Sólo me quedaba por arreglar mis asuntos con una persona. Tomé un taxi que me llevó hacia la Iglesia en la que acostumbraba encontrarme con Gabriel. La fuente de la parte trasera sabía toda nuestra historia de tantas veces que nos observó.
—Menos mal que estas aquí—dije llamando su atención. Él alzó la vista y me miró. Sus ojos se veía tristes, era como si hubieran perdido aquel brillo tan singular que tanto me gustaba.
—Has venido—murmuró acercándose a mi—creí que nunca más volvería a verte—levantó su mano y acarició mi mejilla izquierda—¿Dónde has estado, América? Me has hecho mucha falta.
—Debías tomar tu desición, Gabriel. Yo no podía meterme ni obligarte a estar conmigo—respondí mientras mi comenzaba a quebrarse—No pongo en duda que me quieras, pero imagino que el amor por tus padres y la devoción por tu familia es más fuerte que lo nuestro.
—América...—una lágrima adornó su hermoso rostro—yo lo siento.
—Está bien—con voz dulce limpié su rostro—Yo no quiero que te sientas mal, todo lo contrario. Me gustaria que cuando me recordaras lo hicieras pensando en este corto y gran amor pasajero que compartimos. Siempre te voy a estar agradecida Gabriel, porque me diste esperanza y ganas de vivir, pero lo más importante fue que me presentaste con Dios. Gracias.
—¿A dónde irás con esa maleta?
—Me voy a Londres—respondí nuestros rostros estaban tan cerca que me era imposible no perderme aún más en el cielo de sus ojos—Toma esto—metí mi mano en el bolsillo de mi chaqueta y saqué un sobre—leelo cuando estés solo. Adiós—hice un gran esfuerzo para separar de él pero al final lo conseguí.
—Espera—sostuvo mi mano—¿Puedes darme un beso de despedida?-Asentí despacio, era difícil creer que esa sería la última vez que probaría sus dulces labios—Te quiero—dijo cuando no separamos.
—Yo también te quiero. Si el plan de Dios es que nos volvamos a ver, estoy muy segura de que nuestros caminos se cruzarán de nuevo.
Me alejé oyendolo llorar y conteniendo para no derrumbarme, ese día había sido una tormenta de emociones. Me giré para verlo por última vez sin que se diera cuenta y lo observé abriendo el sobre blanco que guardaba mi carta. Sonreí recordando las palabras que había escrito.
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Buscando mi sonrisa [Sonrisas Parte I] [Cristiana]✅
Historia CortaAmérica es un triste chica que quiere desesperadamente que su dolor desaparezca, entonces conoce a Gabriel, un ángel que le abrirá las puertas del cielo y las de un mundo eterno lleno de paz. Porque no hay nada más maravilloso que el amor de un pad...