Un beso, seguido de más que recorren la mandíbula y el cuello.

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Sus labios se separaron después un beso intenso, lleno de pasión y afecto, luego su boca se movió hacia su mejilla dejando besos de mariposa, descendiendo por su mandíbula y llegando hasta su cuello, ella se rio suavemente a las cosquillas provocadas, él sonrió con orgullo.

Compartieron una mirada enamorada antes de que se volvieran a besar, las manos femeninas se posaron sobre las mejillas masculinas para mantenerlo en su sitio, el chico mantuvo su peso sobre sus codos para no aplastarla, estaban en la habitación de él por que las trampas de la bruja no permitirían que llegaran a la de ella.

Eso era una mentira, los dos sabían que Vanessa quitaría las trampas con una sonrisa llena de complicidad si le pedían que lo hiciera, sin embargo, en la de Asta sentían un poco mas de privacidad.

- ¿Cómo estás?

- Un poco tarde para preguntar. – Se burló con una sonrisa mientras usaba sus manos para empujarlo y que se acostada a su lado.

- Estaba feliz de verte de regreso. – Contesto con honestidad mientras sus ojos viajaban hacia sus brazos vendados hasta los hombros, su rostro tenía pequeñas heridas y su cabello plateado estaba corto por encima de sus hombros.

- Eso puedo notarlo. – Replicó pasando su mano sobre su pecho con cariño, desde que comenzaron a estar juntos tuvo que reconocer que sus pectorales eran una de sus partes favoritas de él.

- ¿Segura que no quieres ir con un sanador?

- Estoy bien, solo son algunas quemaduras, no es nada grave. – Contesto desviando su mirada.

- ¿Es por que no quieres que tus hermanos te vean con el cabello corto?

- ¿No podías ignorarlo? – Murmuro negándose a verlo.

- Creo que te ves hermosa con cualquier corte de cabello o peinado. – Dijo de forma espontanea y honesta, lo que la hizo ruborizarse con una pequeña sonrisa.

- Nuestra madre tenía el cabello largo y liso, soy la única que heredo ese rasgo. – Contó con suavidad mientras tomaba un mechón entre sus dedos.

- Volverá a crecer con el tiempo. – Apoyo su mano sobre su mejilla para que lo mirara – Sin importar si tienes el cabello largo o corto sigues pareciéndote a tu mamá.

Noelle hizo un puchero mientras sus ojos rosados se mantenían fijos en los esmeralda, el tiempo y las circunstancias los acercaron mucho más, además de la confianza en si mismos que habían adquirido a través de sus entrenamientos, éxitos y fracasos permitió que Noelle tuviera el valor de confesar sus sentimientos.

Aquella situación fue sumamente torpe pasando varios días antes de que pudieran sostener una conversación decente, Asta le pidió tiempo para poder darle una respuesta a sus sentimientos, luego de la victoria sobre los demonios en el reino espada los dos fueron hasta el claro del bosque donde solían entrenar, sentados uno junto al otro permanecieron en silencio durante un rato hasta que sus miradas se cruzaron, la sonrisa tímida de ella se ensancho al ver la enorme sonrisa en los labios del chico que se acerco hasta que ambos unieron sus labios en un beso torpe, eso fue el inicio de la relación que tenían ahora.

- ¿Crees que deberíamos decirles ya?

- Como quieras, Noelle. Haré lo que tu quieras y con lo que te sientas cómoda, el Capitán Nozel tiene una buena impresión de ti.

- Ahora. – Puntualizo con una expresión sombría, Asta sacudió su cabeza sonriendo.

Se besaron suavemente, despacio, disfrutando del momento de compartir su calor mutuo, Noelle se inclinó más hacia él profundizando la caricia, Asta se detuvo mientras los dos jadeaban se separo para dejarla recostada sobre la cama, negó con la cabeza al ver las vendas en su cuerpo recordándole que ella estaba herida, tendrían que esperar, estaba bien no tenía prisa. 

Cincuenta besos entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora