01: Beginning

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Beomgyu abrió perezosamente sus ojos.

Sábado. Día libre.

Hubiera sonreído y vuelto a dormir, de no haber sido porque la persona al lado suyo (Yeonjun) estaba con el ceño fruncido, viéndole fijamente.

—¿Pasa algo...?

—¿Por qué no te embarazas?

Beomgyu parpadeó. Vio por cierto tiempo a Yeonjun, se levantó, buscó el teléfono y ulteriormente marcó un número que poco concurría.

—¿Policía? Sí, verá, creo que mi esposo se ha vuelto loco —dijo, y pudo haber seguido con aquella conversación, mas el mayor le arrebató el teléfono y colgó—. ¿Quién eres y qué hiciste con Yeonjun?

—Beommie, yo soy Yeonjun...

—Si intentas algo raro, juro que te empujo por la ventana.

—No intentaré nada raro, Beomgyu.

—No me retes.

Se miraron por unos momentos.

—Conociéndote —empezó Beomgyu—, supongo que esa fue una manera... sutil de recordarme que quieres niños, ¿no es así?

Yeonjun asintió y Beomgyu suspiró.

—Es decir —dijo el mayor—, creo que es momento. Digo, hasta Soobin y Kai ya adoptaron una niña.

Beomgyu frunció el ceño. —¿Adoptaron una niña?

—Sí.

—Pero si se llama Souping.

—Suning, Beomgyu. Suning.

—Oh...

Beomgyu se encaminó lentamente hacia el comedor, sentándose en la mesa con sus codos apoyados en esta. Yeonjun le imitó.

—Yo también creo que "es momento" —inició, haciendo comillas con las manos—. No. No creo. Es momento —enfatizó—. Ambos tenemos trabajos estables, ¿no? —Yeonjun asintió—, tenemos un lindo hogar y... seríamos buenos padres, ¿no crees?

—Sí —Yeonjun volvió a asentir, entusiasmado—, ¿entonces...?

—Sí, Yeonjun —dijo Beomgyu, achicando sus ojos—. Adoptaremos un gato.

—... ¿Qué?

—¿No quieres un gato?

—No..., es decir, sí —se corrigió—. Solo que yo no hablaba de eso. Me gustaría un gato..., creo que sería divertido criar, pero no es a lo que me refería.

—¿Quieres un perro?

—Beomgyu... —suspiró, pasando una mano por su cabello—. Hablo de niños. Bebés.

Beomgyu parpadeó. —¿Un cachorro, entonces?

—...

—Aunque tú ya estás criando a un animalito muy tierno llamado Beomgyu.

Yeonjun prefirió no seguir con la conversación.

[...]

Ese mismo día, Beomgyu decidió llevarlo a comprar las cosas necesarias para la semana porque, bueno, eran una pareja normal y necesitaban champú y más comida.

Pero la cosa es que Yeonjun comenzó a pensar que el mundo lo odiaba, pues cada vez que volteaba a cualquier lugar, estaba un niño. O en su caso, un bebé.

Yeonjun no podía contar la cantidad de veces que se encontró a una niña pidiendo un juguete nuevo o a un varoncito jugando con su padre, o a un bebé dormido inclusive.

Todos esos escenarios aumentaban sus ganas de adoptar a algún pequeñín.

Y luego estaba Beomgyu, quien se debatía en llevar o no pan integral.

Terminó por llevar el normal.

[...]

Al estar haciendo la fila para poder pagar e irse de una buena vez, Beomgyu notó cómo Yeonjun se la pasó haciendo caras raras —según él chistosas— para que la pequeña bebita enfrente suyo sonriera.

Y ese acontecimiento lo hizo pensar.

Ambos habían crecido sin un padre —al parecer los cigarros en aquella tienda eran muy buenos—, y, al adoptar un niño, no solo le estaban dando la oportunidad de tener un papá.

Sino que, tendría dos.

Lo cual sonaba mucho más genial, sinceramente.

—¿En qué piensas? —curioseó Yeonjun una vez en el carro, pues su pareja tenía tiempo que parecía perdido.

—En... —empezó, pero se detuvo, ¿se lo decía ya? Bueno, no importaba tanto, Yeonjun llevaba año y medio hablándole sobre adoptar niños— en que... yo también quiero adoptar.

Yeonjun bufó. —¿Ahora qué? ¿Un conejo? ¿Un hámster?

—Yo hablaba de niños pero el hámster suena tentador.

El mayor abrió sus ojos, ¿en serio fue Beomgyu quien había dicho eso?

—¿Sabes qué? Olvida los niños, mejor sí adoptamos un hámster —dijo—, le podríamos llamar Bartolo.

El contrario no contestó, simplemente sonrió.

—Yeonjun, este no es el camino a casa.

—Lo sé.

—¿Me estás secuestrando?

—No.

—¿A dónde vamos?

—Al orfanato.

—¿Tan rápido? ¿No crees que deberíamos esperar un poco más? ¿Prepararnos psicológicamente? Ya sabes, mentalizarnos que ya no podremos salir tanto como antes.

—Beommie, nunca salimos.

—... Tienes razón.

—Además —agregó—, tener una niña en la casa serí-

—Hey —interrumpió—, ¿una niña?

—Sí...

—Yo quiero un varón.

—...

—...

—¿Piedra, papel o tijera?

—... Oh, Dios.

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