Buscando mi sonrisa [Sonrisas Parte I] [Cristiana]✅

Capítulo Dos

No fui. Yo era una persona horrible ¿cómo alguien como yo podía visitar sin más la casa de Dios? Aquel chico había sido un idiota. Me convencí de eso día tras día. Yo era un ser lleno de maldad y nunca iba a ser digna de conocerlo, pero lo que la vida me enseñó luego fue que estaba muy equivocada.

Estar en la escuela podría decir que era el único lugar donde podía ser yo misma, así que cuando acababa mi jornada escolar quería esconderme y ser invisible para siempre, quería desaparecer.

Todo mi sufrimiento fue provocado por aquel accidente. Mis padres nunca fueron muy atentos conmigo, ellos sólo tenían ojos para su pequeña y perfecta princesa, mi hermana menor. Recuerdo que les rogué una y mil veces que fueran a mis premiasiones del concurso de matemáticas, había obtenido el primer puesto y ellos sólo me dieron un seco "felicidades". Tanto les pedí que asistieran que al final acabaron aceptando ir y yo estaba muy feliz. Pero en el camino tuvieron un accidente donde mi pequeña hermana que soñaba con ser bailarina quedó paralitica y mi madre que era una pintora con prestigio no pudo volver a tomar un pincel en sus manos porque habían quedado inservibles.

Después de ver como acabó todo, todos me señalaron como la culpable. Mi padre me golpeaba cada día para que recordara el gran daño que le había hecho a esa familia. Mi hermana me gritaba que tenía que haber sido yo quien tendría que estar en aquella silla, mientras que mi madre sólo me decía que yo nunca debí haber nacido. Nunca tuve la oportunidad de ser una niña normal que jugaba y sonreía con sus amigos, yo tuve que aprender muy rápido a ignorar para parecer una persona fuerte, a fingir para que no supieran cuanto daño me hacían y a mentir cuando me preguntaban porque mis brazos estaban morados y magullados. Mi hermano me protegía y cuidaba, pero cuando él giraba su espalda mi pesadilla comenzaba una y otra vez.

Y ahí estaba yo, pensando en lo desgraciada que era hasta que apareció él y alejó todos mis pensamientos.

—¿Por qué no fuiste?