02: Second meeting?

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Beomgyu.

El parque no era de sus lugares favoritos. Pero era eso o su casa con sus ruidosas hermanas.

El parque ganaba por mucho.

Sonrió ante el hecho de que ahora vestía ropa modesta. El día anterior tuvo que salir en pijama solo porque había olvidado el cumpleaños de Huening. El cual resultó no ser ayer, sino hoy. Su denigración social no había valido nada.

Se rió de sí mismo.

Cuando terminó de reírse, notó cómo un niño le miraba, llevaba un helado en sus manos y no podía rebasar los diez años. Beomgyu le iba a decir algo, pero el chico salió corriendo.

«Buena elección», pensó.

Siguió al infante con su mirada hasta que este chocó con alguien, derramando su helado sobre la camiseta del contrario. Era un joven vestido completamente de negro, con tatuajes y —a lo que Choi alcanzó a ver— piercings también. El pequeño lucía asustado, Beomgyu pensó que sería golpeado.

Contrario a sus pensamientos, aquel chico de cabello también negro —como el azabache— tomó la mano del niño y lo llevó donde el heladero. Le compró otro postre frío. Con más cantidad.

—Yo sí le hubiera dado una paliza... —musitó, haciendo que la ancianita sentada a un costado de él, se alejara.

Yeonjun.

Con su camiseta manchada y sin dinero, no tuvo nada más que hacer que sentarse —y ni siquiera en una banca, en el pasto— para simplemente observar el lugar. Analizó a las personas que estaban allí: uno era el niño con quien había chocado anteriormente, ahora se le veía muy feliz sentadito comiendo su helado, otra era una niña jugando a la pelota, sola. Yeonjun quiso jugar con ella, pero estaba seguro que la madre lo tacharía de pedófilo.

Yeonjun pensaba que ese término era horrible.

Desplazó su mirada hacia el otro lado del parque, donde estaba un chico sentado en una banca, solo también. Choi pensó que lo había visto antes. Achicó los ojos para detallar la vestimenta del chico: llevaba pantalones grises, una camiseta y tenis del mismo color. Pensó que era muy normal, y después se percató del estampado de la camiseta.

Era un perrito, de raza pug con un arcoíris tras él.

Yeonjun rió y el chico le miró. Al parecer su risa fue más fuerte de lo que pensó.

Le sonrió y el castaño le sacó la lengua.

Entonces recordó dónde lo había visto.

«¡Pero si es el chico de pene no-afeminado!»

Beomgyu.

«¿Aquel emo me estará acosando?»

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