𑁍Capítulo 1

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Si me dijeran: ¿Cuál es tu peor miedo?, Sin duda contestaría que la lluvia

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Si me dijeran: ¿Cuál es tu peor miedo?, Sin duda contestaría que la lluvia.

Se que suena algo raro pero es cierto, cuando llueve me suelo poner triste, no me levanto de la cama a menos que sea necesario y por lo regular mi familia intenta animarme. Pero sabía que no todo el tiempo estaría con ellos y tenía que superar ese miedo.

Hace dos semanas desperté de un coma de 5 meses, fue increíble el tiempo que estuve ahí acostada en esa camilla. Todo comenzó un día que era una tormenta eléctrica, mi hermana y yo habíamos ido a una fiesta y de regreso a casa yo había tomado algo así copas pero había sido mi primera vez haciéndolo y no sabía cómo pudiese reaccionar a mi organismo, estaba algo mareada y tenía demasiado sueño, mi hermana por su lado estaba ya inconsciente gracias al alcohol en sus venas, cerré los ojos por unos momentos los cuales tome como segundos y solo sentí algunos cristales en mi cuerpo y rostro. Miré al lado y ahí estaba ella con una herida en su cabeza sangrando abundantemente y cristales alrededor, caí inconciente y lo único que recuerdo era el intenso dolor recorriendo cada parte de mi cuerpo, y ahí justo se me había bajado la beoda.

5 meses después mis padres llorando de alegría me reciben y los doctores diciéndome que estaban a segundos de desconectarme y morir, sin embargo no, todo en contra de mi hizo que regresará a vivir más mientras.

Pregunté a mis padres justamente ayer que era los he le había pasado a Ava -la hermana que iba conmigo en esa ocasión- y ellos me dijeron que había muerto.

Inmediatamente todos los recuerdos pasaron por mi mente, éramos unidas, compartíamos todo aunque en pocas veces no pero éramos simplemente mejores amigas fuera de la escuela -ya que en esta cada quien tenía su grupo-.

Haber aceptado que mi mejor amiga se había ido no era algo bonito.

Las gotas de lluvia resbalaban por el empañado cristal del automóvil, mi cabello negro y rizado estaba en este apoyada mientras mi cuerpo producía escalofríos, lágrimas y dolor interno.

No tenía ganas de leer aquel libro que mi pequeña hermana me acababa de dar como obsequio de haber despertado, mis ojos estaban inchados así como mis mejillas rojas como siempre me suele pasar al estar enojada o triste, mi mente solo recordaba aquellos buenos momentos con mi hermana y ahora saber que no estará más. Me encontraba en el peor estado emocional en ese momento, mis padres no hablaban y suponía que la música que llevaba en los auriculares se oía ligeramente.

Había un ligero olor a flores por el aromatizante de el auto, las luces rojas, blancas y amarillas deslumbran mis ojos y lo único bonito que podía percatar en ese momento eran las luces de la ciudad al lado, ya quería llegar a casa a acostarme entre mis sábanas a llorar e intentar dormir pero el camino fue largo.

-Olivia, Olivia despierta, ya llegamos- mi hermana con suaves movimientos me hizo abrir los ojos lentamente juntando mis cejas haciendo un gesto de frustración y me los talle con mis pulgares intentando deshacer lo hinchado aunque era imposible.

-ya voy- balbucié y abrí la puerta, bajé un pie y toqué el suelo mojado con algunos charcos provocando que algunas gotas se levantarán para después bajar el otro pie.

Había un olor a tierra húmeda en el ambiente y gracias a qué en el camino la lluvia había cesado un poco solo caían unas cuantas gotas sobre mi chamarra negra cubriendome.

Mamá abrió la puerta y entro, después papá y Mayté, puse un pié dentro de la pequeña alfombra para secarse los pies y sentí la calidez de mi hogar de vuelta, mi madre me adentró, cerró la puerta y me ayudó a quitarme la chamarra que estaba escurriendo de agua, me quedé con mi suéter gris y mi vista recorrió las paredes, habían varias remodelaciones, poco notables pero álmenos yo las noté.

Suspiré y la voz de mi madre me sacó de los análisis y pensamientos de mi mente:

-Cariño ve a cambiarte y bajas a cenar- dijo y la miré, asentí con una sonrisa forzada y subí a mi habitación.

Estaba ordenada, tal y como la había dejado la última vez, miré hacia el tocador y era una foto algo polvosa donde yo estaba con Ava, sonreí y la limpie con mi suéter, la melancolía que por algún momento pensé que se había ido ya había regresado nuevamente y mis ojos se nublaron. Dejé la foto en su lugar y seguí mirando a detalle mi cuarto.

-ya te extrañaba ver de esa forma esa parte- la fina voz de Mayté me asustó y volteé a verla, ella sonreía -siempre que la mirabas era porque querías cambiar algo aunque realmente nunca lo hiziste- dejó una risa suave en el aire y solo le dediqué una sonrisa, bajé la cabeza intentando que no viera mis ojos cristalizados, al parecer ella se había dado cuenta y de reojo miré cómo se mordió el labio inferior -papá compró helado, de chocomenta- sonrió tímidamente y alzé la vista, parpadee un poco intentando deshacerme de las gotas de mis ojos y ahora sonreí mostrando ligeramente mis dientes.

-alegria...- dejé una risa al igual que ella y asentí -en un rato bajo- pronuncié con un poco de dificultad.

-te esperamos- dijo y se dió la vuelta, caminó y solo escuché como la suela de sus zapatos estampaba contra la madera que forraba los escalones.

Me dirigí al armario y saqué la pijama. Una vez que me la había puesto sintiendo la suavidad del algodón de la tela fui a un cajón y saqué mi cepillo favorito, regalado por Ava, de Bamboo. Cepille unos minutos mis cabellos y me hize una trenza olgada.

Bajé y vi a todos sentados en la mesa, caminé y me senté enfrente de Mayté y a los otros dos lados del cuadrado estaba mi papá y mi mamá.

-ten, sirvete- mamá me puso entre te el pollo empanizado y tomé una pieza, me sirvió ensalada de lechuga y un poco de leche, ella se volvió a sentar.

-gracias- le dije y ella sonrió.

Olía apetecible, jugaba un poco con la comida y en momentos llevaba pequeñas porciones a mi boca detectando cada sabor que se presentaba.

La cena estuvo silenciosa, ahora los recuerdos se centraban en cuando al terminar de comer jugábamos juegos de mesa en familia, reíamos y gritaba los de emoción aunque aveces también nos enojabamos al perder, era perfecto todo eso, ahora todo estaba aburrido y yo sin tener ganas ni de tan siquiera soltar una palabra.

Una vez que terminamos me fuí a mi habitación ya para acomodar algunas cosas, dijo mi padre que mañana iba a regresar a la escuela y era bueno, ya quería ver a algunos amigos, supongo.

Ordené algunas cosas de mis libros y luego me metí a mi cama. Me cubrí con las cobijas suaves y las sábanas blancas, apoyé mi cabeza en la almohada del mismo color de las sábanas y cerré los ojos. Unos segundos reaccioné y quité la almohada aventando la a el armario y ponerme en una posición muy rara pero cómoda en mi cama, eso de dormir como princesa no era lo mío.

Mañana regresaría a la escuela y tal vez conocería a más personas...

𑁍~•~𑁍


Supongo que estuvo un poco aburrido aunque no lo sé, se que les gustará (espero JAJA), tal vez luego lo edito mientras tanto, :D.

JAJA ok ya, estuve pensando y tardaré en actualizar pero... actualizaré con varios capítulos cuando actualize ;).

Aylz 🌻✨

No soy quien creesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora