¡Quiero un bebé! » minatozaki sana.

☁️TEN

La coreana despertó temprano notando la habitación siendo un desastre, en el suelo se encontraban sus ropas, apartó la mirada y observó a Sana completamente desnuda, descansando en su pecho.

Escuchó la televisión encenderse, cómo pudo se zafó de la adormilada Sana. Se colocó un camisón grande y unos bóxers para salir de la habitación.

— Jinjin ves caricaturas mientras me baño?

— ¡Aquí estaré! — aseguró la pequeña.

La coreana se adentró al baño de su habitación intentando ser rápida en su aseo matutino. Por otro lado una japonesa comenzaba a abrir sus ojitos, el ruido del televisor la había despertado.

Sana al notar su desnudes sintió sus mejillas arder, se incorporó en la cama cubriéndose con las cobijas. La puerta del baño se abrió saliendo por ella la coreana con un top deportivo y una toalla rodeando su cintura.

Minatozaki no pudo evitar formar una sonrisa al observarla de esa manera.

— Buenos días — saludó la menor.

— Muy buenos días — murmuró Sana.

La coreana camino hasta Sana dejando un corto beso en sus labios, al alejarse tomó la ropa interior de la extranjera.

— Me encargaré de lavar esto, toma algo de mi armario para vestirte — habló T/n.

Sana asintió notando a su compañía dejar la habitación. Juntó fuerzas levantándose para ir a darse un baño.

Ryujin jugaba observando a su tía preparar el desayuno, su risa inundó el apartamento al notar que su mayor preparaba panqueques en forma de corazón.

Cuándo el desayuno estuvo preparado y ordenado en la mesa Sana se adentró al comedor vistiendo un camisón ancho de T/n.

— Justo estaba por llamarte, ¿desayunas con nosotras? — inquirió la coreana.

Sana asintió. Tras saludar a Ryujin tomó lugar comiendo de la fruta y panqueques.

— Tía Sana, ¿cuándo irá a visitarnos? — interrogó la niña eso capturó la atención de Kang.

— ¿De dónde la conoces Jin? — indagó la coreana.

— Nayeon es de mis mejores amigas, somos muy cercanas — explicó Sana.

Mientras el desayuno estaba presente el tono de llamada de Kang hizo eco en el comedor. Al tomarlo notó que era su asistente preguntando si ella asistiría o no al trabajo, la respuesta fue simple, un "no".

— ¿Pasarás el día aquí? — preguntó la especialista en dirección a Sana.

— ¿Tú qué opinas Ryujin? — cuestionó Sana.

— ¡Si! Vayamos al parque — sugirió la niña.

...

Sana llevaba unos minutos vistiéndose su tarea era difícil ya que no se encontraba en su hogar y la ropa de T/n no era muy su estilo, más bien nada su estilo.

Ryujin se encontraba impaciente frente a la puerta, ¿por qué su tía Sana tardaba tanto?

— Tía.... — llamó la pequeña.

— ¿Si? — inquirió la mayor.

— Amo mucho a tía Sana, pero, ¿podría apurarla?

Kang rió al ver a su sobrina tan desesperada por ir al parque, camino hasta la habitación pero antes de poder llegar Sana salía de ella.

— Wow — exclamaron las dos coreanas observando a Sana.

— Vámonos, se hace tarde — comentó la japonesa tomando las manos de las embobadas coreanas.

Las tres salieron del edificio, ya en el estacionamiento subieron al coche de T/n. La coreana fue la encargada de manejar al parque.

Al llegar al lugar Ryujin no perdió tiempo y corrió hasta los juegos siendo vigilada por sus tías. Las mayores decidieron en sentarse sobre una banca.

Sana buscó la mano de T/n, unieron sus manos acariciando sus dedos con delicadeza. El corazón de Kang dolió un poco sabiendo que ella no debía de alimentar aún más el amor que sentía por Sana.

— Esto está mal — murmuró la coreana.

La japonesa recargó su cabeza en el hombro ajeno y suspiró cansada ahí.

— Lo sé — agregó Sana. 

— Sólo desearía ser ella, ser quién te espere en la cama y te abrace antes de preguntar cómo fue tú día, ¿sabes, Sana? duele saber que no soy la persona a la cuál buscarás cuándo tú corazón duela, me lastima la idea de que sólo buscas sexo conmigo — masculló la coreana.

— Sexo es lo último que buscaría contigo, adore cada cosa que experimentamos, pero te lo juro que yo no lo nombraría de esa manera, hicimos el amor, ¿lo entiendes? — habló Sana.

T/n buscó la mirada de la extranjera y se inclinaron al mismo tiempo uniendo sus labios en un beso lleno de amor.

Unas manitas apartaron sus rostros, era Ryujin con un pequeño puchero en sus labios.

— ¿Por qué besa a mi futura esposa? — refunfuñó la pequeña mostrando sus evidentes celos.

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