Una semana había pasado desde que la joven guardiana se había enfermado de aquel resfriado que invadió su cuerpo; una semana en la que estuvo bajo los cuidados de Once-ler y del Lorax que casi nunca dejaban sola a (tn), ya que ambos les aterraba que la salud de la chica empeorada con los días, en especial Once-ler que no dejaba sola a su novia y tampoco no le dejaba salir de la cama por seguridad y miedo a que se lastimara.
Los días pasaron y la relación de ambos jóvenes iba cada día mejor y más estable, y eso se daba gracias a Once-ler que estaba muy pendiente de ella y de los tantos mimos que le daba, después de todo el pelinegro había pasado varios desastres amorosos por culpa de sus hermanos y familia, causando que Once-ler fuera un poco "protector" con (tn) y también inseguro, pero él trataba de dejar sus inseguridades al ver que (tn) lo quería igual que él a ella, y ver cómo ella siempre le respondía su amor con dulzura y cariño, eso solo hacía que Once-ler sea más feliz por estar al lado de ella y que sus inseguridades desaparecieran, ya que ni un desconocido o sus hermanos estaban presentes para llevarse a (tn) de su lado y eso mantenía en paz al pelinegro de ojos azules.
Los días pasaban y (tn) se fue recuperando poco a poco se su resfriado; fueron días en los que ambos aprendían a mejorar los dulces y castos besos que se daban por antojo del pelinegro; (tn) también aprendía más sobre lo que era llevar y estar en una relación con alguien, ya que después de todo Once-ler era el primer chico con el que estaba y el cual había aprendido a quererlo con toda su alma, ya que la joven se había dado cuenta del esfuerzo que once-ler siempre hacía para ayudarla o dar lo mejor de él y eso solo hacía que (tn) lo amara cada día más.
Así que en toda la semana en qué (tn) estuvo enferma varios de los animalitos del bosque siempre la buscaban ya que algunos querían jugar con ella o simplemente estar a su lado como lo hacía el pequeño Pipsqueak que siempre dormía con ella a toda hora o le llevaba frutos de los árboles como regalo, pero eso conllevaba a qué los animales entrarán a la pequeña casa de Once-ler y dejarán suciedad por cada rincón de la cabaña, algo que Once-ler tuvo que aceptar a regañadientas al ver que su hogar provisional era invadido y ensuciado por los animalitos del bosque.
Por aquel hecho de tener a los animales dentro de la casa, Once-ler se veía obligado a limpiar y ordenar todo, pero fue gracias a (tn) y su ayuda que las cosas se le facilitaban al pelinegro, así que ambos jóvenes estuvieron toda la mañana barriendo y limpiando la casa, pero (tn) al ser una joven muy ordenada no pudo evitar querer ordenar las cosas que Once-ler tenía guardadas en cajas de cartón.
Con escoba en mano, la joven (tn) terminaba de barrer el último rincón de la pequeña cabaña mientras escucha como los sonido de ciertas cosas eran removidas, así que (tn) giró su cabeza para ver cómo torpemente Once-ler bajaba la última caja de uno de los estantes para poder revisar su contenido y ver qué podía donar; la idea se la había dado (tn) cuando ambos se dieron cuenta que en varias cajas había objetos que estaban en buen estado, pero que Once-ler ya no la volvería a usar, así que la joven guardiana le dió la idea de poder donar al pequeño orfanato que estaba en el pequeño pueblo que una vez vieron en la lejanía.
Así que dejando la pesada caja en la mesa de madera, Once-ler se dispuso a abrir la caja con ayuda de un cuchillo de la cocina para poder despegar la cinta transparente que mantenía sellada la caja. Dejando el cuchillo de lado el pelinegro llevó sus manos a las solapas de cartón para poder desdoblarlas y ver lo que la caja almacenaba; su sorpresa se reflejó en su rostro al ver que en aquella pesada caja encontró varias cosas que no veía hace tiempo, entre ellas algunos libros que había leído de niño, junto a una marionetas que había hecho con unos calcetines viejos, pero lo que más le había llenado de sorpresa fue ver su vieja cámara Polaroid con la cual se entretenía de niño, ya que al vivir en una granja alejada de todo se tenía que divertir con las cosas que tenía a su alrededor y aquella vieja cámara Polaroid era una de las pequeñas diversiones que se daba de pequeño. En el rostro de Oncie-ler se reflejo una pequeña sonrisa al quedarse recordando parte de su niñez e infancia en su vieja casa de campo; el momento en el que Once-ler se quedó estático pensando fue percibido por (tn) que le quedó mirando a su novio viendo el objeto negro que sostenía en sus manos; así que dejando sus quehaceres de lado, la guardiana se dispuso a caminar por la casa con dirección a su pareja para ver que era lo que lo tenía tan concentrado.
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Guardina del bosque (once-ler y tu)
FanfictionOnce-ler es un joven en la busqueda del material perfecto para su producto llegando al bosque de trufula, sin saber que en ese lugar llamaría la atención del mítico lorax que intentaría detenerlo. En la negación de once-ler por no dejar los arboles...