BITTERSWEET | yeongyu

Epílogo: Bitter, bitter all the time

—Yeonjun, recuerdas cuando en la universidad... —Beomgyu no pudo continuar, pues el susodicho había soltado la caja que sostenía solo para ir y taparle la boca al castaño.

—No —respondió—, no recuerdo nada de la universidad y nunca lo haré.

Beomgyu rió.

—Iba a decir que si recuerdas cuando en el último año de universidad me propusiste matrimonio y te dije que no y casi lloras.

El mayor se sonrojó, avergonzado.

—Bueno, no es mi culpa que pensaras que era una broma...

—Es que, por Dios, Yeonjun —dijo, entre risas—, ¿a quién se le ocurre proponer matrimonio de esa forma?

—A mí...

Cuando Yeonjun le dio la carta, la pregunta era: "¿Puede todo ser como antes?", y Beomgyu, había contestado que sí. Mas no pasó mucho hasta que regresaron y Jisoo regañó a Yeonjun, Hyejin regañó a Yeonjun, Yubin regañó a Yeonjun, Yeji regañó a Yeonjun... En suma, muchas personas regañaron a Yeonjun antes de que todo volviera a ser como antes. Y en esas vacaciones, más los años restantes de universidad, el mismo Yeonjun se dio cuenta que no podía estar sin Beomgyu.

Y Beomgyu se dio cuenta que nadie podría aguantarlo, más que Yeonjun.

Yeonjun pensó que sería una linda idea proponerle matrimonio.

Así que lo hizo.

Un día antes de la graduación —porque sí, Yeonjun tenía que hacer todo a última hora—, fue con Beomgyu, se posicionó detrás de él y susurró con voz grave: "Espero que hayas disfrutado tus últimos días de soledad...", y allí, lo volteó sonriendo cual niño pequeño y finalizó con un"¡porque pienso pasar el resto de mi vida contigo!", entre risas, asimismo mostrándole un pequeño anillo, y Beom no hizo más que reírse y preguntar si se encontraba bien.

Eso casi hace a Yeonjun llorar, hasta que Beomgyu analizó bien las palabras antes dichas por su novio y entonces se dio cuenta.

Oh.

Y fue así, como terminaron en un pequeño departamento en Seúl, donde Beomgyu no se había percatado de que habían dos habitaciones extras sino hasta el día que oficialmente se mudaron.

—Yeonjun, esas dos habitaciones sobran, ¿por qué?

—Oh —exclamó—, es para los niños que adoptemos.

Qué.

—¿Tú... quieres tener niños?

—¡Claro que sí!

—...

Oh, Dios.