01: First meeting?

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Yeonjun.

La primera vez que lo vio, estaba en su tienda favorita. Buscaba una nueva chaqueta, puesto que el frío empezó a hacerse presente y no tenía con qué cubrirse de él. En ese momento, su vista viajó de todas las prendas negras hasta la entrada de la locación, en la cual, un chico relativamente bajito estaba parado. Vestía un pijama de estrellas moradas y azules, un suéter como dos tallas más grandes y calzaba pantuflas.

De conejo.

Conejo.

Yeonjun pensó que era la vista más adorable que había tenido en el día.

O en su vida.

Probablemente la segunda.

Abrió un poco más sus ojos al momento en que el chico entró al local. Cabe destacar que todos le vieron. Absolutamente todas las personas dedicaron su atención al muchacho que se había introducido.

Y no de una buena manera.

Comenzaron a escucharse risas y burlas despectivas por toda la tienda; sin embargo, el chico de suéter rosa no parecía percibirlas.

Tomó la primera camiseta que consideró decente y siguió su camino hacia el mostrador.

Yeonjun alcanzó a escuchar perfectamente aquella conversación. Tampoco es como si se hubiera acercado unos pocos pasos para oírla. No, claro que no.

Bueno, sí.

—Creo que se equivocó de tienda, joven —dijo el tipo del mostrador, con tono burlesco.

—¿Disculpa?

—Ya sabes, por aquí no vienen muchos... afeminados.

¿Afeminado? —cuestionó, evidentemente molesto—. ¿Te digo qué no es afeminado? Mi pene. Ahora solo cóbrame la maldita camiseta que tu cara me enferma —finalizó.

Después de eso no hubo más. Lo último que vio Yeonjun, fue al chico de pantuflas de conejo dejando la tienda.

«Woah...», pensó. Y sin querer, se volteó a donde el mostrador.

El tipo tenía un ojo morado.

¿Aquel chico lo había golpeado? ¿Cuándo que no se había dado cuenta?

«Tengo que contarle a Kai de esto».

Beomgyu.

Era la última vez que le compraba un regalo a Huening. La última vez.

—Estúpido Kai... —masculló mientras caminaba de vuelta a su casa. Cientas de miradas estaban clavadas sobre él.

Estaba acostumbrado.

Y serían más cuando ingresara a su nueva escuela.

«Al menos conozco a Kai... —pensó—. Creo que es mejor no conocer a nadie».

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