Eighth day: us

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El miedo me invadió de nuevo, estaba cansado de esto, de sentirme como una puta basura y aún así, aún así estaba aquí sin querer arreglarlo, algo andaba mal conmigo y no me importaba en lo más mínimo.

Dime Noah, ¿Qué debo hacer? ¿Debería rendirme?

Suspiré mirando las cosas, por la ventana comenzaba a entrar un luz blanca, era una hermosa luz, eso era porque la luna ya estaba iluminando todo, ya era tarde y no quería irme de tu habitación, podía volver al día siguiente pero no quería solo irme y dejar todo aquí...

— Alex — oí a tu madre y entró con una bandeja con comida y agua — debes tener hambre, ven, come un poco

— gracias — respondí caminando hacia ella y tomé las cosas sentándose en tu cama — yo, ¿Puedo quedarme para terminar?

Ella solo sonríe y asiente mirándome — claro que sí, me hubiera gustado tenerlo aquí — decía mientras yo continúo con mi comida — no sabía que estaba tan mal, siempre sonreía alegre, le daban sus episodios pero, por lo general siempre hablaba de lo bien que se la pasaba.

Solo la escuché, Noah, ¿De verdad no eras feliz?

Te esperaba abajo de aquel paraguas, de nuevo llovía a cántaros y yo no quería estar aquí, la lluvia incrementaba y tú no salías.
Pronto te miré y corriste para abrazarme — Alex — susurraste antes de besarme, solo te tome de la cintura, estos saludos eran los mejores de todos — mi Alex, debemos buscar el tesoro

Solo camine a tu lado, me llevaste de la mano buscando tu "tesoro" que no era nada más que una plumilla, no tocas ningún instrumento pero te gusta coleccionarlas.
Ríes demasiado cuando vamos a comprarlas, te encantan...

Cuando tu madre se fue de la habitación me senté mirando tus cosas de nuevo, estaban aquí esas plumillas en una cajita, no miento tenías como doscientas de esas cosas, abracé la caja aferrado a ella, lloré de nuevo como un niño pequeño.

Mi Noah, ¿Por qué decidiste dejarme aquí solo?

— Alex, abrázame fuerte — me pides y lo hago, siempre hacia lo que pedías — me gusta cuando lo haces, me siento seguro a tu lado.

— siempre te voy a cuidar Noah — bese tu cabeza mientras miramos las estrellas, te abracé tan fuerte como pude sin lastimarte, quiero disfrutar tu aroma, era muy bueno, como a flores y cereza, seguro es tu jabón corporal o el jabón que usa tu madre para lavar tu ropa

— no me huelas tanto — reíste en mis brazos — me haces cosquillas

— hueles muy bien, me gusta ...

— llévate mi bufanda — dijiste de repente — así me vas a recordar cuando no estemos juntos.

Así lo hice, desde entonces conservo esa cosa a mi lado, ese pedazo de tela que abrazo cada vez que puedo, recordando la suavidad de tu piel y el olor de la misma.

Mi Noah...

El nosotros está roto, roto como nunca pensé que estaría, ojalá pudieras decirme que estas bien...

Dear DiaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora