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El azabache se despertó, miró por toda la habitación pero Sunoo ya no estaba

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El azabache se despertó, miró por toda la habitación pero Sunoo ya no estaba. Tomó su celular y le envió un mensaje.

Se levantó de la cama y salió de la habitación

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Se levantó de la cama y salió de la habitación. Apenas abrió la puerta, el olor de la comida llegó a sus fosas nasales. Bajó hasta la cocina y se posó a lado del menor.

—¿Te puedo ayudar en algo? —. El menor negó.

—Ya está todo.

—Uh, bueno.

Ambos se sentaron para comer su desayuno, por lo que estuvieron en silencio.

—Por cierto. ¿Y tus papás?

—No lo sé. Cuando desperté ya no estaban, me mandaron un mensaje, me dijeron que habían salido pero no sé a donde.

—¿Y tus hermanos?

—Aún están dormidos.

Y así siguieron. Terminaron de desayunar, recogieron la mesa y lavaron los platos. Cuando iban saliendo de la cocina, vieron a la melliza bajar las escaleras. Una tierna imagen para Sunghoon.

Estaba con su linda pijama, cara adormilada y ojos medio cerrados. El azabache rió ante la tierna imagen y saludó.

—Buenos días, Jeehi —. Esta rió leve y asintió.

—Buen día, Sunghoonie.

La melliza se dirigió hacia la sala y se sentó en un sillón. Tenía la mirada perdida, sus ojos bien abiertos, y no inmutaba ni una palabra.

—Hace eso todos los días, tranquilo. Se queda pensando por varios minutos y después regresa a su cuarto o mamá le da su desayuno.

—Entonces, ¿le damos su desayuno? —. El menor negó.

—Saben como hacerse su desayuno, o simplemente comen cereal con leche. Cuando tienen hambre de verdad, me lo dicen a mamá o a mí y se los preparamos.

—Woo. Bueno. Entonces, yo iré a cambiarme y después me voy.

—Eh, ¿Sunghoon hyung ya se va? —. Se escuchó la voz del mellizo, quien iba bajando las escaleras.

—Oh, Seung, buen día —. Saludó Sunoo.

—Buen día, hyungs. ¿Sunghoon hyung ya te vas? —. Preguntó con un puchero en sus labios o lo que el mencionado asintió.

—Lo siento, pequeño. Pero nos veremos otro día, ¿si? ¡Y veremos muchas películas!

—¿De terror? —. Preguntó con un gran brillo en sus ojitos.

—Sí, tal vez. Pero no muchas, porque recuerda que a Sunoo le dan miedo.

—Bueno. Entonces, nos vemos después, hyung.

El azabache sonrió y se dirigió a las escaleras junto con Sunoo.

—En un rato bajamos.

—¿A dónde van? —. Ahora era la melliza.

—Hermana, deja de hacerles preguntas. Hay que darles privacidad.

—¡Seung!

Y ahí estaba Sunoo otra vez. En la misma situación de siempre. Su cara con un color carmesí, siendo humillado por sus hermanos, y en frente de Sunghoon. Y este miraba todo con una sonrisa.

Ambos pelinegros subieron a la habitación del menor y Sunghoon comenzó a tomar sus cosas. Se quitó la pijama en el baño y se puso la que traía. Cuando salió se la iba a devolver al menor, pero este se negó.

—Puedes quedartela. No creo que me quede nunca, es tuya ahora.

—Entonces, ya que es mía, la dejaré aquí para cuando me duerma aquí —. El menor sonrió y asintió.

Tomó la pijama en sus manos y la dejó en un cajón.

—Vamos abajo pues.

El azabache se colgó su mochila en el hombro y salieron de la habitación. Cuando estuvieron abajo, los mellizos estaban sentados y desayunaban cereal con leche.

—¡Adiós Sunghoon hyung! —. Se despidió Seung, corriendo hacia el mayor y abrazándolo, tan dramático, como su fuera la última vez que viera a Sunghoon.

—¡Yah, Seung! Lo vas a seguir viendo —. La melliza también se acercó, y aprovechó a que el azabache estaba incado, entonces lo abrazó del cuello.

—Nos vemos otro día, ¿si? —. Los mellizos asintieron —. Pídanle disculpas a sus papás de mi parte por no poder despedirme de ustedes.

—Está bien, Sunghoon hyung.

—Nosotros les decimos, no te preocupes.

—Sé que cuento con ustedes. Gracias.

Los mellizos se alejaron de Sunghoon y volvieron a sus lugares. El azabache se levantó y fue hacia la puerta con Sunoo.

—Entonces, nos vemos el lunes —. Dijo el menor, a lo que el otro asintió.

—Nos vemos el lunes.

El azabache se dio la vuelta y el menor estaba por cerrar la puerta. Pero antes de que la cerrara bien, fue detenida por alguien. Su cara ahora era de confusión. Abrió la puerta y estaba ahí parado. Sí, Sunghoon estaba ahí de vuelta.

Éste tomó las mejillas del menor y dejó un pequeño beso en sus labios. A Sunoo le agarró desprevenido, y solamente pudo sonrojarse. Los mellizos miraban la escena con ternura pero también con asco.

El azabache lo miró a los ojos y sonrió ante el sonrojo del menor.

—Ahora sí. Me voy.

Y se dio la vuelta y comenzó a caminar. El menor se quedó estatico en su lugar, hasta que reaccionó por el viento chocando con su cara, entonces cerró la puerta y miró a los mellizos.

—¡Sunoo hyung está enamorado de Sunghoon hyung! Como me gustaría tener a alguien como él cuando sea grande.

—¡Silencio Seung!



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no sé porque últimamente no me dan ganas de escribir mucho en los capítulos, creo que quiero que sean muchos, decía.

bueno, en fin, este capítulo no es para nadie pq me olvidé poner en el anterior.

Aquí, espacio si quieren que les dedique el siguiente capítulo.

una cosa más, ¿se van a quedar a esperar el cb de enha o...?

igual, duerman lo suficiente para que tengan energías a la hora del cb.
faitin.

𝑆𝑐ℎ𝑜𝑜𝑙 𝐿𝑜𝑣𝑒 - 𝑆𝑢𝑛𝑠𝑢𝑛/𝑆𝑢𝑛𝑔𝑠𝑢𝑛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora