Capítulo 10 - ko.

1.5K 64 31
                                        

Jodido Jesuctisto, ¿qué mierda es ese ruido?

Me estiro sacando mi brazo fuera de la cama, temblando un poco y agarro mi celular con un insulto.

-¿Quién coño eres y qué mierda pasa ahora?

-¡Lou! ¿Alguna vez vas a atenderme de forma amable?- Harry se queja del otro lado de la línea y yo sonrío, al escucharlo maniobrar por la calle, tratando de no matar a nadie.

-Amor, ¿qué coño quieres y por qué mierda me llamas tan temprano?- Me estiré con una risa, volteándome para mirar al techo.

-Dios, eres imposible.- Bufó.- Más te vale que estés listo, pasaré por ti en unos minutos.

-Oh, mierda. Mi alarma volvió a fallarme. Lo siento cielo, sube cuando llegues, yo iré a bañarme.- Y ahora sí salí de mi cama, gimiendo un poco.

-De acuerdo amor, te veré ahora.- Sentí su sonrisa a través de la línea, y rebusqué en el cajón de la ropa interior.- ¿Lou?

-Dime.- Empecé a caminar hacia el baño en medio de un bostezo.

-Feliz cumpleaños.- Sonreí un poco.

-Gracias, bebé. Te veo ahora.- Y corté.

Veinticuatro de diciembre. Nochebuena, y mi cumpleaños.

El tiempo corre rápido. Nada más hay que vernos a Harry y a mí. Estamos juntos desde principios de octubre, y parece que funcionamos, de alguna jodida forma. Somos increíblemente parecidos en algunas cosas y acérrimos en otras, pero esa chispa que encendió todo sigue más viva que nunca, creciendo a cada paso.

Poco a poco fuimos conociéndonos; ahora sé que que su padre lo abandonó a los dieciséis y que su madre vive aún en Holmes Chapel. No fue un niño con amigos, por lo que nada queda en su pueblo para él. Él sabe que mis padres están muertos y mi hermana no me habla, que el que fue mi mejor amigo de la infancia me repudia y ayudo económicamente a su abuela Jo, la última persona que me queda en Doncaster. Sé cosas tontas también, como cuál es su color favorito o quién fue su primer beso. Sé que mide un metro ochenta y tres, cuál es su marca de cereales favorita y la fecha de su cumpleaños.

Pero la cosa más jodida que descubrí, porque él aún no me lo dijo, es que él es Edward Cox.

Es gracioso, porque fueron pequeñas piezas que fueron cayendo. La primera fue que, revisando los últimos movimientos de mi cuenta bancaria, una pequeña "C" estaba detrás de su apellido en el remitente de una transferencia. No tomé mucha importancia de eso realmente, pero luego empezaron las coincidencias en los libros, sobre cosas al azar qué el había aprendido a hacer por curiosidad, como los puntos de sutura, la cocina o el francés. Empecé a poner atención, y todos sus libros tenían algo de él. Las dedicatorias, agradecimientos, siempre había letras que me hacían pensar en su familia. Y lo último pero no menos importante, la cantidad absurda de dinero que tenía, y el que esté siempre escribiendo y jamás me deje ver.

En fin, es gracioso saber que tu ¿pareja? es tu escritor favorito, y realmente ya no sé si algún día me lo dirá. Pero hey, es su secreto, no tiene por qué contarlo.

Salgo de la ducha justo cuando escucho mi puerta cerrarse, y me meto el cepillo de dientes a la boca con una sonrisa, esperando ver a Harry aparecer en cualquier momento.

-¡Louuu!- Su voz ya me hace jodidamente sonreír mientras cepillo mis dientes en calzoncillos, y me giro a la puerta, esperando su rizada cabeza aparecer.- Quiero mostrarte algo, ven aquí.- Escupí y me enjugaué rápido, yendo hacia el living.

-Espero que no hayas comprado otra planta, por... ¡¿QUÉ COÑO LE PASÓ A TU PELO?!- ¡¿QUÉ COÑO LE PASÓ A SU PELO?!

La sonrisa enorme de su rostro flaqueó y tocó su corto cabello un poco nervioso.

KNOCK OUT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora