Beomgyu.
El día de San Valentín corría. Era una de las épocas favoritas de Beomgyu porque, en las tiendas, los dulces —en especial los chocolates— y los peluches —los más lindos— estaban a mitad de precio y podía comprarse todo lo que quisiese. Para él mismo, claro. Además de que ese día podía usar un suéter rojo que le encantaba.
Sin embargo, no le gustaba salir y ver a las parejas besándose y mimándose, pues para eso estaban los dramas de adolescentes que tenía Yubin. Aunque tampoco le gustaba encontrarse con las personas solteras quejándose de estar solas, si quería oír quejas sobre soledad, solo llamaba a Kai.
Se vistió con el suéter rojizo antes mencionado y tomó su cartera. Quisiese o no, tenía que ir a la tienda —y a la papelería.
Yeonjun.
San Valentín no le gustaba. Para nada. Contrario a muchos días festivos que él disfrutaba, el catorce de febrero no estaba en ellos. Su hermana y su madre salían con sus parejas y él se quedaba solito en su casa viendo Titanic.
Ni siquiera Disney Channel transmitía películas buenas ese día.
Pensó en llamar a Beomgyu e invitarlo a ver Titanic con él, pero supuso que quizá estaba ocupado, y no quería molestarlo. En parte, sabía que Beomgyu no disfrutaría ver cómo un barco se hunde y Leonardo DiCaprio se congela. O tal vez se reiría. Era más probable la segunda.
Yeonjun se encontró a sí mismo pensando en lo que Beomgyu diría cuando Rose citara "¡Estoy volando, Jack! ¡Volando!".
Yeonjun se encontró a sí mismo pensando en Beomgyu.
La viva imagen de los ojos castaños de Beomgyu invadió su mente. Volteó a ver las flores falsas que su madre mantenía en la mesa de la cocina y pensó:
«¿Por qué no?».
Salió.
Beomgyu.
Estaba arreglando unos últimos detalles cuando escuchó el timbre.
Él siguió en lo suyo.
—¡Gyu, tienes visitas! —escuchó la voz de su madre.
«¿Visitas?», pensó.
Él no esperaba visitas.
Por eso mismo, cuando vio a su madre con un ramo de claveles, a sus hermanas con una margarita cada una y a Yeonjun con un gran ramo de rosas, se sorprendió.
—Choi —saludó.
El aludido sonrió—. Hola.
—¿Por qué traes rosas...?
—¡Oh! —exclamó—, son para ti. Me preguntaba si querías salir hoy, conmigo... Un café aquí cerca acaba de abrir, está muy lindo. ¿Qué dices?
Beomgyu tomó las flores, miró a su madre y ella le sonrió, después miró a sus hermanas, estas hicieron lo mismo.
—... C-claro —contestó—. Espérame un minuto. —Y volvió a su habitación.
Yubin comenzó a reír. Conocía perfectamente a su hermano.
Puede que Beomgyu siempre tenga algo que decir, para todo. Sin embargo, en cuestiones románticas, Choi Beomgyu era un asco, y Yubin lo sabía perfectamente. Lo siguió.
—¡Yubin! —vociferó Beomgyu, al ver a su hermana entrar—. ¡No sé qué pantalón usar!
—Usa el negro, supongo que a Yeonjun le gusta ese color.
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BITTERSWEET | yeongyu
Hayran KurguEllos pudieron ser el típico cliché del chico malo que se enamora del chico tierno... hasta cierto punto. ⋆ Fluff, humor, romance, drama. ⋆ Adaptación, derechos de autor correspondientes a: @-aquilles.