Después de haber hecho aquella rutina mañanera de cualquier persona para ir a su trabajo o instituto papá se ofreció a ir a dejarme junto con mi hermana. Ella iba tres grados menos que yo pero en la misma escuela.
Bajé del auto después de Mayté y me puse del lado izquierdo mirando a todos los que estaban entrando o simplemente estaban parados ahí. No tardó mucho en que algunas personas se me quedaron viendo al igual que otras, de pronto volteé para atrás y papá ya no estaba, suspiré pesada y el hecho de tener todas las miradas en mi, no era algo muy cómodo. Mayté comenzó a caminar hacia la entrada y después de unos momentos yo también. Apreté las correas de mi mochila que colgaban de mis hombros hacia la parte interna de mis brazos del lado lateral de mi torso y caminé aumentando un poco la velocidad.
-Oh cielos, Olivia, ¡Olivia!, ¡Regresaste!- una vez que pase la puerta de la entrada del instituto alguien me abrazó por detrás.
-si, ya, estoy de regreso, Alessandra- giré hacia ella y le dediqué una sonrisa algo cansada y forzada.
-bien, ya quería verte, te has perdido de mucho en estos días- alzó las cejas e infló sus mejillas.
-meses- corregí y ambas dejamos una baja risa.
Posó su mano en su cintura y yo metí mi brazo en el triángulo que este formaba para luego ambas ir a clase como siempre lo solíamos hacer.
Al entrar al salón y sentarme en mi lugar de siempre el cual era el más solitario la comunidad estudiantil me miraba de una forma muy rara, había pensado que era normal por haber regresado después de 5 meses y con miles de tareas sobre mi por hacer pero todos esas supocisiones se pasaron hasta que llegó un chico alto, pelinegro, ojos cafés, un poco rizado, así como mi cabello y con algunas pecas, sus pestañas más largas que las mías y de paso curveadas; puso ambos brazos recargados en mi mesa mirándome fijamente, alzé la vista y por debajo de la mesa le bajé el volumen a los audífonos y me recargué en el respaldo de mi asiento mirándolo fijamente a los ojos pero al ver qué no se iba opté por quitarme un audífono.
-¿Se te ofrece algo o quedarás parado ahí mirándome como imbesil?- pregunté sin quitarle la mirada.
Se relamió los labios manteniendo el inferior entre sus dientes los cuales se veían perfectamente alineados y blancos.
-¿Disculpa?- juntó las cejas y yo me límite a alzar durante algunos segundos la izquierda. La gente ya comenzaba a poner atención a la escena y el docente aún no llegaba.
El tono de la voz que poseía aquel chico tenía un tono varonil y monótona aunque se podía percibir que si estuviera en un estado más relajado y alegre su voz sería hipnótica, la escucharía y no me cansaría de esto, ese no era el punto, el punto era que me estaba reclamando de sentarme en mi lugar algo que definitivamente no tiene lógica,siempre me he sentado aquí y a él nunca lo había visto.
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No soy quien crees
RomanceOlivia y Adrian viven una relación a escondidas, pero ellos también tienen secretos que tanto ella como él esconden. Mientras el padre de Olivia no la deja juntarse con ciertas personas, ella pone la actitud que su padre espera de parte de esta mism...