser un buen padre algún día. "¿Qué tenemos que resolver?" Me giré en mi posición para enfrentar el corredor en lugar de la sala de estar, dando a Justin una mirada un poco confundida.

Metió la mano en el interior del bolsillo trasero de sus pantalones y sacó un sobre blanco arrugado, dejandolo caer en mi mano. "¿Qué es esto?" Arrugué frente ahora con confusión total.

Hizo un gesto con la barbilla para que lo abriera, con cautela lo hice. ''Está bien, ¿qué es esto?" Repetí una vez que vi lo que había dentro. "De verdad, Manuel. ¿Qué es este dinero?" Había como 300 dólares en efectivo, no es broma.

"Es el tuyo." Él contestó simplemente, con el objetivo de caminar de regreso a la sala, pero yo lo detuve por el brazo.

"¿Cómo que el mío?"

" Pagaste mi fianza, ¿recuerdas? Reuní todo lo que te debía." Explicó, apartando la mirada . Sí, yo no recuerdo esa noche con especial amabilidad tampoco.

Asentí con la cabeza recordando, pero traté de darle el sobre de nuevo. "No es necesario que me lo devuelvas, Manuel. Era un favor y..." No pude terminar cuando él groseramente me cortó.

"Yo no necesito que pagues mis cosas, ______. No soy pobre." Él declaró con toda seriedad, empujando mi mano y me dio una mirada agria antes de desaparecer en el interior de la sala de estar.

Cualquier palabra que quería decir se esfumó cuando me apoyé en la pared detrás de mí, inhalando y exhalando profundamente para calmarme. Yo no tenía intención de que él se lo tomara de esa manera.


* * *


30 minutos más tarde estábamos sentados en el sofá, recordando la niñez mientras veía la película favorita de Julian The Lion King, ya que Justin la había visto "por lo menos unas mierdosas mil veces". Como siempre, sus palabras. Por mi parte, me gustó la película. Los clásicos de Disney eran mis favoritos, así que me sumergí en la historia hasta que sentí caer la cabeza de Manuel en mi hombro.

Después de que había regresado de dejar el dinero en el bolso, tanto Julian como Manuel me estaban esperando para empezar a ver la película. Al principio, yo no estaba muy segura de dónde sentarme -considerando que Manuel podría estar aún molesto conmigo y Julian estaba en el suelo-. Sin embargo, Manuel dio unas palmaditas al espacio junto a él en el sofá, ablandando su expresión cuando vio mi expresión un poco asustada. Al parecer, él ya no estaba furioso ya que me hizo señas más cerca de él y deslizó un brazo alrededor de mi cintura. Entonces él escondió su rostro en el hueco de mi cuello y me susurró una disculpa. "Lo siento por lo de antes." Yo simplemente negué con la cabeza, señalando que estaba bien y suavemente picoteé su mejilla antes de centrarme en la película.

Pero Manuel no duró mucho tiempo despierto y ahora se estaba quedando dormido en mí. Ya que mis piernas estaban encima de las suyas, era una especie de situación difícil y tuve miedo a que Julian se diera la vuelta y nos pillara.
"¿Estás cansado?" Susurré, jugando con su mano en la mía, mis ojos mirando directamente a la pantalla.

"Hmmm" Él tarareó. Tenía los ojos cerrados. Podía quedarse dormido como un bebé y en muy poco tiempo.

Beep.

El zumbido de mi teléfono le hizo agitarse y levantar la cabeza, mirando por todas partes confusamente. Me reí de lo lindo que estaba y tomé mi celular de la mesa de café. Un texto de Sam estaba encendiendo la pantalla y fruncí el ceño, porque nunca me había enviado mensajes de texto antes. Deslicé el dedo para abrirlo, lo leí.

''Yep, chica. ¿Estás por casualidad en el barrio? Necesito a alguien con quien hablar. x''

Manuel, a mi lado, había leído también y gimió, haciendo que Julian diera la vuelta con un dedo en sus labios para hacernos callar. "Shh.''

"Va a ser un segundo." Me aseguré de que mi voz era lo suficientemente baja como para que sólo escuchara Manuel.

"Pero has venido a verme a mi, no a ella." Manuel gimió, señalando con el pulgar su pecho.

Apreté los labios en una línea dura con el fin de reprimir una risita. "Yo ya vuelvo." Picoteé sus labios lo más silenciosamente posible, salí de la sala para coger mi abrigo y luego cerré la puerta tras de mí. Julian ni siquiera se inmutó cuando me alejé.

Rápidamente escribí una respuesta a Sam y empecé a bajar las escaleras interminables del edificio para llegar a la calle. Curiosamente, nunca me había encontrado con ningún vecino en las muchas veces que había estado aquí, pero supongo que es mejor así. Algunas personas de por aquí tienden a ser mejor dejarlas en desconocidos.

Tan pronto como puse un pie fuera, dejando las escaleras de piedra y la barandilla chirriante atrás, vi a Sam sentada en un banco en la calle de enfrente. Estaba sola, mordiéndose los labios y frotando sus manos en busca de calor. "Hey." Saludé al llegar hasta ella.

"Hey, gracias por venir." Ella sonrió, haciendo un gesto para que me sentara con ella.

Así lo hice y la miré expectante. "Así que, ¿cómo estás?" ¿Por qué todo el mundo actua raro hoy en día?

"Estoy teniendo mis primeras náuseas, pero estoy bien, supongo." Ella se rió, jugando con las hebras de su cabello negro. Asentí con la cabeza, sonriéndole. "Lo siento, te he llamado, Manuel me dijo que estabas castigada pero Kelsey no respondió así que no tenía a nadie con quien hablar. Nadie en quien yo pueda confiar, quiero decir."

"Está bien. Kelsey debe estar estudiando. Ella tiene una prueba de Inglés mañana." Le expliqué, mirando a su alrededor a la calle tranquila. No hay peleas o robos hoy. Eso es un comienzo.

"Oh, cierto. Ahora que lo dices, me lo dijo, pero supongo que me olvidé. He tenido tantas cosas en la cabeza últimamente." Ella negó con la cabeza.

"Es comprensible, no te preocupes por eso." Le aseguré, apretando su brazo.

"¿Y cómo es que no estás castigada?" Ella frunció sus cejas, y me dio una mirada interrogante. "Acabas de salir de la casa de Manuel."

"Escusas." Canté, en referencia a la coartada que había tenido que decirle a mis padres para que me dejaran venir.

"Estás aprendiendo, chica." Ella asintió con la cabeza, riendo.

"No quiero ser grosera, pero ¿por qué no llamaste a Alejandra? Quiero decir, ustedes son mejores amigas, ¿no es así?" Le pregunté después de unos segundos de silencio. Me intrigaba por qué no las veía juntas tan a menudo ya.
Sam se burló ruidosamente. "Ni siquiera la menciones. Desde que se involucró con Tyler apenas la he visto." Ella puso los ojos. Esto le molestaba con claridad. "Fuera de su habitación, claro." Terminó.

"¿Son como una pareja?" Resistí el impulso de reír. La pareja era... graciosa para decir menos.

Ella soltó un bufido. "Ella lo desea. Tyler está sólo con ella por lo mismo que Manuel, con la ventaja de que piensa que va a darle celos o algo así. No se da cuenta por quien el culo de Manuel se bate ahora." Ella se volvió hacia mí. "Por ti."

"¿Qué pasa con Alejandra?" Traté de no sonrojarme de vergüenza ante su comentario.

" No tengo idea de lo que pasa por la cabeza de esa chica, para ser honesta. Creo que está tratando de poner a Manuel celoso de Tyler, ya que son enemigos y todo, ella piensa que Manuel no le gustará verlos juntos." Ella se encogió de hombros rodando una piedra entre la suela de la zapatilla y el pavimento.

"Pero supongo que esto no es por lo que me pediste que viniera." Cambié de tema, recordando cómo debería ser rápida si no quería que Manuel me diera la lata por tomar demasiado tiempo después.

Después de una pausa, Sam habló. "Le dije a Mike."

"¡Eso está muy bien! ¿Qué te dijo?" Le pregunté interesada.

La mirada que me dio me hizo pensar que todo había salido mal, pero sus siguientes palabras me tranquilizaron. "Al principio, él se puso loco. Como un jodido loco furioso." Ella hizo una gran bola con las manos. "Pero entonces, hablamos y él ... lo aceptamos. No es como si tuviera otra opción, porque él es el padre nos guste o no y no voy a dejar que su culo me abandone, pero dijo que se va a quedar." Ella sonrió, frotando su vientre con las palmas de sus manos. "Con mucho gusto."

"Te dije que te apoyaría. Estoy tan contenta de escuchar eso." Le di un pequeño abrazo feliz, realmente aliviada de que todo había salido bien.

"Estaba tan asustada de que me dejara sola con el bebé..." Su voz se desvaneció, su mirada perdida en algún punto detrás de mí. "Pero él me dijo que me ama y que vamos a llevarlo todo juntos." Ella sonrió, fijando sus ojos oscuros atrás.

"Felicitaciones." Sonreí, al ver una figura familiar que se acercaba desde la dirección del parque.

"Gracias. Tengo mi primera cita con el médico el jueves así que voy a decirte cómo va." Ella suspiró con nerviosismo.

''¿Sabe tu madre?"

"Mi madre no da una mierda por mí." Ella se rió sin humor, poniéndose de pie. "Escucha, tengo que irme, pero gracias por venir, ______." Ella me abrazó con fuerza antes de soltarme.

"Siempre que me necesites." Dije sonando casi monótona, pero yo estaba un poco sorprendida por lo que dijo sobre su mamá. Vi su figura alta ser reemplazada por la hermanita de Manuel en un abrir y cerrar de ojos.

"______, yo no esperaba verte por aquí." Ella sonó animada. Y pensar que casi me odiaba hace un par de meses.
"Hey." Moví la mano.

"¿Vienes a ver a mi hermano o...?" Caminé al ritmo de ella cuando las dos nos dirigiamos a su casa.

"Sí, yo estaba en tu casa hace apenas unos minutos. Iré a decirle a Manuel me tengo que ir." Se estaba haciendo tarde y, a pesar de que yo le había dicho a mi madre que podría quedarme a cenar con Kelsey, yo no iba a invitarme a mí misma para la cena de Manuel.

"¿Aw, tan temprano?" Jazzy gimió, recordándome a gran cantidad a su hermano mayor.

Solté una carcajada. "He estado aquí toda la tarde."

"Bah, lo que sea. Sólo derrama todos los detalles. Mi hermano no me dijo nada esta mañana." Ella frunció el ceño.

''¿Qué detalles?" Me hice la tonta, sabiendo perfectamente que estaba hablando de anoche.

"Sabes que detalles. Quiero escuchar todo, desde dónde, la forma y lo que él dijo." Ella sonrió con picardía.

"Sabes que Manuel me matará si se entera de que te dije, ¿verdad?"

Ella volvió a gemir mientras subíamos las escaleras. "Sólo dime que fue romántico, por favor. Como película romántica. Quiero decir, es la primera vez que lo hace, será mejor que sea original." Ella murmuró la última parte para sí misma, como si ella se pusiera furiosa si no lo hubiera hecho.

"Él fue romántico, sabes....a la manera de Manuel" Solté una sonrisa, sonrojándome ante el recuerdo de la azotea.

"Ugh, no me vas a dar detalles tampoco. Los dos son aburridos." Ella se quejó, haciéndome reír. En un rápido movimiento, colocó la llave de su casa en la cerradura de la puerta y la retorció para abrirla. "Traigo una amiga." Ella exclamó.

Marcela vino a la sala para saludarnos, acompañada de Manuel. "No has visto a ______, ¿verdad?" Preguntó antes de entrar y darse cuenta de que estaba allí.

"Wow, no puedes pasar un minuto sin tu novia, ¿eh?" Jazmyn se burló de él, haciéndole rodar sus ojos.

"Correcto, mi novia, no tu amiga." Destacó, viniendo a mi lado protectoramente.

"Ella es mi amiga también, ¿verdad ___*?" Jazmyn me preguntó expectante.

"Por supuesto, Jaz." Sonreí.

"Ha.''

"Chicos, dejen de pelear por nuestra invitada." Marcela aportó, tirando de mi brazo para llevarme a su lado con seguridad, mientras que los dos hermanos continuaban discutiendo. Supongo que Julian seguía mirando su película ya que no podía oírle. "Yo no sabía que ibas a venir, cariño. Especialmente con Jazmyn." Ella me dio su cálida sonrisa maternal. "Manuel puede ser muy celoso y protector cuando se trata de ti, yo nunca lo había visto así antes." Contempló la escena delante de nosotros donde peleaban como niños.

Mis mejillas se calentaron un poco por lo que dijo, pero me decidí a explicar mi presencia. "Llegué antes para ver una película con Manuel y Julian." Sí, obviamente omití besarme con Manuel en su habitación. Las madres no necesitan conocer esa información. "Ahora yo estaba hablando con una amiga en la calle cuando vi a Jazmyn. Sólo vine para decir adiós."

"Oh, cariño, ¿no quieres quedarte a cenar? Voy a empezar a cocinar ahora. Eres vegetariana, ¿verdad? Eso es lo que Manuel me dijo por lo menos." Ella lo dijo todo muy rápidamente, sin darme oportunidad de responder y cortésmente declinar su oferta. Era un poco embarazoso cenar con la familia de tu novio.

"Sí, lo soy." Asentí con la cabeza.

"¿Te quedas a cenar?¡Yay!" Jazzy chilló, abrazándome antes de huir en medio de la frase de su hermano a su habitación.

"Realmente saben cómo hacer avergonzar a un hombre." Manuel murmuró, haciéndome reír. Incluso parecía bastante sonrojado, algo que ocurre muy raramente.

Las dos mujeres de la casa se rieron de él, pero continuaron con sus tareas.

"No tienes que quedarte si no quieres." Me miró a los ojos con sinceridad, cogiendo mis manos entre las suyas.

"¡Manuel, ofrece a tu novia algo de beber!" Marcela gritó desde la cocina.

"Pensándolo bien, no creo que tengas una opción." Él se rió, inclinándose para capturar mis labios en un beso antes de salir a la cocina.

Seguí detrás de él, enviandole un texto a mi mamá para hacerle saber que la señora Buster efectivamente había insistido en que me quedara a cenar. Manuel me trajo una Coca-Cola light -me sorprendió que recordara que era mi bebida favorita- y una cerveza para él.

"¿Alguna vez dejarás de beber cerveza?" Marcela suspiró, consciente de que ella no recibiría una respuesta de su hijo. Imaginé lo que mis padres harían si me atraparan bebiendo alcohol cuando ni siquiera tuviera 21 . No sería bonito. Pero hay una gran diferencia entre mis padres y Marcela como todos hemos visto.

"Voy a querer una coca-cola, gracias." Jazmyn dijo tan pronto como entró en la cocina, vestida en ropa nueva.

"Cogela tu misma." Manuel frunció el ceño, dando otro trago de su lata de Heineken.

"Mamá, ¿Cómo te las arreglaste para tener un hijo tan grosero?" Ella ahuecó su pecho ofendida.

"Es tu hermano también." Marcela rió, dándole la lata de coca cola y regresando de nuevo a la cocina donde preparaba un poco de pasta.

"¿Qué quería Sam?" Manuel no les hizo caso, hablándome.

"Sólo cosas de chicas." Me encogí de hombros.

"¿Otra vez?" Él arqueó una ceja con incredulidad.

"Pasa cuando eres una chica." Bromeé, tratando de aligerar el ambiente. Yo no sé si se suponía que debía decirle a Manuel sobre el bebé o no. Por lo que yo sabía, no tenía ni idea acerca de él a menos que Mike le hubiera dicho.

El momento semi-incómodo fue interrumpido cuando sonó el timbre de la puerta, sobresaltando a todos. "¿Esperaban a alguien?" Marcela dejó lo que tenía en sus manos para mirarnos. Todo el mundo sacudió la cabeza y Manuel fue a abrir la puerta -por ser el hombre valiente de la familia- cuando oímos abrirla antes. Julian se le adelantó.

"¿Cuántas veces tengo que decirte que no abras la puerta a..." Escuchamos silencio por un segundo, por lo que las tres chicas dimos vuelta de la esquina.

Manuel estaba sosteniendo a Julian por sus diminutos hombros contra sus piernas, mirando boqueabierto a quienquiera que fuera el hombre de la puerta. Jazmyn y Marcela parecieron reconocerle, sin embargo, ya que sujetaron la puerta contuvieron el aliento.

Pero cuando Manuel finalmente terminó su frase junto a su agrietamiento de voz, todo tenía sentido. "¿Papá?"

B.R.O.N.X/ Manuel Turizo/ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora