☁️ELEVEN

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Después del parque ahora las tres estaban entrando al apartamento del MiChaeng, el matrimonio las llamó por separado pidiéndoles ir al apartamento lo más pronto posible

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Después del parque ahora las tres estaban entrando al apartamento del MiChaeng, el matrimonio las llamó por separado pidiéndoles ir al apartamento lo más pronto posible.

— Ve a buscar a Yeji — mandó T/n a Ryujin.

La pequeña coreana asintió corriendo por el pasillo en busca de su prima.

— ¿Para que nos llamaron? — preguntó Sana.

— Ocurrió un problema con mi hermano y debemos ir al hospital, ¿les importa cuidar a dos niños más?, pensamos en llamar a Nayeon pero — relató Chaeyoung y fue interrumpida.

— Ellas no pueden ni con Jung, yo los cuidaré, no hay problema — tranquilizo T/n.

Sana asintió también, entonces las casadas las observaron expectantes.

— Les pedimos que los cuiden no que jueguen a la casita feliz — aclaró Mina.

— ¡Ya está! Los llevaré a cenar, me avisan si puedo ayudarles en algo más — dijo T/n.

La coreana tomó el brazo de Mina yendo a armar el equipaje de los niños y contarle lo que había sucedido anoche. Sana hacia lo mismo junto a Chaeyoung. Cuándo sus relatos finalizaron se presentó aquella pregunta que haría un cambio.

— ¿Te gusta? — interrogó el MiChaeng.

En diferentes habitaciones se había hecho la pregunta, las reacciones fueron distintas; Sana se sonrojó y T/n creo un puchero. Pero aún así la respuesta fue la misma.

— Me encanta — afirmaron ambas mujeres.

Mina suspiró cansada al escuchar por primera vez aquello salir de los labios de su mejor amiga, T/n jamás había afirmado que le gustase alguien, desde la universidad fue una fuckboy de primera, siempre aclaraba que era sólo "sexo".

En la sala Chaeyoung gritaba emocionada al escuchar la confesión de su mejor amiga, Sana mantenía su rostro sonrosado.

— Sabes qué te apoyaré en todo, pero antes de ilusionarte más deberías terminar el proceso con Dahyun y pedirle el divorcio — habló Chaeyoung.

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...

Los cinco se encontraban ahora en el estacionamiento de un lujoso restaurant. Kang observó a los niños sentados en los asientos traseros, ¿cómo debería llevarlos?, lo último que quería era hacer cargar a Sana alguno de ellos. Tras pensarlo un rato se decidió.

— Te encargas de Yeji — mandó la coreana.

— ¿Segura? Puedo llevar a Hyunjin en brazos.

— No quiero que te canses Sana, sólo toma la mano de Yeji — pidió T/n con una pequeña sonrisa.

Cargó en un brazo al pequeño y en el otro recostó a Ryujin, ambos eran los menores así que lograría llevarlos sin problema. Sana tomó la mano de Yeji y en esas posiciones se adentraron al restaurant.

Al tomar una mesa alejada del resto los meseros llegaron a tomar el pedido. Hyunjin se encontraba en una silla especial, Ryujin y Yeji en el medio de sus mayores.

Mientras esperaban sus alimentos unas manos masajearon el cuello de T/n.

— ¿En que momento creaste esté ejercito? — indagó Seulgi a su hija.

— ¿Una chica? Eso es nuevo — murmuró Irene.

El rostro de T/n ardió por la vergüenza, olvidó que sus madres podrían aparecer por ahí, digo eso era claro ya que el restaurant les pertenecía.

— Mamás ella es Sana — presentó.

— Soy Seulgi, ella es mi esposa Irene, todo un gusto conocerte — terminó la primera.

— ¿Ustedes son novias o algo complicado? — indagó Joohyun con evidente emoción.

T/n se disculpó con tan sólo la mirada, Sana sonrió levemente.

— Somos algo complicado, sin duda — respondió la japonesa.

— Tenle paciencia, nuestra hija puede ser un tanto difícil, siempre quiere hacer el bien — habló Joohyun.

El matrimonio tomó lugar en la mesa también y sin poder evitarlo Sana junto a Irene entablaron una conversación respecto a la extranjera. En el otro extremo de la mesa Seulgi interrogaba a su hija.

— Si quieres estar con está mujer debes dejar ese encanto por cada mujer qué pasa frente a ti, ¿tienes una idea de todo lo que tienes que cambiar para amarla a ella? — habló Seulgi — Deberas cuidarla, dedicarte a ella, cambiaras tantas cosas.

La mano de T/n se posicionó en el pecho de su madre y le pidió que se tranquilizara.

— Me gusta, creo que quizás estoy enamorada de ella, haría todo por ella y cambiaría cada cosa mal de mí para evitar que se marche. Me gusta mucho mamá — confesó.

Seulgi sentía sus ojos acuarse y sin poder soportarlo se inclinó para abrazar a su hija, se encontraba sumamente orgullosa de la madurez repentina de su hija.

Seulgi sentía sus ojos acuarse y sin poder soportarlo se inclinó para abrazar a su hija, se encontraba sumamente orgullosa de la madurez repentina de su hija

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¡Quiero un bebé! » minatozaki sana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora