14 | Quédate

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Capítulo catorce: "Quédate"

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Capítulo catorce: "Quédate"

Spencer había escuchado miles de veces el dicho "todo pasa por una razón". Pero, pensándolo en frío, no podía encontrar una razón por la que Connor querría hacerle tanto daño.

Simplemente era más fácil negarse a intentar justificar sus actos. Le dolía más imaginar que su novio lo había engañado a conciencia y con maldad. Por una vez quería hacerse el inocente y pensar que había sido un desliz, algo momentáneo y esporádico que no significaba nada para él. Sin embargo, su mente le decía "deja de engañarte, vas a hacerte más daño así. Mejor acepta la verdad". Pero la verdad era demasiado dolorosa como para asimilarla.

Su cabeza era un desastre emocional en estos momentos y no ayudaba estar solo. Pero no podía soportar la compañía de nadie, menos la de él. Por esto lo primero que hizo tras huir del salón de actos fue dirigirse a la estación, comprar un billete para un tren que salía una hora antes que el que ya tenía y volver a casa solo. Bueno, al apartamento de Connor. Llamarlo casa dolía, y eso que ya se estaba acostumbrando a hacerlo.

¿Qué haría ahora? No creía poder soportar una noche con él. Sabía que querría hablar y lo último que le apetecía era ahondar más en la herida. En definitiva debía dormir en otro sitio, no sabía por cuánto tiempo, pero era necesario. Tampoco podía quedarse en su antiguo piso con sus amigos porque Will ocupaba su habitación. Y, como era evidente, no tenía ningún familiar cercano al que acudir y pedir ayuda.

Todo esto es una pesadilla.

Se llevó las manos al rostro y se lo cubrió para derramar varias lágrimas silenciosas. El vagón no estaba muy lleno, pero aun así no le apetecía que aquellos desconocidos presenciaran su derrumbe emocional. Sacó un clínex, se limpió como pudo y se acomodó en el respaldo del asiento para quedar casi de frente a la ventana. Solo vio edificios y luces pasar a gran velocidad mientras la noche caía.

Por un momento creyó que sería buena idea distraerse con el móvil, pero solo bastó un vistazo para comprobar que tenía cientos de llamadas perdidas y mensajes sin leer de Connor y sus amigos. Por si fuera poco, no dejaban de llegar miles de notificaciones de las redes sociales. Sin pensárselo dos veces activó el modo avión y se guardó el aparato en el bolsillo, prometiéndose que no volvería a revisarlo en lo que quedaba de día.

En los cincuenta minutos que duró el trayecto no dejó de atormentarse con una pregunta que parecía muy simple pero que lo estaba matando por dentro: ¿ahora qué? ¿Qué cojones iba a pasar después de descubrir...eso? ¿Cómo se suponía que tenía que vivir sabiendo que la persona en la que había depositado toda su confianza lo había traicionado? ¿Cómo iba a avanzar sin Connor a su lado? Tan solo la idea de un futuro sin él lo hacía temblar.

Eso era lo peor de todo, que en los últimos meses había desarrollado una dependencia emocional muy fuerte por él y era consciente de ello. Lo que más le jodía no era ser dependiente de otra persona, sino saber que lo era y no poder hacer nada para cambiarlo. ¿Qué podía decir? Connor siempre había sido bueno en protegerlo y hacerle sentir seguro donde sea. Y ahí estaba el problema: quizás otros no podían hacerle daño, pero él sí. Era tan frágil a sus ojos que sin darse cuenta le había dado el poder de destruirlo, y lo acababa de hacer. Ahora solo eran él y los pedazos de su corazón.

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