02.

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Nunca debí acostumbrarme a ti,
¿sabes? A tus mensajes, a tus cosas, a nuestras charlas antes de dormir, a nada.
Y justamente ese era el
miedo que tenía cuando te decía el
porqué no me gusta demostrar mis
sentimientos, porque al final todos se
van sin importarles nada y uno es el
que queda con ese vacío enorme.




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El avión salía en mes entrante, No queria volver y no tenia dinero así que me quedé en esa casa solitaria con recuerdos tan dolorosos mientras la fecha de mi vuelo se acercaba, sobre mi cadáver iba a usar el dinero que él me dejó.

Tal vez estaba siendo masoquista y solo debía tomar ese estúpido dinero e irme lejos pero mi orgullo no me lo permitía, no podía y no lo haría.

Esto estaba tan solitario y oscuro, siquiera eso me había importado, lo único que hacia era comer y sentarme en el balcón para leer algo mientras el día pasaba o me iba un rato y paseaba por la orilla de la playa.

Me dolía el corazón, a pesar de compartir tan poco era doloroso, al recordar una mala sensación en mi estómago surgía, ya no eran aquellas mariposas que revoloteaban no, ahora era algo como la decepción haciendo de las suyas, acabandome, absorviendome, destruyéndome.

Me decepcionó.
Y también estaba decepcionada de mi misma.

Aún con la esperanza me había quedado en la gran casa, con la esperanza de que volviera, me engañé diciendo que no tenía a donde ir, lo que era del todo verdad pero siempre había otras posibilidades, solo me quedé allí, en pausa.

Esperando por él.

Los días pasaron, las semanas y él no volvió.

Me dolió muchísimo que se haya ido sin siquiera despedirse.  Eso era lo que más me dolía, no tuvo el valor de mirarme a la cara y decirme que se iba y no volvería.  No tuvo el valor de decirme que saliera de su vida, que me alejara y que tal vez desapareciera.

Estaba dolida pero también estaba realmente  molesta.

Los días pasaban y yo me sentía cada vez peor, la comida no me provocaba, los vómitos comenzaron, el dolor de espalda, las piernas hinchadas y el pequeño bulto en mi vientre.

Rompí a llorar cuando me ví en el espejo, estaba demacrada, más delgada que antes, las ojeras se  notaban, estaban pronunciadas, el bulto en mi vientre iba creciendo poco a poco rápidamente, me Asusté demasiado no sabía que era lo que me pasaba, tenia miedo, mucho miedo.

Me asuste más cuando mi vientre estaba  amoratado entre colores verdes, bastante pronunciado, me aterrorice.

¿Que está pasando conmigo?

Estoy completamente segura de que tomé la píldora, no podía estar embarazada, pero si no era eso... ¿Entonces que era? Sea lo que sea no era nada bueno para mi, me estaba chupando por completo, y ahora que la comida no me provoca es aún peor, el bulto en mi vientre no era grande pero tampoco pequeño, era como si tuviera el periodo y mi vientre un poco hinchado pero amoratado, y con la piel un poco descolorida.

Ese mismo día cubrí el espejo y juré no verme más.

En la noche corrí a la habitacion y busque hasta que encontré lo que buscaba, Edward me había dado un numero de emergencia, y recordé sus palabras mientras me lo daba.

—Si algo ocurre, llama a este número, no dudarán en ayudarnos. — asentí poco convencida. —

—¿Que ocurriría? — reí nerviosa— ¿Acaso te irás?— él negó dudoso.

— Es un por si acaso. — tomé la hoja de papel y lo metí en los bolsillos de mis jeans.

— ¿Te has metido en problemas, chico problemático? — pregunté divertida.

—No, — Sonrió y besó mi frente con cariño — Es por si algo me pasa.

Frunci mi ceño — ¿No éstas pensando en...? — lo miré alarmada y lo abracé con todas mis fuerzas — Entiendo que tengas el corazón roto y que sientas que te vas a morir sin ella pero no es así, en la vida conocerás muchas personas, personas que marcaran tu vida para bien o para mal, pero la cosa es que lo superarás, poco a poco... Un día a la vez. — susurré.

—Un suspiro a la vez si es necesario... — susurró contra mi cabello y asentí aún abrazándolo. —

Lo había escuchado hablar tan deprimido que tenia miedo de que en algún momento quisiera atentar contra su vida, dentro de mi sólo sentía la necesidad de protegerlo, de lo que fuera.

Pero que tonta fuí, a la que debí proteger era a mi misma, y ahora estoy rota, con el corazón roto y con algo creciendo dentro de mi.

Tome la hoja en mis manos pálidas y temblorosas, tomé mi celular temblando y con mis ojos acuosos, estoy asustada; nerviosa y con miedo de que no atiendan esta llamada.

Marqué llamar internacional y después sonaron los pitidos lo cual decía que estaba Repicando.

Mi corazón latía a mil por hora, podía escucharlo, golpeaba fuerte, latía bastante fuerte, por el susto.

¿Y si no contestaban? ¿Y si escuchaba mi voz pero no me dejaba hablar? ¿Y si colgaban?

Tenía miedo, mucho miedo.

— Familia cullen, ¿en que puedo ayudarle?

ℂ𝔸𝕊𝕊𝕐, 𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora