Ugh, lunes.
Ocho de la jodida mañana.
Voy a matar al hijo de puta de Rusell la próxima vez que me lo cruce en el ring. O en la calle. Sinceramente no me importa, pero como que me llamo Louis jodido Tomlinson que voy a romperle a ese capullo el cuello. O una pierna, a lo que llegue primero.
Trato de levantarme con todo el cuidado que puedo, pero mis costillas rugen en protesta, y me quedo genuinamente sin aire a medio camino de estar derecho.
Voy a matar a Rusell. He dicho.
Camino lentamente al baño, y encuentro la pomada que el doctor me recetó. El idiota me recordaba cada vez que me veía a la cara mientras me revisaba que tenía la puta suerte de que no estén rotas. Gracias, imbécil, pero si esto es suerte para ti, no quiero imaginar la vida de mierda que seguro tienes.
Luego de una meadita, una buena ducha, un lavado de dientes y dos calmantes que sé que me caerán como la mierda, salí rumbo a la cocina dispuesto a hacerme el café más cargado que mis manos sean capaces de preparar. Y algo de fruta, o Zayn me arrancaría el cuello.
Mi teléfono sonó en algún lado de mi casa, pero recién lo encuentro cuando la pantalla se vuelve a iluminar con el nombre de uno de mis únicos tres amigos.
Patético.
-Ho...-
-Juro que si te quedaste dormido te patearé las pelotas hasta el próximo año.
-Oh, hola, pedazo de imbécil. Estoy bien, ¿y tú?- El sarcasmo fluyó por toda mi voz, y Zayn suspiró aliviado.
-Maldición, menos mal. Estoy entrando a tu edificio, déjame abierto.- Y cortó.
Con un suspiro me acerqué a la puerta, tratando de recordar por qué el único hombre más insoportable que yo es mi mejor amigo, y volví a la cocina, agarrando otra taza. El portazo que Zayn pegó me hizo fruncir el ceño.
-Mi puerta no es giratoria, estúpido. No la rompas.- Me giré a mi amigo con las dos tazas, encarando a la mesa del comedor. Automáticamente, sus ojos cayeron en mi ajustada ropa interior que no hacía mucho por disimular mi polla.
-Hola, pequeño Louis.- Estiró una mano tatuada para agarrar su taza, y levantó su cara para encontrarse con mi ceja arqueada.
-¿Pequeño? ¿Quieres volver a tenerlo en el culo y comprobar que mientes?- Me burlé.- Puto glotón.
-Es demasiado temprano para volver a follarte, por Dios, cómprate un dildo .- Bufé.- Dame mi café, tenemos veinte minutos para irnos, porque si no muevo mi culo hoy van a patearlo en la próxima pelea, y tú lo patearás en serio por perder.
-Eso te pasa por dar asco.- Tararee.- Hay fruta allí, tráela.- Y le pasé por al lado, riendo cuando una fuerte palmada me cayó en el culo.
A las nueve menos cuarto, los dos salimos por la entrada principal del edificio. Llevábamos bolsos excesiva e inútilmente grandes y sendos cigarrillos en los labios. Pantalones cortos de fútbol, buzos gastados, gorritos y guantes; una vibra de que podríamos darte la paliza de tu vida sin esforzarnos.
Err, sí. Podemos.
Caminamos a mi auto, lo cierto es que es un Jeep, y tiraramos sin cuidado las cosas. Zayn se metió en el lugar de copilto en una calada, y yo arranqué como el maniático al volante que básicamente soy rumbo a la mierda en la que mi amigo es obligado a entrenar.
Puede o no que tenga problemas con el exceso de volocidad, que la historia me juzgue, pero bajamos a tiempo, minutos antes de las nueve, en el gimnasio pijo de Zayn, con él cagándose en todos mis muertos a mi lado.

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KNOCK OUT
Não FicçãoLouis Tomlinson es el rey, y le pateará el culo a cualquiera que intente negarlo. Es arisco, mal hablado y atrevido, y está tan alejado de todo lo que Harry Styles es que lo único que puede pasar cuando se encuentren es un jodido show de fuegos arti...