-Veinticuatro-

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Tras salir de la empresa de su padre, Louis se subió a su moto y como un rayo condujo hasta la casona.

Tras llegar, minutos después, este muy preocupado llamó al timbre insistentemente, hasta que le abrieron.

-Oh mi niño, ¿Estás aquí?

-Hola nana- Saludó con un cariñoso beso en la mejilla a la mujer que lo había criado-... he venido a ver a Hazza, por favor, ¿puedes decirme donde está?

La mujer asintió con pesar.

-Ese pobre chico está muy mal, mi niño...desde que llegó se pasa horas metido en tu antiguo cuarto, apenas come y creo que tampoco duerme...es una verdadera pena.

Escuchar eso hizo que el corazón del ojiazul doliese como una puñalada y sin perder más tiempo, subió las escaleras hasta llegar a la puerta de su antigua habitación y entonces tocó.

En su interior, el ojiverde lloraba a oscuras, tumbado sobre la cama pero a pesar de escuchar los golpes no se levantó.

-¿Hazza?, ¿Hazza estás ahí?-preguntó el más bajo intentando abrir.

Al escuchar la voz del castaño, este se levantó rápidamente y caminó a hasta la puerta mientras se limpiaba las lágrimas.

-Hazza, abre por favor...quiero hablar contigo.

El rizado lo pensó por uno breve instante pero finalmente accedió.

-¿Qué haces aquí, Louis?, Tú y yo no tenemos nada que decirnos.

-Por favor, solo será un momento.

El más alto asintió y entonces se apartó dejándolo pasar.

-¿Así qué te has instalado en mi cuarto?

Harry negó nervioso.

-N-No... bueno, es que buscaba un libro para leer-dijo fingiendo buscarlo en la estantería.

El ojiazul sonrió incrédulo y acto seguido se sentó en la silla del escritorio.

-¿Qué tal te va?, parece que has adelgazado y tus ojos se ven rojos e hinchados, ¿Acaso no estás descansando bien?.

El ojiverde resopló con molestia.

-Estoy perfectamente bien, aquí estoy genial...al fin soy como tú, un despreocupado niño rico.

Louis volvió a sonreír con incredulidad pues sospechaba que todo lo que salía de la boca de este, eran puras mentiras.

-Tengo entradas para el estreno de la nueva película de Jackie Chan, sé que te gusta y me preguntaba si quisieras venir conmigo.

El rizado lo miró con extrañeza.

-Mi madre te ha pedido que vengas, ¿verdad?

Este negó con la cabeza.

-Soy mayorcito y estoy perfectamente bien, no necesito que actúes como un maldito hermano mayor.

-Oye Hazza-El ojiazul se levantó e intentó acercarse pero este se alejó.

-¡Vete!, ¡No necesito que me saques a pasear como a un niño pequeño!.

El castaño resopló molesto por la actitud de este.

-He venido como tu amigo, no como tu hermano, ¿Por qué me tratas así?

-Yo tampoco quiero ser tu amigo—dijo rápidamente el rizado.

Tras decir eso, este salió rápidamente de allí para encerrarse en su habitación y a pesar de que Louis lo persiguió intentando alcanzarlo, no lo logró.

-¡Abre la maldita puerta, Hazza!, ¡No hemos terminado de hablar!.

-¡Vete, joder!, ¡Lárgate ya y déjame tranquilo de una jodida vez!-le gritó este.

Luego de golpear la puerta varias veces, ésta nunca abrió, así que rendido y furioso, el ojiazul desistió y decidió darlo por imposible.

Ya salia por la puerta principal de la casona, cuando el chico se encontró nuevamente con su nana.

-Mi niño, ¿Ya te vas tan pronto?

-Si, ya me voy...es imposible hablar con él, es un maldito necio.

La mujer se acercó y suspirando le tocó el hombro.

-Ese chico está sufriendo mucho, mi niño, debe haber algo que lo atormenta.

Louis la miró molesto.

-Pues a mi no me lo ha dicho, nana y no pienso insistirle más.

La mujer asintió resignada.

-Si, lo sé mi niño...incluso el doctor Cowell vino pero no ha conseguido que le diga nada.

El chico la miró confuso.

-¿Un doctor? pero ¿tan grave es?

-Ese doctor es una eminencia en psiquiatría y por lo que he escuchado, ese chico tiene una fuerte depresión.

-¿Depresión?

-Si, mi niño y al parecer se agravará si no consigue que este se abra... incluso puede que lleguen a intentarlo...es muy triste que un niño tan lindo y joven termine encerrado en una institución mental.

Louis giró si cabeza hacia las escaleras muy preocupado pero tras besar de nuevo a su nana y despedirse, este salió de la casona y se fue en su moto por donde había venido.

Condujo sin un rumbo fijo pues estaba demasiado alterado para regresar a su casa, mientras que en su mente, intentó conseguir entender el porqué Harry había caído en una depresión así.

......

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64. Cosas Del Destino Larry Stylinson -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora