Besos en la oscuridad

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Zora pensó que era un día estresante. Tenía una migraña terrible desde el día anterior que no mejoraba, Vanessa y Gordon intentaron darle medicamentos y pociones para ayudarlo, pero el ajetreo normal de la base no colaboraba, los gritos, las agitaciones del maná y el movimiento constante hizo que se hartara. Además, tuvo que lidiar con borrachos y delincuentes durante su patrulla, le dijo al enano que siguiera solo mientras se alejaba para tranquilizarse, la luz hacía que le palpitara con fuerza la cabeza, empezaba a sentirse mareado y con náuseas, apoyo su espalda contra la pared de un callejón sombrío buscando algo de alivio. Se dejo caer al piso, sosteniendo su cabeza entre sus manos, se sentía débil, estaba tan perdido en el dolor que se asustó cuando sintió como unas manos lo tomaban de las mejillas para mirarlo. - Parece que te vas a desmayar. – Parpadeo confundido cuando el rostro de Nebra estaba a centímetros del suyo con una mirada analítica – Tu maná está muy agitado ¿Debería llevarte al hospital? – Negó con la cabeza lo que no fue una buena idea, coloco sus manos en sus hombros para alejarla mientras tosía por las ganas de vomitar. - No hace falta. - ¿De verdad? No estoy convencida. – Ella recupero su posición anterior, levantando su rostro para ver su cara pálida, frunció el ceño sin saber muy bien que hacer – ¿Desde cuando estás así? - Ayer. He tomado pociones y medicamentos, una vez que esta instaurado es difícil de quitar. – Murmuro recostándose en sus palmas – Estás fresca. - No tengo un hechizo curativo, pero mi maná puede reconfortarte. – Creo un piso de niebla debajo de ellos – Volaré lento.- ¿A dónde piensas llevarme?- A casa. - No quiero ir a casa, solo estarán gritando y... - No a tu base, a mi casa. – Replico como si fuera un tonto. - ¿Tú casa? – Abrió los ojos para verla sonreír. - Sí, estarás cómodo en mi habitación y te daré una poción de alta calidad, nada de las cosa baratas que habrás tomado. – Estaba demasiado adolorido para dejarle saber que parecía una idea extraña, solo suspiro y se movió hacia adelante para apoyar su frente sobre su hombro, paso sus brazos por su espalda y la abrazo, su olor, su piel y su maná envolviéndolo fue como un calmante, realmente la necesitaba.- No es una buena idea ¿Cómo entramos a tu cuarto? - Por la ventana. – Se rio levemente antes de gemir por el dolor, a plena luz del día metiéndose por el balcón de un miembro de la realeza, no parecía una buena idea – ¿Puedo? Estoy preocupada. - Si crees que será buena idea, ahora mismo no puedo pensar. Suspiro acurrucándose unos minutos más antes de sentarse en la niebla, Nebra empezó a mover su hechizo con la mayor delicadeza que pudo, se elevó para dirigirse hacia el Palacio, por suerte Zora estaba en el Reino Común así que tendrían un viaje corto, había vuelto a cerrar los ojos durante el trayecto. - ¿Te duele más? - Me molesta la luz. - Esto no te había pasado antes. – Comento una vez que llegaron, abrió la puerta de su balcón y los bajo en el interior – ¿Puedes acostarte en la cama? - ¿Quieres que me acueste en tu cama? - ¿Dónde más? – Zora no siguió preguntando recostándose con cuidado de no sacudir su cabeza, no pudo evitar relajarse por completo en la suavidad y la comodidad absoluta, retiro su máscara dejándola en las sábanas – Correré la cortina para que no tengamos tanta luz. Zora se preguntaba a que se refería así que abrió los ojos para verla jalar una cuerda mientras efectivamente caía una cortina por todos los lados de la cama, bajando la intensidad de la iluminación, también cerro las del balcón, y se dirigió hasta su baño, la intensidad de su dolor disminuyo un poco por la comodidad, el silencio y la penumbra, estaba acomodándose cuando sintió un hundimiento en la cama. - Te he traído esto, es lo que Nozel usa para su dolor de cabeza, tómalas. - ¿Tu hermano sufre de dolores de cabeza? - A veces, casi siempre cuando está trabajando demasiado. – Espero hasta que termino de beber el agua para luego dejar el vaso en la mesa – Por eso suelo estar atenta de sus síntomas. – La miro con tranquilidad, el dolor aun le perforaba la cabeza, pero se sentía mejor, sus ojos empezaban a cerrarse. - ¿Los curanderos? - A Nozel no le gustan, deberías dormir un rato, es silencioso aquí y nadie te molestara.- Excepto tu. – Pensó que ella replicaría a su provocación, pero en cambio sintió sus dedos masajeando los costados de su frente, el movimiento ayudo un poco – Gracias, Nebra. - Duerme. – Obedeció su orden sin siquiera pensarlo, lo que si supo fue que ella se acomodó a su lado acariciando su cabello, despertó algunas horas después- ¿Nebra? – La llamó al recordar donde estaba, el cuarto estaba a oscuras.- Aquí estoy, fui a buscar algo al comedor, las sirvientas no dejaban de mirarme con extrañeza.- ¿Nunca vas a la cocina? - Lo traen a mi habitación, pero no podría explicar tu presencia. – Dejo una bandeja en la mesa mientras abría las cortinas con la cuerda – ¿Cómo te sientes? Tienes que tomar agua y comer un poco, volverás a tomar otra dosis del medicamento y deberías estar mejor. - Me preocupa la experiencia que tienes con esto. – Admitió incorporándose para darle un vistazo a la comida.- No es mucha. – Mascullo mirando hacia otro lado evitando el tema – Solo que me pareció escuchar tu voz extraña cuando conversamos ayer, me dijiste que tenías patrulla y que por eso no podríamos vernos así que solo tenía que buscarte y confirmar que estabas bien, de todas formas te iba a buscar.- ¿Querías sorprenderme? - Sí. – Se sentó en el borde de la cama picando un poco de una tarta que llevo para ella – Termina de comer, no sé si deberías avisarle a tu equipo que no volverás todavía. - Eso sería una buena idea, pero no hará falta, Vanessa sabe que tengo una migraña y estar en la base sería una tortura. – Comió con mas avidez de lo que esperaba, observo ahora si la habitación de su pareja, estaba pulcramente limpio y ordenado, algunos cuadros decoraban las paredes, casi todos de cielos despejados y aves. - ¿Sufres de migrañas con frecuencia? - No, es algo que ocurre ocasionalmente, solo que esta vez fue más intenso que de costumbre. – Se recostó nuevamente en la cama una vez que termino de comer. - No te acomodes tanto, ve a lavarte la cara al baño, hay un cepillo de dientes para ti. – Refunfuño dirigiéndose hacia la puerta que asumió se trataba del baño, se equivocó y encontró el armario. - ¿Qué es esto?- Mi armario. - ¿Armario? Esto es una maldita habitación. – Miro la cantidad de ropa que estaba acomodada, aunque fuera grosero entro con curiosidad. - Sal del armario. – Ordenó deteniéndose en la puerta, Zora miro un estante donde estaban acomodadas figuras de hadas, muchas, de diferentes tamaños y colores, en la parte de abajo un viejo oso de peluche desgastado reposaba tranquilamente.- Coleccionas hadas. - No lo hago. – Negó efusivamente ruborizándose – Es algo que solo haría un niño.- ¿En serio? ¿Qué son estas entonces? - ¡No las toques! – Chillo lo que hizo taladrar su cabeza, apretó los ojos un segundo para calmarse así que ella llego rápidamente a su lado – Lo siento. - Está bien, no las tocaré. – La miro a los ojos durante unos minutos pensativo – Solo me gusta aprender de las cosas que te gustan.- Mi madre las coleccionaba.- Algunas de estas son recientes. – Mencionó con un gesto – ¿Podría regalarte una? – Ella vacilo insegura mirando las figuras con añoranza – No hay nada vergonzoso en esto, sobre todo si es un recuerdo de tu madre, además por fin encontré algo que podría regalarte. – Paso por su lado para meterse al baño sin insistir en el tema.- Nozel no sabe que las colecciono. – Admitió una vez que se volvió a recostar en la cama, su migraña había mejorado mucho – Piensa que las de mi madre están en su habitación, nunca le dije que las tomé.- ¿Por qué? - No lo sé, siempre me he sentido culpable de eso, creo que Nozel conoció a nuestra madre por más tiempo que yo y sus recuerdos... él tiene más derecho a los recuerdos. - Eso es una tontería, era la madre de los cuatro, si pudiera estoy seguro de que Noelle también estaría encantada de tener un recuerdo, no hay nada de lo que avergonzarte. – Se sorprendió cuando ella se recostó a su lado, llevaba puesto un camisón, había apagado las luces y dejado solo una tenue luz en la mesita.- La realeza no debe ser sentimental, es un signo de debilidad. – Mascullo.- ¿Lo dices, aunque me acabas de contar que conservaron intacta la habitación de tu madre? No hay nada de malo en tener sentimientos por nuestros seres queridos y no está mal que extrañes a tu madre. - ¿Ya se te quito la migraña? Estas hablando mucho. - Esta bien, dejaré el tema. – Aceptó con una sonrisa leve, cerro los ojos sintiendo como su mano se enterraba en su cabello, sus dedos fueron gentiles mientras le acariciaba el rostro. - Me alegra ver que estas mejor. – Susurro Nebra, se movió en la dirección en que escucho su voz, buscando sus labios en la oscuridad, beso su nariz en el proceso escuchando una risilla.- Gracias a ti. - A los medicamentos de buena calidad. – Replico besando en la comisura de sus labios, tentándolo.- Los medicamentos ayudaron, pero estar contigo fue lo mejor. – Cambio su posición para quedar frente a ella, se besaron cariñosamente, con calma, disfrutando del contacto. - ¿Sí? - La cama con almohadas extremadamente cómodas es el ochenta por ciento de mi mejoría, sin dudas. – Sonrió sintiendo sus manos sobre su mejilla – El medicamento, el sueño, la comida y la oscuridad el otro veinte.- ¿Y yo? – Cuestionó con un tono ligeramente ofendido.- Tu aporte es incalculable. – La beso varias veces sintiendo como su migraña casi desaparecía por completo, podría haberle dicho, pero no solía mimarlo con frecuencia, así que guardo silencio mientras se besaban en la oscuridad, la abrazo mientras se acurrucaba en su pecho – Te amo, Nebra. – La sintió estremecerse, era la primera vez que se lo decía. - También te amo.

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2022 ⏰

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