04.

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Mi sueño fue interrumpido por golpes que parecían ser de la puerta, me levante medio dormida, tomé un abrigo porque raramente tenía bastante frío por más raro que sonara.

Caminé a pasos rápidos con la esperanza de que hubieran llegado, mi corazón latió bastante  fuerte, abrí la puerta y la claridad me invadió por lo que tuve que cerrar mis ojos instintivamente, los abrí poco a poco hasta que me acostumbré a la claridad.

Al primero que vi fue a edward, el cual tenia una expresión de espanto en su rostro acompañado con su boca ligeramente abierta, supongo que así de mal me veía, el no se veía nada mal, supuse que volver con el amor de su vida le había devuelto su vida, literal. Ya no tenia esas ojeras pronunciadas, aunque sus ojos estaban sin brillo.

El siguiente que vi era un señor rubio que se veía un poco mayor que edward, igual o más lindo que él, sus ojos color dorado no pasaron desapercibidos, tenian similitudes, se  parecían pero a la vez eran tan diferentes, sus ojos me observaban como si estuviese escaneándome, su rostro plagado de expresiones para nada alentadoras, estaba diagnosticandome sin siquiera tomas alguna prueba.

Por último pude ver a una rubia, la cual me escudriñaba con la mirada, no había nada más que curiosidad, me analizaba y rara mente no me molestaba,  pero sabía por su expresión de dolor que lo que veía no era nada bonito.

Suspiré y me hice a un lado, — Pasen. — mi voz sonó tan frágil que me sorprendió.

Ellos pasaron sin rechistar, escaneando todo el panorama, los deje en la sala y me adentré en la habitación para ponerme algo más decente.

Podía escuchar la pequeña discusión fuera de la habitacion, No se molestaban en bajar la voz, y yo solo tenia dudas y más dudas que carcomían mi mente.

Después de colocarme una camisa y unos monos que antes me quedaban bastantes justos pero ahora me quedaban holgados, hice todo de aseo personal, cuando iba a salir Edward entro como alma que lleva al diablo y me  abrazó muy fuerte, sentí que me faltaba el aire.

—Necesito respirar. — dije como pude y me soltó rápidamente, lo miré directamente a los ojos, sus ojos estaban acuosos, y su expresión... Parecía un niño asustado, y eso me aterraba aún más.

—Lo siento,— se disculpó —  Rosé está preparando té. Ve yo haré las maletas, te llevaré conmigo. — después de decir eso me sacó lentamente de la habitación, no me quedo más que hacerle caso y salí hasta el comedor.

Extrañada y con el ceño fruncido caminé por pasillo hasta llegar al comedor, cuando llegue  a duras penas pude alcanzar sentarme en la silla, ya que era una de esas sillas que son altas, la chica rubia sirvió una especie de té y sin dedicarle una mirada, tomé un sorbo. No sabia que hacer o que decir; esto era bastante incómodo, mis nervios se dispararon y sentí a mi corazón bombear con más fuerza, tome el sobrecito del té y comencé a darle leves sacudidas distraídamente, no me sentía para nada cómoda y menos cuando la rubia no me quitaba la mirada de encima, algo me decía que debía salir corriendo que esto era malo, que desapareciera pero... ¿A donde podía ir? Tenia que solucionar primero lo que está pasándome y hasta ahora suponía que ellos tenian la respuesta.

—Cassandra, ¿No? — la voz de la rubia me sacó de mi ensoñación, la mire y asentí lentamente, ella se cruzó de brazos y se acercó a mi a lo que instintivamente me encogí en mi lugar — ¿Puedo tocar? — preguntó mirando mi pequeño pero abultado vientre, suspire y asentí lentamente.  Se acercó a pasos lentos, su mano paró en mi vientre donde lo fria que era traspasó la camiseta que llevaba, un escalofrío me cubrió temblando ligeramente.

El ceño fruncido de la rubio desapareció y después miro directo a mis ojos — Rosalie Hale. — se presentó y yo asentí.

—¿Que és? — pregunté mirando mi vientre, lo que era una pequeña sonrisa ahora eran unos labios completamente fruncidos, ella abrió su boca para decir algo pero la voz de edward cubrió la cocina haciendo eco.

— Ya está todo listo. — sentenció. — Nos vamos.





ℂ𝔸𝕊𝕊𝕐, 𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora