Estaba de pie escuchando desde la puerta todo lo que aquel pastor decía. Sus palabras me hicieron reflexionar y plantearme muchas cosas. Ese hombre era muy inspirador y estaba consiguiendo que empezar a tener cierto interés.Nunca había sido una creyente, pero si todo lo que escuchaba era real, entonces ya no tendría que ahogar mis penas en alguna nueva droga que fuera consumiendo mi salud poco a poco, o beber hasta olvidar para al día siguiente volver a recordar. Mi vida era un desastre y necesitaba un poco de orden en ella ¿Pero cómo podía conseguir un poco de estabilidad si ni siquiera en mi propia casa era tratada como un ser humano? Fue lo que me pregunté en su momento. Mientras observaba desde la distancia a el chico que insistió tanto en que viniera, su rostro mostraba paz y sonreía como si para él no existieran las lágrimas, como si no supiera lo que es el dolor ¿Algún día yo podría sonreír de aquella forma?
Cuando todo terminó me acuerdo de que me escabullí para que nadie me viera pero mi plan no terminó como esperaba. Gabriel me encontró antes de que pudiera caminar demasiado lejos.
—Viniste—dijo sin esconder su alegría—eso me alegra mucho. Espero que te haya servido de algo.
Me escogí de hombros y me fijé por primera vez en él completamente y no sólo en su rostro. El chico del que más tarde me enamoraría, era sólo unos centímetros más alto que yo. Su cabello era rojizo y como cualquier pelirrojo su piel carecía de color, era muy pálido. Azul celeste era el color de sus ojos, mirarlos era como echarle un vistazo al cielo. Sus rasgos era finos, él parecía tan perfecto, tan pulcro. No era un saco de músculos, pero tampoco estaba gordito, mas bien lucía delgado.
—Quiero conocerte más—dijo lleno de convicción—¿Qué tal si me cuentas algo que te duele o te ponga triste, y luego yo te cuento algo que me duele?
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Buscando mi sonrisa [Sonrisas Parte I] [Cristiana]✅
Short StoryAmérica es un triste chica que quiere desesperadamente que su dolor desaparezca, entonces conoce a Gabriel, un ángel que le abrirá las puertas del cielo y las de un mundo eterno lleno de paz. Porque no hay nada más maravilloso que el amor de un pad...