☁️NINETEEN

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Sana termino de desempacar todo

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Sana termino de desempacar todo. Había vendido su apartamento ya, la mayoría de sus cosas estaban ahora en su nuevo hogar con T/n.

— ¡Ya acabé! — festejó.

La japonesa fue hasta la cocina buscando su nueva bebida favorita, jugo de naranja. Bebía tranquilamente sentada en el taburete cuándo unas manos acariciaron su cintura.

— ¿Preparaste algo para comer? Pensaba que podríamos salir por carne — murmuró T/n.

— Vayamos — siguió Sana.

— Te doy unos minutos para que te prepares, te estaré esperando — concluyó la coreana.

Sana se adentró a la habitación que compartían y comenzó a vestirse por algo casual, no se sentía con ánimos de algo glamoroso.

Cuándo ambas estuvieron listas subieron al auto, la coreana manejo a un buen restaurant de carnes, justo lo que Sana siempre quería.

Pidieron unos buenos platillos y comieron tranquilamente.

— ¿Qué es la habitación cercana a la nuestra?, la que está al lado — inquirió Sana.

T/n lo pensó y se encogió de hombros.

— Se supone que lo usaría cómo un gimnasio, ¿que piensas sobre el? — preguntó T/n.

— Tengo tres meses ahora y pensé que esa podría ser una buena habitación para el bebé — habló la japonesa.

— ¿Quieres quedarte en ese lugar? Bien podríamos mudarnos a un apartamento más amplio.

Sana abrió sus ojos sorprendida y negó repetidas veces.

— ¿Hablas en serio? Tienes una oficina, tres baños y cinco habitaciones, eso es suficiente.

T/n rió negando, para ella nada sería suficiente si se trataba de su japonesa.

— ¿Quieres pintar la habitación? Podría ser del color que elijas — masculló la coreana.

— Lo haremos, también podríamos comprar algunos muebles — siguió Sana.

— Es más ahora que acabemos te llevare a una tienda departamental para buscar algunas cosas, también deberíamos buscar cunas.

— ¿Podemos también buscarle ropa? — inquirió la japonesa con ilusión.

— Compraremos lo que tú quieras — soltó la menor inclinándose a besar los labios ajenos.

Dos pequeños besitos. Sana sonrió enormemente, se sentía tan feliz, su embarazo estaba yendo de maravilla, sin ninguna complicación, lo mejor es que pronto sabrían el sexo de su bebé.

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...

Sana dio un brinquito al ver unas prendas azul pastel, sin duda se vería bien en su futuro bebé.

— ¿Podemos llevar esto? — cuestionó emocionada.

— Toma lo que quieras — respondió T/n.

La japonesa eligió aquellas ropitas y las guardó en el carrito de compras, siguieron caminando hasta llegar a la zona de toallas y cuidados de baño.

— Escuché que es difícil bañarlos, podríamos comprar esa tina, nos serviría mucho — habló Sana.

— Cariño, no necesitas mi confirmación, de verdad toma lo que quieras — repitió la menor.

— Te amo mucho — susurró Sana, se inclinó besando los labios de su compañía.

— ¿Me amas? Eso es nuevo — masculló la menor, Sana sonrió avergonzada — También yo te amo.

— ¿Cuándo me pedirás que sea tú novia? Comienzo a creer que realmente no te gusto — bramó la mayor.

— Creí que ya lo éramos, conoces a mis madres, vivimos juntas, tendremos un bebé, ¿eso no confirma nuestro noviazgo? — gruñó la coreana.

Sana dejó un nuevo besito y sonrió asintiendo. Tomó aquella tina especial para los baños del bebé y la dejó sobre el carrito. Entraron a una nueva sección que era la de productos para dormir.

La japonesa se perdió en sus recuerdos al ver una pequeña luz en forma de angelito, ella tenía una así en su niñez, la recordaba con claridad, entonces el rostro de sus padres al enterarse de su divorcio apareció, ellos estaban tan desilusionados.

— ¿Todo bien? ¿Te molesta algo? — interrogó T/n.

— Mmh si — mintió la mayor.

Las manos de T/n aprisionaron la cintura ajena y se inclinó para dejar un besito en la frente de su novia.

— Dime qué pasa — pidió.

— Olvide a mis padres, deberíamos hablar con ellos, ¿y si me separan de ti cuándo el bebé nazca?, yo realmente no quiero eso — titubeó.

Sana estaba nerviosa, comenzó a sentir miedo de lo que podrían hacer sus padres, T/n se inclinó dejando un besito en sus labios y acarició sus manos.

— Estaremos bien, lo prometo.

— Gracias amor — susurró Sana.

— Por ahora no pienses en ello, yo misma lo solucionaré — prometió la menor.

— Por ahora no pienses en ello, yo misma lo solucionaré — prometió la menor

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¡Quiero un bebé! » minatozaki sana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora