Un beso inesperado que sorprende a quien lo recibe.

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Finral retrocedió con una mirada sorprendida, Vanessa acababa de besarlo en los labios y ahora sonreía ampliamente, parpadeo varias veces sacudiendo su cabeza para entender en su mente nublada por el alcohol lo que acababa de suceder, ambos estaban borrachos, habían pasado la mayor parte de la tarde bebiendo de la reserva de la bruja hasta que finalmente se quedaron solo los dos en la sala de la base.

- ¿Acabas de besarme?

- Si, eso hice.

- ¿Por qué?

- Te veías triste.

Finral miro el vaso colocado sobre la mesa, ciertamente estaba deprimido, se esforzó en intentar mejorar y ser un mejor hombre para Finesse, pensando que de esa forma lograría ser merecedor de su amor en cambio se dio cuenta de que ella era lo suficientemente dócil como para no importarle con cual de los dos hermanos se casaba, ya fuera Langris o él.

- ¿Tan triste como para besarme?

- Te ves patético.

- Gracias.

Vanessa rio mientras se recostaba sobre la mesa, sin duda mañana los dos tendrían un dolor de cabeza descomunal, se preguntó si se acordarían de lo sucedido, su mirada recorrió la figura atractiva de su mejor amiga, la bruja intento animarlo por todos los medios cuando llego con una expresión devastada, a pesar de todos sus esfuerzos, su padre no lo reconoció como un candidato para sucesor, ni siquiera le permitieron recuperar el apellido "Vaude", aquello fue especialmente doloroso, claro él mismo renegó de su apellido paterno y uso el de su madre, no podía quejarse sobre eso, sin embargo a pesar de que Finesse le trato bien y parecía interesada, la verdad es que una vez que Langris fue nombrado definitivamente como el sucesor ella no tuvo ninguna queja y acepto el compromiso.

- ¿Crees que soy patético?

- Depende. Si es por tratar de cambiar por una mujer que no te ama, la respuesta es sí.

- ¿Te acordaras de lo que esta pasando?

- ¿Sí?

Finral la observo con cuidado como recuperaba su posición erguida, le daba un largo trago a la botella que tenia en la mano y le miraba fijamente, ella era atractiva, ambos lo sabían, también era segura de sí misma y confiable, a él le faltaba confianza pero a su alrededor se sentía libre de ser él mismo, se movió hasta que se besaron nuevamente, si estaba sorprendida no lo pudo notar, sus manos recorrieron sus hombros hasta colocarse alrededor de su cuello, su mano derecha todavía sostenía la botella de licor, fue algo dulce nada apasionado o intenso.

- Esto esta mal.

- ¿Por qué? ¿La señorita Finesse se enfadará que su cuñado bese a una mujer?

- Eso fue cruel. – Murmuro en un puchero, pero su mirada se clavo en los de la bruja – Pero no me refería a eso, estas ebria y yo también, no creo que hacer esto mientras tenemos nuestros sentidos nublados sea lo correcto.

- Acabas de decir una frase coherente y te entendí así que no estamos tan ebrios. – Vanessa acaricio su mejilla dejando un beso al retirar su mano – Si te sientes incomodo, esta bien. Tendremos esta conversación sobrios.

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo.

Finral decidió creer en su promesa, Vanessa siguió bebiendo con una sonrisa que no pudo borrar de sus labios, poco tiempo después estaba dormitando sobre la mesa, el joven no duro mucho más, aunque antes de caer en los brazos de Morfeo coloco su mano sobre la de ella, acariciando su piel con parsimonia, estaba asustado ante la expectativa de la conversación que les esperaba pero al mismo tiempo se sentía entusiasmado. 

Cincuenta besos entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora