𑁍Capítulo 7

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Los días pasaron rápidamente, escuchaba muchos ruidos en las noches y supuse que seguramente ya había un animal que solo estaba aquí de noche pero era raro porque al despertar nada estaba desacomodado, ni siquiera la basura o que nos faltara algo,...

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Los días pasaron rápidamente, escuchaba muchos ruidos en las noches y supuse que seguramente ya había un animal que solo estaba aquí de noche pero era raro porque al despertar nada estaba desacomodado, ni siquiera la basura o que nos faltara algo, aunque mi idea de que alguien pudiese estar también fue descartada porque una persona no siempre estaría afuera de mi casa haciendo cosas y no llevándose nada y eso que tenemos algunas cosas caras.

Últimamente el insomnio se había apoderado de mi y justo ese día estaba con los efectos que causaba el no dormir temprano. Mi cabeza daba vueltas y mis ojos se iban a cerrar en cualquier momento pero no me gustaba dormir en el día, aunque tampoco en la noche, de hecho preferiría dormir en el día para ver la noche pero mi mamá siempre dijo que mi caso era muy extraño.

Esa ocación el sueño ganó y me quedé dormida recargada en el escritorio con tantos trabajos por delante que hacer, ese animal o cosa que fuera tenía la culpa. Cada noche intentaba descubrir que era pero a cambio obtenía nada, ni una pista tan miserablemente pequeña para saber de qué se trataba podía hallar.

De una cosa no me arrepentí, esa cosa fue dormir, mis ojos me pesaban y se sentía tan satisfactorio estar durmiendo hasta que me desperté enfadada.

Las personas suelen despertarse enojadas porque alguien las despierta o algo, o tuvieron un sueño mal y se despiertan pero fue distinto en mi, me desperté de mal humor porque me había despertado, no quería despertar porque sentía que aún debía de dormir más, a penas habían sido dos horas de muchas más que no había dormido.

-¡Carajo!- di un pequeño salto de susto acompañado de un gesto de molestia -¿Qué estás haciendo acá?- pregunté.

-¿No es obvio?- contestó sarcástico -te quedaste dormida, te estoy ayudando con esto, no te quejes- rodó los ojos.

-¿Cómo fue que entraste sin que te dijeran nada?- inquirí acomodando mi cabello desordenado y cubriendo mi rostro con mis manos después de eso.

-¿Me enseñaste la ventana recuerdas?- rió -casi me caigo pero logré entrar.

-eres un cínico, te la enseñé, más no te dije que la podías usar cuando quisieras- mi voz era frustrada. -¿Por qué viniste?- lo miré enojada.

-no quería estar con mi prima ni un segundo más, está enojada con todos y tú...bueno, no eres taaan enojo a como ella- siguió escribiendo.

-¿Tan?-

-bueno, realmente no lo eres, por eso también vine- me miró -vino tu novio- volvió la mirada a los cuadernos con su habla cortante y vacía.

-¿Novio? Yo no tengo novio- fruncí el ceño.

-¿ah no?- me volvió a mirar pero confundido.

-¿No?-

-umh...por un momento creí que sí- se aprecio como sus labios iban a formar una sonrisa disfrazando la de una falsa y forzada. -bueno, ¿Quieres acompañarme?- preguntó poniendo su mirada fija en mi.

No soy quien creesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora