Capítulo Ocho

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—Te encontré—se acercó de forma sutil hacia mi.

—No sabía que me estabas buscando.

—Yo tampoco—confesó alarmado al fijarse en mi rostro amoratado—¿Qué fue lo que te sucedió?—alzó su mano y acarició mi pómulo golpeado.

—¿No te lo imaginas?

—Debes denunciar esto—comentó pero me negué—imagino que no estás aquí para llorar en silencio y que las personas no te vean ¿verdad?—él lo sabía, sabía porque estaba allí y tenía el presentimeniento de que también me entendía.

—No pude saltar, lo que soy es una cobarde.

—Eso no es verdad—su expresión cambió de preocupada a seria—No lo hiciste porque aún quieres seguir luchando. ¿Aún no te das cuenta, América? Tu corazón y tu alma desean encontrar alegría y no se van a dar por vencido aunque piensen que no vales nada. Inconscientemente estas luchando así que no te llames cobarde—se acercó aún más a mi rostro—Dios ha escuchado tu grito de auxilio por eso estoy aquí.

Ya no habían dudas, sus palabras alentadoras se clavaron en mi mente y suspiré—Llévame a ese lugar en dónde puedo sentir paz. Llévame porque tengo ganas de buscar mi sonrisa.

Buscando mi sonrisa [Sonrisas Parte I] [Cristiana]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora