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Había pasado un mes y medio en el cual la guardiana había llegado a la vida de once-ler, un mes en donde entablaron una buena y hermosa amistad, un mes en donde once-ler había descubierto que se sentía atraído por la joven peli-castaña, un mes en donde once-ler había dejado su emprendimiento a un lado por estar cerca a la joven. Por otro lado (tn) se sentía cómoda al lado del peli-negro, le gusta ver como once-ler y su querido lorax tenían pelean como dos niños, les gustaba haber creado una rutina para preparar el desayuno con él; la guardiana sentía emociones que nunca en su vida había experimentado al haber pasado un mes y medio con el joven de ropas grises.

La joven guardiana se encontraba sentada en el verdor del pasto junto a Melvin y el pequeño oso que siempre la acompañaba. La joven observaba al pequeño oso atragantase de malvaviscos que once-ler le había dado, a pesar de las advertencias de (tn).

-pipsqueak, ten cuidado... te puede pasar algo – dijo la joven tratando de quitarle algunos de los malvaviscos que llevaba en la boca, con su mano izquierda lo agarraba por atrás de su pequeña cabeza y con su mano libre agarraba los malvaviscos que tenía en la boca en forma de dientes, con su mano derecha había agarrado 3 de los malvaviscos que estaban babeados por el pequeñín.

En otro lado se encontraba el joven de ropas grises revisando su despensa que se encontraba casi vacía por el hecho de tener que alimentar a más de una persona, poniéndose su sombrero en la cabeza, once-ler se dispuso a salir de su pequeña casa para ir donde la guardiana y pedirle si quería ir al pueblo con él, ya que ella estaba fascinada por las nuevas cosas que descubría ahí; al llegar encontró a la guardiana sentada en el pasto concentrada en jugar con el pequeño pipsqueak.

-(tn), ¿me acompañas a comprar los víveres al pueblo? - las palabras del joven peli-negro la tomo por sorpresa que dio un pequeño salto en donde se encontraba sentada, para luego girar un poco su cabeza y encontrarse con el joven de ropas grises.

- ¡claro que si onci! – once-ler no pudo evitar sonrojarse por aquel apodo que hace semanas le había puesto la guardia a forma de cariño, el aún no se acostumbraba a que ella la llamara de esa dulce forma; pero, le gustaba que solo a él le hablara con tanto cariño; dejando al pequeño oso en el pasto (tn) se levantó del piso para acercarse a once-ler, ya que la mente del pelinegro vagaba en otro lado del universo.

- once-ler, ¿te encuentras bien? – dijo la guardiana llevando una de sus manos hacia la frente de once-ler para saber si tenía alguna enfermedad, ya que se le hacía extraño verlo de forma tan ausente en la conversación y sonrojado.

- si pequeña, estoy bien... entonces vamos al pueblo – once-ler aparto con delicadeza la mano de (tn) para agarrarla de la muñeca y empezar a caminar por el bosque encontrándose con el lorax en la puerta de la pequeña Cabana.

- ¡hey! ¿A dónde van fideo? – dijo el lorax mirando como once-ler agarraba la muñeca de su pequeña peli-castaña, (tn) iba a responder a su amado lorax; pero, la voz del peli-negro se adelantó a ella.

- ¡hey! ¿A dónde van fideo? – dijo el lorax mirando como once-ler agarraba la muñeca de su pequeña peli-castaña, (tn) iba a responder a su amado lorax; pero, la voz del peli-negro se adelantó a ella

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Guardina del bosque (once-ler y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora