☁️TWENTY ONE

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La coreana estaba sobre el sofá esperando a su novia, irían juntas a la casa de los Minatozaki

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La coreana estaba sobre el sofá esperando a su novia, irían juntas a la casa de los Minatozaki.

Sana estaba temblando de nervios en la habitación, ¿sería difícil hablarle a sus padres?, llevaba sin verlos desde hace meses.

Cuándo las novias se encontraron una sonrisa apareció en sus labios.

— No puedo creer lo hermosa que eres — suspiró la menor.

— ¿Crees que soy hermosa? Estoy un poco gordita.

T/n fue hasta su novia acariciando su estómago regordete, dejó un beso en la zona y después subió a besar los labios propios.

— El embarazo te sienta bien, y no, no estás gordita, Sana — regañó la coreana.

— Te amo — respondió la japonesa.

Antes de poder responder la menor adentró su mano a su jersey sacando de ella aquella cajita especial, al abrirla mostró el contenido a su pareja, Sana sonrió.

— Lo vi y no pude evitar imaginar que en ti se vería perfecto — contó la menor.

Kang tomó aquel collar dorado y lo pasó por el cuello de su novia. Al acomodarlo dejó un besito en los labios de Sana.

— Si no me dejas después de hoy, lo siguiente que te daré será un anillo — prometió T/n.

— Bobita, sabes que jamás te dejaría — aseguró Sana.

Entrelazaron sus manos y salieron del apartamento, seguido del edificio, hasta entrar ambas al auto de la menor. El viaje sería de tan sólo treinta minutos así que Sana decidió acomodarse de una manera en la que pudiera dormir.

El embarazo de ocho meses la tenía muy cansada siempre.

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...

— Hasta que aparecen, creímos que habían decidido cancelar — masculló con desagrado el señor Minatozaki.

Se adentraron a la enorme mansión de la pareja, al estar en la sala Sana se reencontró con su madre, la mujer al verla no pudo evitar correr a su hija.

— ¡Sana! ¿Cómo sucedió esto? ¿Por qué no estaba enterada de tú embarazo? — interrogó la mujer.

— ¿Debo explicar realmente cómo sucedió? — se quejó Sana confundida.

No quería andar contando sus intimidades a su madre.

— No tonta, mejor siéntense, ¿ustedes son novias o sólo están unidas por el bebé? — indagó la mujer.

— Somos novias — aseguró T/n.

El señor Minatozaki bufó al escuchar aquella afirmación.

— ¿Tienen alguna imagen del bebé?, muero por ver, déjenme — pidió la señora.

Sana soltó una risilla, T/n sacó la última ecografía pasándosela a los casados. La señora Minatozaki comenzó a llorar, el señor sólo observó sin entender la imagen.

— ¿Por qué hay dos bebés? — cuestionó el hombre.

— Tenemos mellizos — soltó la menor.

T/n abrazó por la espalda a su novia dejando besitos en su hombro. Los casados se encontraban lloriqueando en sus lugares.

— ¿De verdad? — indagó el hombre perplejo.

— Sip, una niña y un niño — aseguró Sana.

— No sé realmente que decir, estoy sin palabras, tú niñita acabas de volverme abuelo — se quejó el hombre en dirección a la coreana.

— ¿Eso está bien? — preguntó la menor sin entender muy bien lo que ocurría.

¿Sus suegros la aceptaron o no?

El hombre se levantó de su lugar y la rodeó en un abrazo. Al separarse repitió la acción la mujer.

— Está muy bien, Sana es nuestra princesa, siempre lo será. Agradezco que tenga alguien cómo tú, tan valiente cómo para encararme en mi trabajo, o para venir a mi hogar — soltó el señor.

El rostro de Sana se desfiguró, giró hacia su novia buscando alguna explicación.

— ¿Cuándo fuiste a su trabajo? — preguntó la japonesa menor.

— Mmh amor, y-yo — balbuceó la coreana.

— ¡La acepto! Sin duda lo hago — soltó el hombre.

— Deberíamos conocer a tus padres, ¿que opinan de una cena aquí mismo? — planeó la mujer.

Sana asintió ante la idea. Ambos señores se levantaron emocionados alardeando que irían a contarle a sus amigos cercanos que serían abuelos.

— Estuvo mal irlo a encarar sin mi consentimiento, aún así lo agradezco, te amo mucho Kang — musitó la japonesa.

— Lo siento por eso, fue todo culpa de Tzuyu, te amo más Minatozaki — correspondió la coreana.

Ambas se inclinaron y cuándo estaban por unir sus labios el estómago de Sana recibió pequeñitas pataletas. La japonesa guió la mano de su novia hasta los golpes, sonrieron.

— Ellos están muy felices también — aseguró Sana.

T/n llevó sus labios al vientre de la japonesa y posó un beso en la zona.

— Los amo mucho — suspiró la coreana.

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¡Quiero un bebé! » minatozaki sana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora