Limpiar los labios de la otra persona con un lamido y un beso.

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Pareja: Nebra x Zora

Por un motivo que Nebra no comprendía había terminado por ser emparejada con algunos miembros de los Toros Negros con cierta frecuencia, el campesino pelirrojo solía ser el elegido, Noelle y el plebeyo sin magia en segundo lugar y luego con otros miembros aleatorios, Zora solía ser molesto e incómodo, se divertí burlándose de ella o haciéndole bromas que le terminaban molestando, lo que la enfurecía era darse cuenta de que cada vez que se encontraban su desagrado por el plebeyo disminuida hasta que finalmente en sus ultimas misiones pudieron trabajar sin conflictos.

- ¿Qué ha sucedido contigo? – Le pregunto una noche mientras estaban acampando luego de terminar una misión de escolta hasta el reino abandonado, iban de regreso cuando les agarro la noche por lo que decidió que lo mejor era detenerse.

- ¿Sobre qué?

- Eso. Ya no me respondes de forma desagradable ni el "Soy de la realeza, soy mejor que tú, plebeyo ignorante" – Hizo una imitación lamentable de ella que solo se gano un ceño fruncido.

- Has hecho esta cama de pasto para mí. – Señalo acariciando las hojas que se encontraban debajo de ella, no era cómodo, pero sin duda seria mejor que dormir sobre la tierra directamente.

- No era para ti, era para mí, pero sentaste tu trasero real. – Contesto rápidamente, pero ella solo le sonrió con una expresión divertida.

- ¿Por eso hiciste otra? – Apunto con su dedo donde se encontraba sentado él – Antes me habrías sacado incluso a patadas si querías.

- No estoy siendo considerado contigo.

Nebra suspiro al verlo girarse dándole la espalda en su cama, debido a su actitud entendía que le tocaría hacer la primera guardia, se termino por acostumbrar que sin importar que dijera o hiciera le tocaba quedarse despierta el primer turno, él simplemente parecía tener un botón de apagado por lo que podía dormirse a voluntad.

Después de unas horas que transcurrieron en silencio, Zora abrió un ojo centrando su atención en la mujer, quien sentada junto a la hoguera mantenía su vista enfocada en un cuaderno donde anotaba cosas luego de mirar un libro a su lado, tenia una expresión de concentración en su rostro, su cabello estaba ligeramente despeinado, sus ojos brillaban por el reflejo de las llamas sobre ellos, estaba sentada sobre sus piernas de forma elegante, su mirada recorrido la piel blanca de sus largas piernas subiendo hasta encontrarse con sus ojos.

- ¿Ya estas despierto? Más vale que no te quedes dormido durante tu guardia. – Advirtió recogiendo las cosas para guardarlas en un bolso que llevaba.

- Si, sí.

La vio acomodarse en la cama de hojas que le hizo, aunque no se lo admitiría la de ella era mas esponjosa que la suya, le estaba dando la espalda y en pocos minutos vio que su respiración se volvía profunda, se arropo con una pequeña manta que traían en sus bolsos para la misión, suspiro con exasperación de sus sentimientos contrariados, al principio ella no dormiría en toda la noche desconfiando de él para que poco después empezara hacerlo ahora no dudaba en caer en un sueño profundo convencida de que la protegería.

Nebra despertó cuando los rayos del sol acariciaron su rostro, se desperezo de su postura acurrucada solo para percatarse de que tenia una segunda manta encima, tenia el olor a madera y ceniza del pelirrojo por lo que sonrió levemente.

- Vamos a empezar el día temprano para que podamos llegar al Reino Noble lo mas rápido posible.

Zora evito mirarla mientras se arreglaba, descubrió en el último trabajo que hicieron juntos que su cabello resaltaba con la luz del sol, y sintió curiosidad de saber como se sentiría en sus manos, procuro darse una cachetada mental a si mismo al tiempo que ella preparaba las latas de comida preparada para estos viajes, le entrego una para posteriormente acomodarse a comer la propia, no le gustaba para nada esa comida, pero sabía que debía alimentarse.

Sucedió algo para lo que no estaba preparada en absoluto, Zora se levanto desde su posición para sentarse a escasos centímetros de ella y cuando giro su rostro para preguntarle que ocurría, se inclino para lamer sus labios limpiando la pequeña mancha del chocolate que comía como postre, estaba tan conmocionada que no se movió incluso cuando sus labios se unieron a los suyos en un beso suave, su rostro se ruborizo furiosamente al devolverle el gesto hasta que se separaron, los dos avergonzados, ella se cubrió el rostro con sus manos intentando procesar lo sucedido, él en cambio sonrió brevemente al verla convertirse en un manojo de nervios, una faceta que le pareció interesante, curioso decidió que quería ver más de esa timidez.

- Andando, señorita realeza. – Dijo como si nada acabara de pasar, se adelanto unos pasos para ocultar la emoción de su rostro.

- ¡Espera...! – Nebra se apresuro a recoger sus cosas para seguirlo, no queriendo quedarse sola en esa zona, su corazón latía demasiado rápido al mismo tiempo que su rostro se mantenía ruborizado, quería pensar que, por la furia de su descaro, pero no se sentía molesta, en lo mas mínimo, solo podía sentir una emoción desconocida creciendo en su interior.

- La próxima misión que te asignen iré contigo.

- ¿Por qué?

- Solo por que quiero.

Nebra se detuvo para mirar su espalda con intensidad sacudió su cabeza demasiado confundida y sorprendida como para pensar con claridad, la yema de sus dedos tocó sus labios recordando el tacto entre ellos, el estúpido campesino se había robado su primer beso, y a pesar de que una parte de ella sabia que debía insultarlo, herirlo por tal descaro otra parte de si misma estaba emocionada, ningún hombre se había atrevido acercarse a ella con intenciones honestas, la mayoría le tenían un sano temor a sus hermanos por lo que evitaban encontrarse a solas con su persona y los miembros de la familia Kira le desagradaban.

El hombre frente a ella era un campesino, que demostraba abiertamente su descontento con la nobleza pero que podía dejar su odio a parte para salvar vidas, fue quien los protegió a Solid y a ella de morir durante la invasión, le debía la vida, apretó los puños de su mano al mismo tiempo que admitía que sentía agradecimiento por su ayuda y que estaba curiosa de como era en realidad detrás de esa mascara.

- Yo... Yo también quiero que vengas conmigo en las misiones. – Susurro empezando a caminar manteniendo su frente en alto, él se detuvo apoyado en un árbol esperándola, podría haberla dejado atrás por lo que el gesto no paso desapercibido, no pudo evitar sonrojarse al quedar a su altura, caminaron juntos cada uno en sus pensamientos.

Ambos esperaban con entusiasmo su próxima misión. 

Cincuenta besos entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora