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El olor de los panqueques recién hechos despertó a la pequeña guardiana; con el pelo alborotado se levantó mientras estiraba su cuerpo como si de un pequeño gato se tratase -buenos días pequeña- se escuchó la voz de once-ler desde la pequeña cocina que estaba rodeado por los animales del bosque; la mirada de (tn) se dirigió hacia el pelinegro mostrándole una pequeña sonrisa; la joven guardiana se acercó hacia once-ler frotándose uno de sus ojos lo saludo -Buenos días once-ler...- la joven se acodo el vaporoso vestido que llevada para poder sentarse al lado del pequeño oso que siempre estaba con ella, empezando a acariciar su pelaje castaño.

-quieres panqueques, pequeña? -Once-ler observaba a la pequeña guardiana, la cual demostró un pequeño sonrojo por tener la mirada del pelinegro en ella; pero, su sonrisa nunca se borró, por el pequeño cariño que (tn) empezaba a sentir por el - ¡claro que sí! ¡Me encantaría! huele delicioso- el pelinegro se enterneció con la ternura que emanada la joven, alegrándole un poco su día después de una noche larga; termino de preparar el ultimo panqueque y lo puso en uno de los pocos platos que habían en el pequeño estante. Se acerco a (tn) con el plato en la mano, poniéndolo cerca de (tn). La joven guardiana agarro un tenedor y partió un pedazo de panqueque; pero la voz de once-ler la detuvo – espera, espera... falta lo más importante- once-ler regreso a la pequeña cocina a buscar un pequeño frasco de color amarillo, volviendo con (tn) – ¿qué es eso? – el rostro de (tn) expresaba curiosidad, haciendo que once-ler ocultara una pequeña risita, causándole gracia como la pequeña guardiana no tenía conocimiento de las pequeñas cosas que uno normalmente conocía -es miel de maple pequeña, va perfecto con los panqueques... te va gustar- once-ler con un leve sonrojo en sus mejillas abrió el pequeño frasco, echando el contenido en los panqueques de la joven (tn). -listo- dijo once-ler cerrando el frasco y dejándolo en la mesa. (tn) miro como el líquido amarillento escurría en sus panqueques tomando el primer bocado; los ojos de la guardiana se iluminaron por el primer bocado en su boca –están deliciosos once-ler, nunca había probado algo tan delicioso-. La joven alzo la vista para poder ver a un once-ler sentado frente de ella con la cabeza apoyada en sus manos, a (tn) le pareció enternecedora la imagen que veía delante suyo. La guardiana tenía tan cerca a once-ler que podía ver cada detalle de su rostro, dándose cuenta de las pequeñas ojeras que empezaban a aparecer bajo de sus ojos grises. – once-ler, deberías descansar... te noto algo cansado- las palabras de (tn) sacaron del trance a once-ler, haciendo que este se estirada y tuviera una risa nerviosa -jeje claro que no, dormí perfectamente- once-ler se rasco la nuca y desvió la mirada de la pequeña (tn), la cual lo mirada con duda.

Once-ler no podía ver a la joven guardiana, no le gustaba mentir y peor a alguien como la pequeña peli-castaña; la joven pequeña de vestido pomposo estaba a punto de hablar, hasta que la voz de un ser peli-naranja llamo la atención de los dos –¿de qué me perdí? - dijo el lorax despertando de la cama. -no te has perdido de nada mi querido lorax- dijo (tn) con una tierna sonrisa dedicada al lorax; Once-ler agradeció internamente la repentina entrada del lorax a su conversación con la guardiana. El lorax se acercó a la cocina poniéndose encima de la mesa para poder estar a la altura de (tn) y de once-ler. El joven de ropas grises veía con atención la conversación que los guardianes; once-ler observaba los tímidos movimientos que (tn) hacia cuando hablaba; el pequeño oso se acercó a (tn) alzando sus pequeños brazos, haciendo que la guardiana se enterneciera por el pequeño acto del osito, sentándolo en sus piernas como a un pequeño bebe. Al peli-negro le gustaba el amor que tenía la guardiana a hacia los animales; en la cabeza de once-ler empezaron a aparecer varias preguntas con respecto a los guardianes y en especial a la joven de vestido pomposo la cual le llamo la atención desde su primer encuentro en su pequeña morada.

A once-ler se le ocurrido una idea para para poder resolver las preguntas que pasaban por su mente y poder pasar un rato sin que el lorax interrumpiera. - hey! ...- dejando su plato en el lavadero llamo la atención de los guardianes, once-ler intentaba ocultar su nerviosismo, - te... gustaría ir a la cuidad esta tarde - los ojos de la pequeña guardiana se iluminaron queriendo hablar para poder dar su respuesta; pero, un ser mágico le interrumpió -eso me ofende; pero, claro que iré contigo- dijo el lorax agarrando el último de los panqueque del plato de la guardiana; once-ler miro con enojo al lorax, explicándole que no era para él la petición. Mientras el lorax y once-ler tenían una pequeña discusión, la pequeña guardiana reía por lo bajo por la pelea infantil que tenían once-ler y el lorax.

Guardina del bosque (once-ler y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora