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Once-ler descansaba de lo más tranquilo en su cama, hasta que llego a escuchar unos ronquidos muy fuertes cerca de él, abriendo los ojos de golpe llevándose una gran sorpresa, ya que un ser de pelaje anaranjado se encontraba durmiendo en su cama plácidamente el cual de un susto despertó al lorax.

-Que haces aquí? – dijo once-ler levantándose de su cama para ver a su alrededor y encontrarse con más animales los cuales estaban durmiendo por toda su casa desde una taza hasta en el refrigerador.

-te dije que te estaría vigilando – one-ler se levantó de su cama para poder ir a su cocina el cual estaba lleno de animales haciendo que no pueda preparar su desayuno – que bueno, ahora te puedes ir de mi casa, tengo que vender mi producto- lo único que se escuchó del lorax fue una pequeña risa la cual fue ignorada por once-ler, este se disponía a cambiar su pijama, sin importar que el lorax; delante de él se empezó a sacar su polera junto con su pantalón.

-lorax, tengo que.... Hablar.... – (tn) había interrumpido, se encontraba en la entrada con las mejillas tan rojas como una fresa ¿y como no? si era la primera vez que ve a un hombre semidesnudo; lo único que su cerebro le mando a su cuerpo era que saliera del lugar lo más rápido que sus pies de daban y eso hizo, poniendo su capucha para que nadie viera su sonrojo se fue rápido a perderse en el bosque.

Por otro lado, el lorax y once-ler estaban sorprendidos, en especial un peli negro que estaba avergonzado por el pequeño show que acaba de dar; apurado se termino de poner sus ropas grises dándole una mirada al lorax preguntándole que debía hace.

-a mi que me miras, discúlpate con ella – como si fuera una orden once-ler salió de su pequeña casa, pero no sin antes llevarse una prenda de color rosa el cual se lo puso en su cuello como una bufanda.

Estuvo por un buen rato buscándola, hasta que la encontró sentada con el pequeño oso entre sus brazos ocultando su cara en el pelaje del pequeño; once-ler se había enternecido por aquella escena que la guardiana le mostraba; el de ropas grises aclaro su garganta para que (tn) se dé cuenta de su presencia haciendo que ella levantara su cabeza para mirarlo; el sonrojo de sus mejillas estaba casi a desaparecer.

-eh.. yo... quería pedir disculpas... por lo que paso- dijo el pelinegro el cual intentaba ocultar su sonrojo, pero ella con una de sus manos le dijo que se sentara a su lado; once-ler acabo lo que quiso decir.

- no tienes que disculparte once-ler, fue mi culpa, debí tocar la puerta- la guardiana aun con el pequeño oso en sus brazos se puso a mirar a once-ler que estaba sentado a su costado, a pesar de estar sentados había una gran diferencia de tamaño entre esos dos.

- no fue tu culpa (tn), eres demasiado inocente y pura para tener la culpa- dándole una sonrisa a la guardiana, la cual su sonrojo había regresado haciendo que esta abrazara al pequeño oso contra su pecho; el pelinegro se dio cuenta de su sonrojo y su nerviosismos así que decidió romper un poco la tensión entre los dos – que te parece si un día de estos vamos a la ciudad por unos helados, en forma de disculpa, claro si tu quieres- (tn) no pudo evitar mirar a once-ler un poco extrañada.

- ciudad? Yo nunca e estado en la cuidad .... pues si me gustaría ir a comer helado- dijo (tn) el cual dejo un poco sorprendido al pobre once-ler, por que nunca espero tal respuesta por parte de la menor.

-QUE! ¡Nunca has ido a la ciudad! – (tn) estaba apenada así que agacho su cabeza para que no la viera, pero sintió las manos de once-ler agarrar las suyas – (tn) te prometo que te llevare y te enseñare toda la ciudad –

(tn) no sabia que responderle, solo se limitó a sonreírle, quien pensaría que once-ler fuera tan tierno, era la primera vez que la trataban de esa forma aparte del lorax que era como un padre para ella.

-bueno me tengo que ir, te veré luego (tn)- once-ler antes de levantarse, le dio un beso de despedida en la mejilla de la pequeña para retirarse donde estaba Melvin para ir a la ciudad a vender su producto.

Pero los dos no se dieron cuenta de una pequeña cosa o mejor dicho de un pequeño ser anaranjado que los estaba espiando cuando con unos peces del mismo color; el cual se dispuso a salir de su escondite acercándose a la guardiana con una cara picara – y bien? ¿Cuándo tendrán la cita? – la guardiana al escuchar eso su rostro se torno del color de un tomate ante las preguntas de su amado lorax.

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que tal? les gusto?

perdon si no pude hacer el dibujo de rayis, ando un poco ocupada por la u y no puedo hacer nada mas que publicar el capitulo.

Guardina del bosque (once-ler y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora