Capítulo Uno

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Las historias de amor siempre empiezan por un choque, por un encuentro inesperado y la mía no fue la excepción.

Ese día estaba muy melancólica la poca felicidad que quedaba en mi hogar había desaparecido en el momento exacto en el que mi hermano mayor cruzó la puerta para nunca más regresar. No lo juzgué, estábamos viviendo un infierno, sólo que a diferencia de él yo aún no tenía la edad suficiente para marcharme.

Entonces sumida en mi tristeza rutinaria intenté ahogarme con un poco de alcohol. Lo gracioso era que ni siquiera podía llorar, ya había desperdiciado todas las lágrimas que me quedaban cuando él se acercó.

—¿Cómo te llamas?—me preguntó con aquella voz ronca que tanto lo caracterizaba. Yo lo miré como si fuera el tonto más grande del mundo, pero luego me di cuenta de que no lo era.

—¿Por qué quieres saber mi nombre?—pregunté por fin de manera seca.

—Porque siempre es bueno saber el nombre de una chica tan bonita—sonrió, pero no con la sonrisa pícara a la que estaba acostumbrada cuando un chico se me ofrecía. Era una sonrisa tierna e inocente de esa que siempre te regalan los niños pequeños—Mi nombre es Gabriel.

—¿Cómo el ángel?

—Si—comtestó alzando su mano.

—Soy América—dije y acepté tomar su mano. Y ahí estaba, la corriente eléctrica que tanto describían los libros que leía cuando aún tenía las ilusiones y los sueños intactos.

—Mucho gusto—apretó un poco mi mano. Creo, o mejor, quiero pensar que él también lo sintió en aquel momento. Luego de breves segundos la soltó—Oye América, soy cristiano y en mi iglesia harán un culto para que los que no conocen a Dios, se acerquen a él. Puedes ir si quieras—me entregó uno de los tantos folletos que tenía en su mano y volvió a sonreír—espero verte allí, nos vemos—se despidió y continuó repartiendo aquellos folletos a desconocidos, muchos le asintieron amablemente, otros lo ignoraron y finalmente hubo algunos que lo despresiaron y lanzaron el papel a la basura. Yo sólo me quedé parada y miré como mi cuerpo se aferraba a aquel pedazo de papel con ilustraciones y versículos bíblicos, sin saber, que pronto esa sería mi salvación.

Buscando mi sonrisa [Sonrisas Parte I] [Cristiana]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora