BITTERSWEET | yeongyu

21: Only us

Beomgyu.

Se puso insoportable a mitades de la semana.

Según Yubin, según Byulyi, su madre, su no-tan-enfermo-abuelo y su dulce abuelita.

El chico no paraba con su ácido sarcasmo, fruncía el ceño más de lo usual y algunas veces ni siquiera contestaba cuando le llamaban.

—Yo creo que extraña a Yeonjun —comentó Minji a su gemela. Las dos, cuando querían conversar "en privado", iban hacia su ropero y se encerraban en él, pero dado que no se encontraban en su casa, optaron por el cuartito bajo las escaleras. Había ropa vieja así que no hubo mucha diferencia.

—Yo también —concordó Minseo—. Es como si Yeonjun respirara el odio que le tiene Beomgyu hacia todo y lo convirtiera en amor. Es muy raro.

De repente, la puerta de su guardarropa improvisado, se abrió.

Las niñas miraron a Beomgyu y Beomgyu miró a las niñas.

—Salgan, mi turno —ordenó. Sostenía su celular en su diestra. Con las pocas habilidades que Minseo tenía para la lectura, logró visualizar el nombre de "Yeonjun" en la pantalla.

—Pero aún no hemos encontrado el camino a Narnia —se quejó Minji.

Su hermano mayor bufó. —Claro. Yo sigo con su búsqueda, ahora salgan —volvió a decir.

Las pequeñas se miraron entre sí y se encogieron de hombros. Salieron bajo la castaña mirada de su hermano mayor.

Una vez que las niñas se fueron, Beomgyu se adentró en la pequeña habitación. En momentos como ese, le agradaba su tamaño.

—Bien, habla —dijo hacia el teléfono, mientras se sentaba en el suelo, viendo toda la vieja ropa alrededor de él.

—¡Te extraño! —lo escuchó decir. ¿La voz de Yeonjun siempre era así de calmada?—, fui a ver 'Cinderella' con Kai y Soobin y se la pasaron haciéndose mimos. Una ancianita tuvo que compartir sus palomitas conmigo.

Beomgyu rió. —Son solo unos cuantos días más.

—¡Sigue siendo mucho! —se quejó—, quiero abrazarte. No he abrazado a nadie desde que te fuiste.

—Pues abraza a alguien más —repuso, con obviedad.

—¡Yo quiero abrazarte a ti! —Beomgyu se encogió sobre sí mismo.

—Imprime una foto mía, pégasela en la cara a Kai y abrázalo. Problema resuelto —opinó mientras buscaba entre los bolsillos de los viejos abrigos. Encontró unos dulces y dos monedas.

—Bien sabes que no es igual.

Beomgyu iba a contestar, pero alguien abriendo la puerta lo interrumpió. Yubin.

—Tonto, una chica te busca —anunció. Segundos después frunció el ceño—. Wow, qué raro suena eso.

Él rodó los ojos. —¿Quién?

Su hermana se encogió de hombros. —No sé. Creo que la misma con la que has salido.

Beomgyu bufó. —Chaeryeong. —Echó su cabeza hacia atrás, pegándola a la pared—. Dile que no estoy.