06: Work

2.2K 391 73
                                    

Yeonjun.

Beomgyu también le tocó como pareja para la clase de Historia. No terminaron la actividad por estar tonteando sobre "lo mal que se veía la maestra con ese suéter".

Yeonjun se dio cuenta que Beomgyu no hablaba mucho. Pero cuando lo hacía, podía decir las cosas más maravillosas del mundo.

Ahora mismo estaba yendo a su casa. A terminar el trabajo que dejaron incompleto por pasársela burlando de la docente.

«—Choi, el trabajo no importa. Ese suéter merece todas mis críticas tanto como tú mereces escucharlas».

Rió ante el recuerdo.

Beomgyu le había dicho que vivía a dos casas del hogar de Kai, así que no tuvo pierde. Visualizó dos casas, una rosa pastel y otra azul.

Tocó el timbre en la primera.

Una chica castaña con mechas rubias abrió la puerta. Le miró fijamente. Por mucho tiempo, para el gusto de Choi.

—¡Hola! Busco a Beomgyu, ¿esta es su casa, no? —preguntó, esbozando una sonrisa.

La chica intentó responder, mas no pudo decir nada puesto que fue empujada y Beomgyu se dejó ver.

—¡Yubin, te he dicho mil veces que no abras la puerta!

—¿Por qué no, estúpido? —la escuchó decir desde el interior de la casa.

—¡Porque puedes ahuyentar a las visitas, adoptada!

Yeonjun no pudo reprimir una risa ante aquella respuesta.

—Oh, Yeonjun, eres tú, pasa —dijo haciéndose a un lado—. Si sientes que algo se aferra a tu pierna, solo ignóralo y se irá.

Yeonjun frunció el ceño ante lo dicho por el contrario. Y, cuando dio dos pasos para adentrarse a la casa, sintió algo tomar su pierna, como lo había dicho Beomgyu. Bajó su mirada y vio una niña. Una niña aferrada a su pierna derecha sin intenciones de dejarla ir.

Yeonjun suspiró al ver la escena.

—Minji, creí que ya habíamos hablado sobre esto —mencionó Beomgyu, cansado. Al parecer, no era la primera vez que la pequeña hacía tal acción.

Y Yeonjun quiso ayudar.

Se agachó y tomó a la infante entre sus brazos, cargándola. Ella le miró y Yeonjun le sonrió.

Minji empezó a llorar.

Yeonjun rápidamente la dejó sobre el sofá, alejándose lentamente.

—Lo siento —susurró apenado.

—No te preocupes —contestó Beomgyu, sin prestarle mucha atención, parecía que buscaba algo con su mirada—. Okay, Yubin está de adolescente caprichosa en su cuarto, Minji y Minseo están aquí, entonces falta... ¡Byulyi! —exclamó.

Otra niña, un poco más grande, salió corriendo fuera del baño, con el papel higiénico en mano.

—Oh, ahí está. Bien, Yeonjun, ¿prefieres hacer el trabajo en mi cuarto o aquí? —preguntó, señalando el panorama, donde dos de las pequeñas se peleaban por una muñeca.

—Tu cuarto suena bien.

Beomgyu asintió, y lo guió hasta la habitación.

En las escaleras, una duda asaltó al más alto. —Beomgyu, ¿y tus padres?

—Mi padre salió a comprar cigarrillos hace como diez años y mamá trabaja por las tardes. Yo me quedo cuidando a las cabezas de demonio —respondió con naturalidad, abriéndole la puerta de su cuarto al mayor.

Lo primero que captó Yeonjun, fue la excesiva cantidad de peluches que yacían sobre la cama de Beomgyu. Había osos, gatos, perros, conejos e incluso, Yeonjun podía jurar que veía un unicornio escondido por ahí.

—Qué lindos, ¿son de tus hermanas?

Beomgyu le miró.

—Son míos, idiota.

Y se dedicaron a realizar el trabajo.

Beomgyu.

Para su sorpresa, acabaron antes de lo previsto.

—Entonces... —empezó Yeonjun, con la intención de iniciar una conversación fuera del tema del proyecto, pero se vio interrumpido por el sonido de una alarma.

«¡Ya son las cinco!», pensó Beomgyu, con una sonrisa. Se levantó de su asiento, rebuscó algo en los cajones de su escritorio hasta que lo encontró: una pelotita de plástico, algo pesada.

El mayor le miraba expectante.

Beomgyu se dedicó a golpear la pared del lado izquierdo de su habitación con aquel juguete.

Yeonjun alzó una ceja. —¿Qué haces?

—Golpeo la pared con una pelota, duh.

—Me refiero al porqué lo haces.

—Yubin siempre duerme a esta hora. Me gusta molestarla —explicó—. Ahora, ¿podrías hacerme el favor de hacer cuenta regresiva desde cinco?

Yeonjun asintió.

—Cinco, cuatro, tres, dos..., uno.

—¡Beomgyu, pedazo de idiota! ¡Basta! —se escuchó el grito de la chica desde otra habitación.

—¡No quiero! —contestó de igual manera, solo que riendo.

Yeonjun sonrió. —¿No te llevas bien con ella?

—Nunca he tenido una relación buena con Yubin, y todo empeoró cuando entró en séptimo grado.

—¿Por qué? —volvió a preguntar, puesto que él tenía una hermana y se llevaban de maravilla.

—Trajo a su primer novio a la casa, y estaba muy emocionada. Yo estaba en la sala, cuidando a Minji y Minseo. No sé si el tipo estaba confundido o si simplemente era gay y salió con Yubin porque parecía hombre, pero el punto es que ella en un momento se distrajo y él comenzó a coquetear... conmigo. Fue algo traumático porque el chico ni siquiera era atractivo. Estaba horrible, pero eso no evitó que Yubin se enojara conmigo de por vida —contó, aún golpeando la pelota contra la pared.

Lo único que pudo hacer Yeonjun fue reírse.

Mucho.

—Oye, no te rías, que tu hijo podría pasar por una situación igual.

—Choi Beomgyu, eres la primera persona a la que conozco que hace que el novio de su hermana coquetee con él —soltó entre risas.

Beomgyu quería grabar esa risa.

—¿Qué te puedo decir? Soy irresistible. ¿Me has visto con mi camisa de perritos? Hombre, las mujeres me envidian.

Yeonjun solo volvió a reír.

Beomgyu realmente quería esa maldita risa de tono de llamada.

BITTERSWEET | yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora