Tras haberme dejado llevar por ella, llegamos a un lugar de un lago, habían algunas luciérnagas y se escuchaba un ligero sonido de el agua acompañado con el olor fresco. Nos sentamos ambos en un tronco y solo titubeaba intentando sacar tema de conversación aunque prefería solo tenerla al lado, pero amaba su voz.
-¿Qué hora es?- preguntó mirando mi muñeca en la que poseía el reloj de muñeca que Jace me había dado.
-las... cuarto para la una- contesté.
-es mi lugar favorito- sonrió, la poca luz que se reflejaba en su rostro la hacia parecer casi un ángel para mí. -y mi hora favorita también- rió.
-¿Y... cómo conociste este lugar?-.
-umh...- entrecerró un ojo haciendo una mueca -estaba escapando de mis padres, querían que me peinara para la escuela y ni siquiera quería ir, entonces salí de la casa y comenzé a correr hasta que llegué acá y el lugar me gustó. Es el único lugar que mis padres si me buscan no me encontrarían- sonrió.
-¿Y no crees que yo les podría decir?- pregunté un poco burlón. Me miró.
-no- frunció los labios negando con la cabeza -lo creo- continuó -no te creo tan desgraciado- levanté las cejas abriendo un poco la boca.
-pues no deberías de confiar en todas las personas- miré al frente jugando con mis dedos.
-¿Qué escondes, Adrian?- me miró curiosa. -igual no creo que vayas a decirles algo- levantó los hombros.
«Pregunta, pregunta, pregunta, pregunta, vamos boludo, pregunta.»
-¿Por qué depositas tanta confianza en mí, como para enseñarme tu lugar "secreto"?- hize caso a lo que mi mente me decía que preguntara.
-mhh... tal vez comienzo a agarrarte confianza-.
-o tal vez quieres que sea tu amigo- bromeé riendo.
-claro que no- contestó igual. -aunque tal vez no sea mala idea- «lo que no sería mala idea sería besarte, aunque si la sería porque yo no estoy en tu...tz tz tz tz, radar».
Comenzé a reír y le hice cosquillas en su estómago por unos segundos.
Y ahí pensé: nunca fue mala idea haber invadido su privacidad entrando casi cada noche por su ventana y estarla mirando como fingía dormir mientras imaginaba mil historias a su lado.
Los sonidos de algunos grillos se escuchaban, la noche estaba tranquila y se sentia algo tan ligero que probablemente podría dormir acá despreocupandome de lo que pasará a mi alrededor.
Sentí como su cabeza se recargaba en mi hombro, mi nariz comenzaba a doler por el frío oxígeno con olor a alcanfor-eucalipto que producía el ambiente ahí. Todo estaba tranquilo hasta que se escuchó como una canción se reproducía a través de una bocina muy grande, parecía que era una fiesta aunque por lo regular las fiestas empezaban a las 8:00 pm la hora en la que los papás suelen irse a trabajar o a algún motel, nunca se sabe si en verdad trabajarían.
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No soy quien crees
RomanceOlivia y Adrian viven una relación a escondidas, pero ellos también tienen secretos que tanto ella como él esconden. Mientras el padre de Olivia no la deja juntarse con ciertas personas, ella pone la actitud que su padre espera de parte de esta mism...